Ha sido de considerables dimensiones la polémica que se ha levantado en torno a la posible utilización de la famosa Casa del Niño, en el paseo de San José de Las Palmas, para centro de menores. Las instituciones, una vez más, han vuelto a tirarse los trastos a la cabeza por ver quién es más cuidadoso con los niños y quién pone más tiempo la carne en el asador sin que se quede como una suela. Marcial Morales, que se lanza a las tremendas diciéndole al Ayuntamiento que es un insolitario (adjetivo del año sin parangón); el Ayuntamiento, que si el proyecto de obras se pasa respecto al grado de protección del edificio, y de fondo, realmente de fondo, lo mismo de siempre: alguien no quiere un centro de menores conflictivos en la ciudad. Lo de Melchior, pero en versión canariona y sin ponerle color a la cosa. Lo malo de todo esto es que todavía no se ha pronunciado la fundación propietaria de la Casa del Niño, formada por el Ayuntamiento, el Cabildo, el Condado de la Vega Grande, la Delegación del Gobierno y la Delegación de Hacienda. A ver si se van a olvidar de los dueños y le van a meter mano al inmueble al modo de Gonzalo Angulo con las obras deportivas.