La prensa argentina se hizo eco de inmediato de las amenazas del ministro español, lanzadas desde Polonia a través de un vídeo grabado por los servicios de prensa del Gobierno de España, sin periodistas presentes y por lo tanto sin posibilidad de pedir mayores aclaraciones. La presidenta argentina, lejos de amedrentarse, suspendió una reunión que tenía con los gobernadores de las provincias petroleras y mandó al Congreso un proyecto de ley que, de aprobarse (y la presidenta Fernández cuenta con diputados suficientes) haría pasar el control de Repsol YPF al Gobierno de la República. Esa es la agresión que Soria trataba de evitar, agresión a Repsol que el ministro equiparó a “agresión a España”. Lo malo de lanzar una advertencia tan extrema es la altura en la que ha quedado colocado el listón. Si el Gobierno argentino persiste, sólo cabrían las represalias diplomáticas y comerciales, porque la invasión de Las Malvinas con viento de levante al muy trillado estilo, la damos descartada de antemano. No parece que esté España para estas chulerías.