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Secuestro perfecto

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Román Delgado

Santa Cruz de Tenerife —

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Creo que Mariano Rajoy, al menos en público (no hay teides…), sería incapaz de reconocerlo, pero es lo que se respira y palpa en el ambiente: la esperanza de muchos españoles, principalmente de los trabajadores, ha sido secuestrada por la política en el poder, incluso sin mediar palabra.

Sí, ya lo sé: las urnas y la democracia; el voto y la mayoría. Pero esto también forma parte de esa burla, de lo que denomino secuestro. Qué importante resulta ahora, sumidos en la pobreza neta, el cómo se formula la pregunta. ¿Verdad? No es lo mismo decir que vamos a hacer justo lo contrario, o casi, que el anterior mandatario, que ya se lució, a plantear, siempre en esos tremendos bodrios que son los programas electorales, más de lo mismo, que es lo que de verdad hay y habrá. Es decir, se opta por el engaño como medio de supervivencia en la política, siempre con el apoyo inestimable de los sistemas que se encargan de amplificar y repetir, hasta la saciedad, las mentiras o medias verdades, que igual da una cosa que la otra.

En estos días en que Rajoy se satura y nos satura vendiendo optimismo y rayos de luz al final del túnel, y eso de que su gabinete solo ha hecho lo que tenía que hacer para salvarnos, más rápido que tarde, de la que está cayendo…; todos, o casi todos, que hay mucho adepto a la causa pepera y a otras, creen o están seguros de que hay que estar en la clave de lo que dijo Bertolt Brecht en un clásico y maniqueo aforismo: “Cuando los de arriba dicen que habrá paz, los de abajo debemos prepararnos para tiempos de guerra”.

Eso mismo: por mucho que se repita, que se cante y que se grite… que habrá paz, que todo está a punto de arreglarse, muchos ya saben, sobre todo porque lo sufren día tras día, y con la esperanza secuestrada desde hace tiempo, que lo que de verdad habrá es guerra. Y esta guerra no es la de levantarse en armas… No. Esta guerra es la de levantarse a diario sin nada que hacer, con las deudas entrando por entre las persianas, sin futuro en equis metros a la redonda y con muchas bocas abiertas en una pelea por un trozo de ficción. Nos ofrecen la nada y quieren una sonrisa de vuelta. Qué cara más dura.

*Artículo publicado en el libro de cuentos y otros textos llamado PolicromíaPolicromía

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