Decía el general Martínez, jefe de la Guardia Civil en Canarias, en aquella apoteósica carta que dirigió a la jefa superior de Policía, que el inspector que detuvo a la esposa del general Martín actuó indebidamente por tratarse de un asunto de tráfico, competencia de la Agrupación de Tráfico de la Benemérita. Sea como fuere, la detención fue producto de un delito, como quedó reconocido por la propia imputada en el juzgado al conformarse con la correspondiente condena. Sin embargo, en este vídeo que hoy les acercamos vemos a un guardia civil de paisano, pistola en mano, deteniendo a un automovilista con el que acaba de tener una trifulca de tráfico. El agente monta un auténtico numerito que luego, muy probablemente, contaría entusiasmado en el gimnasio: subido al capó, mostrando su arma y su identificación profesional, en medio de una vía muy concurrida de Madrid, apuntando con su arma al detenido, que se niega a abandonar el coche pese a los constantes requerimientos de la fuerza actuante. Luego llega la Policía Local, que se lleva al detenido a los calabozos, momento en el que pide un hábeas corpus que le es concedido por el juez de guardia, con la correspondiente e inmediata puesta en libertad del coronel. Eso significa que alguien habrá de responder por una detención cuanto menos irregular. Y creemos que ya sabemos quién va a ser. ¿Ya mandó una carta al general de la Guardia Civil el jefe de la zona militar de Madrid ante esta disparatada desproporción?