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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Alba ya es oficialmente SAM y se estrella en Lanzarote

Cartel anunciador del concierto de Salvador Alba.

Carlos Sosa

El juez Salvador Alba Mesa, suspendido por el Consejo General del Poder Judicial tras adquirir por auto del TSJ de Canarias la condición de penta-acusado, ha adoptado el nombre artístico de SAM y ha ofrecido un segundo recital musical en el mismo local en el que debutó. Ocurrió el viernes en el restaurante La Gabarra, en el barrio costero de Salinetas (Telde), propiedad de un cuñado del exministro José Manuel Soria.

Alba no se ha complicado la vida a la hora de escoger su nombre artístico y ha optado por las iniciales de su nombre y sus dos apellidos, Salvador Alba Mesa (SAM), que en el cartel anunciador de su concierto hizo acompañar de una fotografía en actitud de recogimiento artístico, casi abrazando una guitarra, como si fuera ahora mismo su única tabla de salvación una vez se desmoronan hasta los autos judiciales que ha venido poniendo en defensa propia. El último, el de la peregrina anulación de la grabación que dio lugar al caso Unión.

Pero volvamos al arte. Con su guitarra y con el respaldo de otro cantante, Dan Medina, SAM ofreció el pasado viernes su segundo concierto “acústico” en La Gabarra para rendir homenaje a su manera a creaciones ajenas de los años 80 y 90 del siglo pasado, con alguna incursión en sus composiciones propias, producto de sus vivencias más recientes tras ser descubierto maquinando contra la jueza que se presentaba a las elecciones de 2015 en la misma circunscripción que el ya mentado José Manuel Soria, dimitido en marzo de 2016 al descubrirse sus cuentas en paraísos fiscales.

En el acontecimiento de La Gabarra se dieron cita su familia y sus amigos, además de nuevas incorporaciones a la claque del juez, en la que se encuentra como vicepresidente del club de fans Juan Santana, el que fuera jefe de prensa del exministro de Industria, el ya referido José Manuel Soria, que ha adoptado a Salvador Alba como invitado todas las semanas en un programa que dirige, produce y presenta en Radio Las Palmas. En él puede escucharse al acusado decir que es víctima de una conspiración que pretende que no pueda continuar presidiendo juicios por corrupción, como los que recurrentemente le venía asignando la Audiencia Provincial de Las Palmas.

Pues sí. La última aportación de SAM a la fauna de burros voladores que pueblan las techumbres y las gárgolas del Palacio de Justicia de Canarias ha sido esa, la de hacer creer al desnortado pueblo de Bananaria que el viacrucis que padece es producto de una maquinación que solo persigue impedirle que imparta justicia del modo tan profesional como hasta ahora ha venido haciendo. En tal conspiración parece estar implicada también la Sala de lo Civil y Penal del TSJC, que ha tumbado con tremendo revolcón  su auto anulando la grabación que dio origen al caso Unión, el escándalo de corrupción que todavía sacude la isla de Lanzarote. En un auto comunicado este jueves, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha puesto las cosas en su sitio diciendo a tan rocambolesco juez que no está bien ir por la vida poniendo autos a la medida de sus propias necesidades (las terrenales y las espirituales) para invocarlos en el juicio que algún día habrá de tener lugar y en el que él tendrá que responder por los cinco delitos que se conocieron precisamente a partir de una grabación origen de todos sus males que él quiere hacer pasar por falsificada.

El auto del TSJC anulando la penúltima extravagancia de Alba cayó en Lanzarote como una inesperada bomba esta víspera de los Inocentes. En el bando más cercano a los empresarios imputados se valoró como un contratiempo fruto de alguna anomalía del sistema, mientras que en el resto se tomó como un ejercicio de regreso a la cordura después de que nadie se pudiera creer como razonable aquello que el juez cantamañanas había puesto negro sobre blanco bajo el generoso manto de la Virgen de los Volcanes, donde ha pasado de todo.

No es descartable que los más perjudicados por el resultado de este derrumbe acudan a reclamar sus apuestas a las asociaciones de consumidores y usuarios, si bien es cierto que todos ellos vieron los cielos abiertos al leer el impagable (por decirlo de algún modo) voto particular del presidente del TSJC, Antonio Doreste, del que se agarrarán de aquí a la eternidad los apostantes y hasta el propio Alba, para no tener que devolver los sagrados favores obtenidos de su adoración a la Virgen. Si pudiera o pudiese ser.

La perreta del juez cantautor (con perdón) y su visión sobre las grabaciones obtenidas subrepticiamente que acaban en los juzgados de lo Penal, para desquicie de los grabados, le ha llevado a publicar incluso un artículo de opinión en el blog que sostiene con denuedo su abogado (y el de José Manuel Soria), Nicolás González-Cuéllar, el Confilegal y tal y cual, que dirige con una entrega digna de encomio Carlos Berbell, que ya ha actuado de facto como jefe de prensa del propio SAM en sus escaramuzas (fingidas escaramuzas) contra el también mentado Antonio Doreste.

De la mano de González-Cuéllar y de su esposa, de nombre Alba Rosell (ustedes perdonen, pero la señora se llama así), SAM ha llegado a pronunciar -estando ya suspendido como juez- una conferencia en la Universidad de Castilla-La Mancha, según ha dicho el propio conferenciante en una de sus últimos aquelarres en el programa del jefe de prensa del muy presente José Manuel Soria.

Así las cosas, nos encontramos con un abigarrado escenario en cuyo centro se puede apreciar la figura inconfundible de Salvador Alba Mesa, o sea, SAM, tocando la guitarra embutido en una roída toga de la que tiran al unísono los empresarios Luis Lleó y Juan Francisco Rosa, que preguntan por lo suyo de ellos (la nulidad de la prueba madre); al otro lado, los magistrados Rafael Lis y Antonio Doreste hacen los coros (obladí, obladá, la vida continúa) tratando de tapar con sus aterciopeladas voces los gemidos de tan desafinadas plañideras. A los teclados, Juan Santana, haciendo valer sus años en Sonora Show, mientras Carlos Berbell se marca un solo de percusión completamente ajeno al lío en el que su manager -González-Cuéllar- le ha metido.

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