Un puñado de buenas canciones

Pedro Guerra

Larry Lipton

Santa Cruz de Tenerife —

En los ochenta y los noventa, los sueños tenían seis cuerdas y trastes, y había que cantarlos. La necesidad de expresar lo que se vivía hizo florecer generaciones de creadores que paseaban de local en local con sus canciones. Se cantaba en español, no hacía falta cantar en inglés para tener un buen tema. Habían heredado la fuerza que dieron, entre otros, la Nueva Trova y muchos de los que se comprometieron con los movimientos sociales a un lado y otro del charco. Entre cintas de casete y vinilos de sus referencias, forjaron un sentimiento que luego se transformó en un estallido de creatividad de muchos de los músicos que empezaban a desarrollar su actividad en la última década del pasado siglo XX, y que diera sus últimos coletazos durante la primera década del XXI.

Además, en Canarias este movimiento se conjugó de manera especial, marcado por un ansia de despertar, de crear y compartir la experiencia vital. Tradición y vanguardia dieron lugar a artistas de incalculable valor. En aquel entonces supieron rescatar una identidad propia que luego se pudiera trasladar a las composiciones. Es así como logran tener una sonoridad peculiar, que luego traspasaría fronteras, llegando a cautivar otros públicos más allá del archipiélago.

Pero eran otros tiempos. Hoy, invadidos por el fenómeno cover, padecemos la falta de autores que vayan más allá de la manida versión; veces por falta de iniciativa, veces porque el mercado está contaminado de lo que funciona, de lo comercial, creando un vacío de oportunidades para el que empieza con ilusión.

Hay quien dice que los cantautores no volverán, quién sabe... Yo prefiero pensar que no están de moda pero que aún continúan entre versos, acordes y melodías. Sirva la playlist de este mes para recordarlos a todos ellos, a los que estaban y a los que continúan, a los que siempre estarán.

1) Arena entre las manos de Fabiola Socas: una obertura emocionante, un plan para soñar, para no perder las ganas de vivir: “Y siempre andamos al borde de vivir las cosas que más deseamos”.

2) Cálida mecánica de Fermín Romero: escuchar al grancanario es como sentirse en casa, una voz cercana a la que abrazarse para perderse entre acordes y versos: “Luego lo estético empezó a ser mágico y bailo entre sábanas de un mar lunático”.

3) Anhelante de Luisa Machado: intensa y peculiar, la voz de la lagunera es una de las más emblemáticas del panorama canario. Sus creaciones no dejan indiferentes: “Aunque mi vida se torne errante te juro que anhelante esperaré por ti”.

4) Que me ha dado tanto de Rogelio Botanz: energía vital para revivir. Una revisión de la clásica canción de Violeta Parra: “Hay días en que la vida se da toda de una vez”.

5) Para hoy de Arístides Moreno: denuncia social, existencialismo y una sonrisa en perfecta combinación: “Caigo al universo de besos y flores, de vino divino, bodega interior”.

6) Amores de farmacia de Luis Quintana: historias cotidianas, una visión poética del día a día, de la autenticidad de lo común, complicidad y humor: “La vida, como noria, siempre hace volver”.

7) Devuélveme la luna de Agustín Ramos: versos a dúo para viajar entre metáforas, belleza en forma de guitarra, chelo y voces, la naturalidad de los sonidos: “Que largas son sin tu mano las calles de La Laguna”.

8) Siete puertas de Pedro Guerra: la nostalgia recogida en una canción, esperanza de lo que es, de lo que fue y de lo que probablemente no volverá a ser: “La estrecha inmensidad de las ciudades, la marca que nos dejan las verdades”.

9) Flores nuevas de Andrés Molina: sentimientos que solo la música sabe expresar, hay cosas que son simplemente perfectas: “Será por tu niñez / que tengo tan adentro / donde me habitan / árboles tiernos, /flores, risas”.

10) Luna de los despiertos de Luis Morera: tradición y vanguardia en una voz irrepetible: “Luna que me transportas y que me elevas por los perfiles secos de África, quiero sentirme como tu piel de arena y la sonrisa abierta del Sahara”.

11) Rap a duras penas de Taller Canario: del folclore al rap, un ejercicio de creación con altas dosis de sátira y crítica social: “Porque es una pena que una cosa que no es boba, la coge un tipo y la convierte en moda”.

12) Elena de Jesús Garriga: cuando no hay edulcorantes no hay trampa ni cartón, así de sencillo, así de simple: “Morir es acampar en la desidia de ser objeto de un cobarde y sus mentiras”.

13) Mundo de papel de Marta Solís: la intimidad de un universo personal, un viaje al interior con sabor a celulosa: “Ojalá pudieras perdonar, pasarte de trinchera, contarme que te quedas”.

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