El discurso del Rey tampoco abandonó los cánones establecidos para este tipo de actos. Una Canarias muy bonita, muy luminosa, muy querida, muy vital, muy vigorosa, bella, capaz, puente hacia América, ventana hacia África... y con el máximo respaldo de la Corona para todas y cada una de sus preocupaciones. Por cierto, buena lección de estadista la ofrecida por el jefe del Estado, como no podía ser de otro modo: “la inmigración requiere que actuemos juntos con rigor y solidaridad”. Juntos, es decir, sin echar pulsos al Estado; con rigor, porque mezclar inmigración con inseguridad (PP) o con ley de residencia (CC) es lo menos riguroso de la legislatura. Y con solidaridad para con los que emigran y para los países emisores de esa emigración. Pero, en cualquier caso, desinflando histerias.