Muere el asesino de los crímenes de la Pensión Padrón de Tenerife

José Antonio L. A., durante el juicio en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife por el asesinato de Adoración. EFE/ Miguel Barreto

Tenerife Ahora

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José Antonio L. A., el asesino de los crímenes de la Pensión Padrón, ubicada en pleno centro de Santa Cruz de Tenerife, ha fallecido, según han confirmado a este periódico fuentes cercanas al caso. Su estado de salud había empeorado recientemente, por lo que había sido trasladado desde la prisión en la que cumplía condena hasta un hospital de la isla, donde finalmente falleció por causas naturales.

José Antonio L. A. fue condenado en julio de 2022 por la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife a 20 años y un día de prisión por el asesinato de su expareja, a la que mató en 2009 en una habitación de la citada pensión, pero cuyo cuerpo no fue encontrado hasta 2016. Un año después de ese crimen (2010), asesinó a otro hombre en el mismo lugar, la Pensión Padrón, una muerte por la que fue condenado a otros 17 años y medio de cárcel. Recientemente había solicitado el tercer grado.

La sentencia por la muerte de la mujer se produjo cuando un jurado popular lo declaró culpable de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, con la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de confesión. Su abogado recurrió ante el Tribunal Supremo al considerar que no concurrían los agravantes de alevosía y ensañamiento.

Los hechos ocurrieron en junio de 2009 pero el cadáver de la mujer, Adoración V.R., fue hallado siete años después, en 2016, en el barranco de Santos, en el que el acusado había escondido una bolsa donde ocultó los restos de la mujer. Unas lluvias movieron las tierras del barranco y la bolsa quedó a la vista de unos paseantes. Sin embargo, lo que llevó a su identificación fueron unas gotas de sangre que se encontraron en el cabecero de la habitación 306 de la Pensión durante la investigación de otro crimen.

En agosto de 2010, un año después del asesinato de Adoración, se halló en la habitación que ocupaba José Antonio en esa pensión, y entre dos colchones, el cuerpo de un exmilitar al que había matado hacía ocho meses.

Ya en la primera sesión del juicio, el encausado confesó el crimen y afirmó que mató a la mujer a golpes, tras lo cual metió el cadáver en un macuto que tiró al barranco de Santos.

La desaparición de la Adoración fue denunciada en 2012, tres años después, por una de sus hijas, pero no fue hasta 2016, siete años después del crimen, cuando apareció el cadáver. 

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