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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Soria, el peor invitado

Pero si Arnáiz estuvo desafortunado en constatación certera de que la madre naturaleza no le premió con el don de la oportunidad ni de la genialidad, lo de José Manuel Soria fue todo un insulto. De entrada, insultó a la inteligencia de los presentes tratando de decirles que La Gran Marina se había paralizado por capricho de los dioses y en contra de los deseos mayoritarios y enfervorizados de la población. Luego volvió a pasarse insultando al propietario de la casa en la que se le permitió hablar, una concesión administrativa en suelo de Puertos del Estado. Vino a insinuar Soria con el estilo pendenciero que le caracteriza, que por mucho que se ponga flamenco el Estado en defensa de la legalidad será el clamor popular el que saque adelante La Gran Marina así sea declarada ilegal por el tribunal supremo de las galaxias todas, constituido en pleno. Hubo gente que se quejó del discurso in situ, hubo muchos ronroneos y escasa atención a sus palabras, y hasta hubo algún alto cargo del PP que se permitió criticar una actitud tan poco elegante y tan fuera de lugar de personaje tan significado. El insulto se aderezó con una amenaza muy singular: póngase mi anfitrión majadero y yo caliente, y luego, ríase la gente.

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