A Zapatero se le pueden atribuir muchos errores en la gestión de la crisis, como negar su existencia por un defectuoso asesoramiento. Pero jamás se escondió para dar la cara, en el Parlamento y ante la prensa. Y, sobre todo, jamás mintió a los españoles hasta el punto de sacrificar su carrera política y los intereses electorales de su partido. Rajoy ha antepuesto siempre sus intereses y los de su partido ante de los de la nación. Es un mentiroso y un cobarde. No merece la confianza de los españoles, ¿cómo va a tener la de los mercados?