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El coronavirus golpea más fuerte a las residencias canarias en los últimos tres meses

Fundación Hogar Santa Rita. EFE/Ramón de la Rocha

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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La vacuna se ha convertido en la esperanza de las residencias de mayores, más golpeadas por el coronavirus desde que comenzara la segunda ola de la pandemia en septiembre. Hasta el último día de 2020, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias tenía contabilizados 59 fallecimientos en residencias. Sin embargo, en los primeros días del año se han notificado otras cuatro muertes asociadas al brote de la macrorresidencia de Santa Rita, otro fallecido a consecuencia del brote de la residencia Cataleya y otro al que afecta a la de San Pancracio Vistabella. Todas en Tenerife, la isla más afectada por la pandemia y con medidas más restrictivas en el último mes. Este Día de Reyes, además, se registraba la muerte de un hombre contagiado en el brote de un centro sociosanitario en El Hierro, la residencia Echedo, con 52 plazas y en la que se encuentran contagiadas 14 personas; 11 residentes y tres trabajadores. 

En total, son 65 las personas que han fallecido con coronavirus en el total de estos centros en Canarias. Se trata de un 15% de las muertes totales en el Archipiélago por esta enfermedad, donde han perdido la vida 438 personas. Mientras en la primera ola de la pandemia el Archipiélago se mantuvo entre las comunidades con menor incidencia del virus en centros de mayores, en esta segunda se coloca entre las regiones donde más ha atacado esta enfermedad. Desde septiembre hasta la actualidad se contabilizan 47 muertes. 

La residencia más afectada por la enfermedad es la Fundación Hogar Santa Rita, situada en Puerto de La Cruz y con capacidad para 712 usuarios. El brote registrado en este espacio está siendo investigado por la Fiscalía, tras una denuncia del sindicato UGT que estima que no se habían respetado los protocolos y que el personal seguía trabajando sin conocer el resultado de su PCR. Desde el pasado 7 de diciembre esta residencia fue intervenida por el Servicio Canario de Salud, con personal del Hospital de La Candelaria. En este centro los contagios han llegado a afectar a más de 250 personas y han fallecido desde entonces 20 usuarios, pero suma otras dos muertes que se produjeron en la primera ola del virus. 

Las residencias de Tenerife, en su mayoría privadas, son las más golpeadas por los brotes y donde más fallecidos se han registrado tanto en la primera como en la segunda ola. En la de San Pancracio Vistabella, con plaza para 28 usuarios, se constató un brote a mediados de noviembre por el que tuvo que ser intervenida también por la Consejería de Sanidad, que asumió su gestión al encontrarse todo el personal en cuarentena. Hasta finales de noviembre se constataron cinco muertes en este brote y una persona más ha fallecido en la última semana. 

Otro de los brotes activos en Tenerife es el de la residencia Cataleya (en el municipio de El Sauzal), que comenzó a principios de diciembre afectando a 32 residentes y a 11 trabajadores. En este centro de mayores han fallecido cuatro personas en diciembre y otra muerte ha sido notificada a principios de este año. Activo continúa también el brote en la residencia de El Hierro donde ha fallecido un hombre. 

Un otoño duro para los mayores

En el mes de noviembre también en Tenerife se registraron tres fallecidos en el brote detectado en la residencia Mirador de Ifara, con capacidad para cien personas. Se inició después de que cuatro residentes y dos trabajadores presentaran síntomas. Tras un cribado en el centro por parte del Servicio Canario de la Salud se contabilizaron los contagios de hasta 18 residentes y 6 miembros de la plantilla. Tres personas han fallecido como consecuencia de este brote. En noviembre, además, se producían dos muertes en una residencia de La Laguna, Nuestra Señora de Los Dolores. 

En Gran Canaria, el brote más duro ha sido el del centro de mayores El Sabinal, en el que fallecieron cinco personas el pasado mes de septiembre. También en esa isla han muerto tres usuarios en el centro sociosanitario Dermatológico. Dos de las muertes se registraron a finales de septiembre y una en octubre. Además, en la residencia de Taliarte, en Telde, se ha constatado el fallecimiento de una persona con COVID-19 en septiembre y otra en el mes de octubre en la residencia del Pino, en la capital de la isla. En total, la isla suma 11 muertes en estos centros de mayores. 

Una primera ola menos virulenta

En la primera ola del virus la mayor parte de los fallecimientos también se produjeron en residencias tinerfeñas (18), la mayoría asociados al brote de la residencia Jardines de San Marcos, en Tegueste, con ocho fallecidos. También se detectaron cuatro en la residencia de Fasnia, cuatro muertes en el Parque Residencial Magnolia y dos en la Fundación Santa Rita. En Gran Canaria, se produjo una muerte en el centro sociosanitario de Agüimes. 

La evolución durante el verano hacía prever que se relajarían algunas de las restricciones que afectan a estos centros, como su duro régimen de visitas o el hecho de que no hayan podido abrir los centros lúdicos para personas mayores, a las que el confinamiento ha arrebatado muchas de sus actividades de ocio. 

La esperanza de la vacunación

El calendario de vacunación de Canarias contra la COVID-19 avanza a buen ritmo. Desde la Consejería de Sanidad del Gobierno regional insisten en que se ha priorizado precisamente a las personas que viven en residencias de mayores y al personal que trabaja en ellas. En las Islas hay 7.042 usuarios en en esas residencias públicas y privadas y en solo la primera semana se pusieron 5.857 dosis. Se espera que en esta semana se continúe avanzando y se cuente con todos los usuarios vacunados. 21 días después se administrará la segunda dosis a todas estas personas. En ese período de tiempo, se terminará de vacunar al personal sociosanitario y se ha comenzado ya con la vacunación de la plantilla de sanitarios. Se trata de unas previsiones que se acelerarán ahora con la llegada de la vacuna de Moderna. 

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