Sobre este blog

El suplemento de viajes de Canarias Ahora te invita a visitar el mundo de otra manera. Aquí encontrarás datos útiles, ideas y, sobre todo, muchas experiencias de viajeros como tú.

Humahuaca o la esencia de La Quebrada

Antiguo campanario de adobe en Humahuaca. VIAJAR AHORA

Viajar Ahora

Humahuaca —

El pequeño pueblo se paraliza a la caída del sol. Las calles empedradas, encerradas por hiladas de casas de una o dos plantas de muros de adobe, están, a estas horas, desiertas. Nada que ver con la actividad frenética del día. La riada de turistas que llegan a mediodía para ver la salida de la figura articulada de San Francisco Solano en el reloj del edificio del Cabildo ya no están; tampoco los puestos de artesanía que ocupan la práctica totalidad de las calles del coqueto centro de la ciudad. Con los últimos rayos del sol, el mercurio de los termómetros cae en picado. Algo lógico a estas alturas. En la Quebrada de Humahuaca, la amplitud térmica es algo habitual: calor de día y frío gélido de noche. Normal a 3.012 metros sobre el nivel del mar. Estamos en plena cordillera de Los Andes y eso se nota.

Los viajeros que se quedan descansan después de una jornada de idas y venidas por la Quebrada. Este espacio único, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es una sucesión de sorpresas donde alternan los pueblecitos de adobe con preciosas iglesias coloniales, las maravillas naturales, los cerros de colores surrealistas y el sincretismo de culturas tan dispares como la incaica y la española. Y Humahuaca ocupa un lugar de centralidad ideal para acceder de manera fácil y rápida a los encantos de una comarca alucinante; baste, como ejemplo, que desde aquí se accede a la mítica Iruya.

Un verdadero paraíso para el viajero que gusta de profundizar en culturas auténticas. Pero a lo que íbamos. Cae la noche. Se encienden los fogones y de las chimeneas de los restaurantes se escapan aromas ancestrales de cazuelas de llama, cabritos, humitas, locros densos y sopas de quinoa; cocina regional la llaman por acá. Y junto a los olores sones de charango, sikus y tambores que animan la noche en peñas y bares. No es este lugar para turistas de hamburguesa. Aquí se impone la inmersión; la experiencia; el querer saber más.

Humahuaca es una ciudad pequeña de apenas 8.000 habitantes. Aún así es uno de los centros neurálgicos de la Quebrada de Humahuaca, uno de los destinos turísticos más interesantes y poco explotados de Argentina. Situada en un lugar estratégico, fue un nudo de comunicaciones vital desde tiempos anteriores a la conquista europea. Un cruce de caminos entre los altiplanos andinos y las llanuras pampeanas que explica su riqueza cultural y patrimonial. Este extremo se pone de manifiesto en su sencillo Museo Arqueológico Municipal (Dirección: C/ Santa Fe sn (en la trasera de la iglesia); Horario: L-D 8.00 – 18.30) en el que se atesoran restos de las diversas culturas que habitaron el lugar desde tiempos inmemoriales. Porque por aquí pasaron gentes desde el año 10.000 antes de Cristo dejando grabados rupestres como los de Inca Cueva o impresionantes ciudades como el Pucará de Coctaca (a 20 kilómetros de la ciudad), segundo yacimiento arqueológico más grande de toda la Argentina.

Con la llegada de los españoles, el lugar se convirtió en un lugar de intercambio cultural que dio como resultado una idiosincrasia muy particular donde conviven rasgos de la tradición peninsular más arcaica y un predominio de lo local. Esto se pone de manifiesto en la arquitectura local donde manda el adobe, la madera de cardón y la torta de barro. La sabiduría de los originarios se trasladó a la construcción noble. Y el ejemplo paradigmático es la Iglesia de la Candelaria y San Antonio (Dirección: Calle Buenos Aires, 383; Tel: (+54) 038 8742 1018; Horario: L-V 9.30 – 12.00 y 16.00 – 18.00; E-mail: parroquiahumahuaca@arnet.com.ar), edificio que pone de manifiesto este maridaje entre tradiciones.

Los muros gruesos de adobe y la madera de cardón son protagonistas de este edificio marcado por su masa compacta y sus torres macizas. En su interior pueden admirarse los cuadros del pintor peruano Marcos Zapata (siglo XVIII) que representan a los doce apóstoles y son una de las últimas expresiones de la escuela cuzqueña. Junto al templo se levanta el edificio del Cabildo, construido en los años 30 como homenaje al estilo colonial. En este edificio se localiza la Oficina de Turismo de la localidad. Otro hito que pone de manifiesto la intensidad del paso de los siglos es el Monumento a los Héroes de la Independencia, un proyecto magno del escultor Ernesto Soto Avendaño, que rinde homenaje a los quebradeños que participaron en la lucha contra la dominación colonial en el siglo XIX.

El color de la Quebrada

Este lugar tiene un color especial. Se nota nada más llegar. La paleta de colores que se manifiesta de manera generosa en los cerros se trasladó desde tiempos inmemoriales a otras manifestaciones de la cultura local como los tejidos o la cerámica. La luz tiene mucho que ver en esto. Luz diáfana que resalta colores y textura. No es de extrañar que artistas de todas las disciplinas se hayan enamorado del lugar. Como le pasó al pintor Francisco Ramoneda, que dejó Buenos Aires para captar con sus pinceles toda la magia de la luz quebradeña. Una visita al Museo Francisco Ramoneda (Dirección: C/ Salta, 214; Tel: (+54) 038 8742 1066; Horario: L-D 10.30 – 13.00 y 15.30 – 19.00; E-mail: luisramoneda@arnet.com.ar) no sólo es recomendable sino una cita obligada para meterse de lleno en la cultura local.

El artista bonaerense supo captar como nadie la luz y el alma de La Quebrada y sus gentes en cuadros que se cuentan entre los más importantes del arte argentino. El museo, instalado en la casa-estudio del pintor, cuenta con una colección digna de cualquier gran museo del mundo donde La Quebrada es protagonista.

El color también tiene un espacio fundamental en el folclore y las fiestas locales; sobre todo en el famoso Carnaval quebradeño, una de las manifestaciones culturales más intensas de la Argentina y ejemplo paradigmático del sincretismo entre el sustrato indígena y las costumbres que llegaron a la comarca de mano de los españoles. El Museo Folklórico Regional (Dirección: C/ Buenos Aires, 433; Tel: (+54) 038 8872 1011; Horario: L-D 8.30 - 20.00) recoge las tradiciones musicales del lugar y su relación con las manifestaciones festivas.

Colores que el hombre también ha sabido cambiar a fuerza de brazos e ingenio. Una buena forma de ver Humahuaca desde la distancia es subir hasta el pequeño santuario de la Virgen de Peña Blanca. La caminata (de unos dos kilómetros) merece la pena ya que la pequeña atalaya permite ver todo el pueblo desde las alturas. Entre las copas de los árboles pueden verse las torres de la iglesia y el Cabildo, el Monumento a la Independencia y, sobre todo, el inmenso vergel que los hombres y mujeres del lugar supieron hacer florecer y que contrasta con la aridez de los cerros que encierran La Quebrada.

Excursiones desde Humahuaca

La excursión paradigmática desde Humahuaca es subir hasta el Cerro Hornocal (acceso por Ruta Provincial 79), un impresionante paraje de alta montaña pintado de colores que forma parte de un cordón de estratos geológicos calcáreos superpuestos llamados Yacoraite que bajan en línea recta desde Perú. Casi nada. A más de 4.000 metros de altitud se levanta una espectacular sierra de colores tan increíbles que no parecen de verdad. La sierra del Hornocal se encuentra dentro de una de las numerosas comunidades coyas de la comarca. Los coches que suben hasta este lugar salen del puente que forma la calle Salta al superar el Río Grande. Nuestra experiencia con Moisés ( Tel: (+54) 0388 15 4728 227 y (+54) 0388 15 4340 401) fue inmejorable.

Otro pueblecito a tiro de piedra de Humahuaca es Coctaca. Llegar es ya toda una aventura. El camino atraviesa una zona de cardonal prácticamente intacta y la meta es uno de esos lugares que impactan. Coctaca no son más de una veintena de casas en torno a la Iglesia (siglo XVII), uno de los mejores ejemplos de arquitectura colonial de la comarca. Y como guinda del pastel, el pueblo se asienta junto a los restos del Pucará de Coctaca, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Argentina. Una forma de llegar hasta este lugar es en taxi, aunque si se tiene tiempo no está de más subir caminando desde Humahuaca (dos horas y media cada trayecto).

Para llegar a Inca Cueva hay que recorrer 41 kilómetros de la Ruta Nacional 9 desde Humahuaca en dirección a Abra Pampa y, desde allí, otros cinco a pie por la Quebrada de Chulín. Merece la pena. El conjunto rupestre de Inca Cueva es uno de los tesoros arqueológicos de la región y atesoran un abanico de representaciones que se remontan a los periodos más antiguos de ocupación humana de la zona (en torno al 10.000 antes de Cristo), grabados y pinturas de los últimos momentos de la sociedad indígena (es paradigmático el grabado que representa a la lucha de un guerrero local contra un español a caballo) y motivos recientes. Es conveniente ir con guía o contratar la excursión en alguna de las agencias de turismo de Humahuaca.

A escasos 12,2 kilómetros de Humahuaca se encuentra la pequeña población de Uquía, otro de los pueblecitos históricos de la comarca que repiten el esquema de casitas de adobe en torno a la Iglesia. El templo de Uquía, dedicado a San Francisco de Paula, es especial. También presume de ser uno de los mejores ejemplos de arquitectura colonial de la comarca pero el verdadero tesoro del templo es su colección de pintura cuzqueña y los famosos arcángeles arcabuceros, cuadros que representan a ángeles vestidos de soldados españoles. Muy cerca del pueblo se encuentra el Cerro de las Señoritas, que repite la espectacularidad de los parajes quebradeños. En esta ocasión, el color omnipresente es el rojo.

COMER EN HUMAHUACA

Espacio Cultural Aisito (Dirección: C/ Buenos Aires, 435; Tel: (+54) 03887 1540 0637). Buen ambiente y mejor comida. La carta bucea en la tradición gastronómica quebradeña con platos impresionantes como la Cazuela de llama o el cabrito. El menú regional es más que recomendable. Y a la buena comida hay que añadir la música tradicional en directo. Ideal para pasar las frías noches humauaqueñas.

Los patios de Lucía (Dirección: C/ Cordoba, 89; Tel: (+54) 03885 1531 6946). Todos los clientes que se acercan a este lugar coinciden en manifestar que es uno de los lugares más cálidos de Humahuaca. Buena comida (curiosa fusión de platos de la zona y gastronomía andaluza) y una atención de esas que gustan. Una más que recomendable opción.

DORMIR EN HUMAHUACA

Hostal La Antigua (Dirección: C/ La Pampa, 81; Tel: (+54) 0381 15 672 1275; E-mail: hostallaantigua@gmail.com). Sencillo, asequible, acogedor y limpio. Una buenísima opción para dormir en una vieja casona colonial restaurada al detalle por Carlos. Una base inmejorable para descubrir los alrededores de Humahuaca, ya que su propietario es un conocedor profundo de la historia y la cultura del lugar.

Sobre este blog

El suplemento de viajes de Canarias Ahora te invita a visitar el mundo de otra manera. Aquí encontrarás datos útiles, ideas y, sobre todo, muchas experiencias de viajeros como tú.

Etiquetas
stats