Durante el mandato de José Manuel Soria como alcalde de Las Palmas, la gente del PP descubrió la presunta rentabilidad política de hacer de pregonero. No había fiesta de barrio, entrega de orlas en un colegio, clausura de juegos florales o concurso fotográfico que no incluyera un pregón, discurso, palabritas o arenga del alcalde o del concejal o concejala en quien delegara. Todo con tal de no dejar ese hueco a cualquier desaprensivo que terminara hablando mal del Ayuntamiento. Pues bien, la manía no se marchó con Soria, porque, según ha contado el párroco de Hoya de la Playa, Sergio Afonso, Pepa le dejó clarito el otro día que si quiere ver acabada la plaza de la iglesia, ella misma con su mecanismo tiene que ser la pregonera. No vean cómo se puso la alcaldesa cuando se enteró de que los organizadores de las fiestas habían elegido a Nardy Barrios. Por cierto, el pregón será el día 15, y nos da la impresión de que no lo leerá Pepa. Y no habrá plaza, claro.