Coalición Canaria cierra un ciclo y se supone que abre otro. El ejercicio del poder, para el que nació a principios de los noventa, se está tambaleando y sus más inteligentes estrategas aconsejan un cambio de rumbo que le permita sobrevivir en otros escenarios igualmente posibles, como los que se han abierto tras las últimas elecciones generales. El nerviosismo que ha logrado introducir Soria con sus desestabilizaciones para torpes, la disconformidad de algunos sectores con el pacto con el PSOE, la contestación de cierta prensa al Paulinato y, sobre todo, la debilidad en Tenerife ante el principal adversario ideológico y sociológico, el Partido Popular, van a empezar a tener sus respuestas en las próximas semanas y meses, tanto desde la organización regional como en la conformación del poder que surja en cada una de las islas. Y Tenerife vuelve, como al principio de los tiempos, a ser la clave.