Guía del Valle de La Muerte, el parque nacional más ‘caliente’ de los Estados Unidos

Cruce de caminos en Death Valley. Teakettles Junction.

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En el mundo los lugares que se encuentran bajo el nivel del mar apenas llegan al medio centenar. Casi todos son lugares muy especiales: las orillas del Mar Caspio, el Mar Muerto o los vales abrasados del Sáhara… El Valle de la Muerte (Death Valley) es uno de esos lugares. Según dicen los que saben de estas cosas, este boquete gigantesco que alcanza una altura mínima de menos 86 metros en su punto más bajo –Badwater Basin- y una longitud de 225 kilómetros, es el lecho seco de un antiguo lago que se secó hace unos 2.000 ó 3.000 años atrás. Un lago que se evaporó cuando esta parte del mundo se convirtió en uno de los desiertos más áridos y calurosos del planeta. Los registros más extremos de Badwater se produjeron en 1913 cuando el termómetro alcanzó los 57 grados centígrados. Este es el punto más árido y caliente de toda Norteamérica. Un lugar que, durante siglos, fue una de las peores fronteras para la expansión de los Estados Unidos.

El nombre lo dice todo. Durante la Fiebre del Oro de California, atravesar estas tierras yermas era un desafío que no todos podían superar. Según parece, el nombre de esta parte del Desierto de Mojave viene de una enorme expedición de pioneros que, tras perderse, pasó varias semanas tratando de salir del valle sin mucho éxito hasta que, al final, dieron con la antigua ruta española. Sólo una persona murió en la travesía, pero la mala experiencia bastó para que esta impresionante parte del país, que se sitúa justo al oeste de las primeras cuestas de Sierra Nevada, recibiera el nombre de Death Valley. Este lugar se encuentra poco después de la frontera entre los estados de Nevada y California. La gran ciudad más cercana es Las Vegas, de la que dista apenas 259 kilómetros. Por ello ésta es una de las excursiones típicas desde la ‘ciudad del pecado’ –hasta Furnace Creek pasando por Mesquite Flats-. Otros clásicos son venir hasta acá desde el Parque Nacional de Yosemite (434 kilómetros por la 120 hasta Lee Vining) o hacer un desvío desde la mítica Ruta 66.

Visitando Death Valley.- La puerta del Valle de La Muerte es Furnace Creek. Aquí se encuentra el Centro de Visitantes y el acceso oficial al parque. El horario de atención es de 9.00 a 17.00 horas, pero si llegas antes puedes sacar la entrada en alguna de las expendedoras de entradas que hay en varios de los accesos (Ruta 109; Ruta 374 –ver iconos amarillos en el mapa-). El precio de entrada es de 30 dólares por coche y tiene una validez de 30 días. Si en tu viaje vas a visitar más de dos parques algo habitual para estancias largas, te conviene comprar el pase anual que cuesta 80 dólares y sirve para todos los espacios del país. Hay dos entradas tradicionales: la ruta 304 desde Beatty o la 190 desde Death Valley Junction. Si optas por la primera (Beatty es un excelente lugar para hacer noche) puedes aprovechar para ver su curioso Museo Histórico (Main Street, 417; Tel: (+1) 775 553 2303) y pasar por el Pueblo Fantasma de Rhyolite (Acceso por Rhyolite Road), una antigua ciudad minera de principios del siglo XX que brilló fugazmente y contó con bancos, hoteles y hasta una escuela para 250 niños.

El circuito clásico, desde Beatty, incluye una segunda parada en Mesquite Flats antes de pasar por Furnace Creek. Este espectacular campo de dunas se encuentra junto a la Ruta 190 y supone dar un pequeño rodeo pero es uno de los lugares estrella del parque. Algunas de las dunas de este depósito de arena blanquísima (con predominio del cuarzo) alcanza los 200 metros de altura. Conviene llegar temprano por varias razones: el primero es el calor y el segundo es la luz, que acentúa la belleza del lugar. Ya camino de Furnace Creek aparecen otras escalas de interés como Mustard Canyon (Cañón mostaza por el color amarillo de sus piedras) o las minas de Burax de Harmony Works (Harmony Borax Works Interpretive Trail; Tel: (+1) 760 786 3200), un lugar imprescindible para entender la historia de este lugar. Las explotaciones de bórax, una sal cristalina con multitud de usos industriales, fueron la causa de los primeros asentamientos humanos en la zona: incluido el ya cercano Furnace Creek.

Camino del punto más bajo de los Estados Unidos.- Badwater Road parte desde las inmediaciones de Furnace Creek y recorre el flanco este del valle en dirección sur hacia el punto más bajo del valle. Un monolito de piedra marca el comienzo de la vía. A este lugar se lo conoce como la Puerta del 49, en conmemoración de aquella expedición de carretas que recorrió de manera penosa el lugar en 1849 y dio nombre al valle. Este sencillo monumento inaugura uno de los trozos de carretera más alucinantes de toda la Costa Oeste de los Estados Unidos (son 118 kilómetros hasta la antigua ciudad minera de Shoshone). Hay muchísimos lugares que ver, pese a la apariencia austera del paisaje. Algunos requieren de echar el pie a tierra y andar un poco, como el singular Golden Canyon; otros se pueden ver desde el asiento del coche, como el camino que lleva hasta la Paleta del Artista, una de las formaciones rocosas más famosas del parque. Devil’s golf course marca el extremo norte del gran lago salino que cubre el fondo del valle. Cuando hace mucho calor, los cristales de sal crujen…

Badwater Basin marca el punto más bajo de Estados Unidos. Casi 85 metros bajo el nivel del mar. Este lugar es un depósito de sal que en algunas ocasiones alberga agua con una altísima concentración salina (de ahí su nombre de cuenca del agua mala). Es un lugar muy especial, más allá de su importancia geográfica y geológica. Desde aquí tienes dos opciones. Si estás en una excursión de un día desde Las Vegas lo más normal es seguir la ruta y empalmar con la ruta 178 pasando por las ruinas de la mina de Ashford Mill y el alto de Jubilee Pass antes de llegar Shoshone (a apenas 145 kilómetros de Las Vegas). En este pequeño pueblo de origen minero (según los datos oficiales apenas tiene 31 habitantes) hay un museo histórico (Ruta 127; Tel: (+1) 760 852 4524) que dedica buena parte de su exposición a los pueblos que vivían aquí antes de la llegada de los colonos de origen europeo. Otra opción, desde Badwater Basin, es dar media vuelta y volver a la Ruta 190 para visitar otros dos puntos cumbre del parque: Zabriskie Point, el lecho de un viejo lago que muestra curiosas formas debido a la erosión, y tomar el desvío hacia Dante’s View, uno de los miradores más famosos del parque. La ruta asciende aquí por encima de los 1.600 metros sobre el nivel del mar y llega hasta un cantil situado justo encima de Badwater Basin lo que permite ver desde las alturas los grandes depósitos de sal.

LUGARES QUE VER SI PASAS UNA NOCHE EN EL VALLE.- Como te decíamos, la entrada simple al Parque Nacional tiene una validez de 30 días (recuerda que si vas a visitar en tu viaje más de dos parques te conviene sacar el pase anual de 80 dólares). Así que no es mala idea pasar aquí al menos una noche (aunque en esta parte del país hay tanto que ver que se hace difícil –ver artículo sobre excursiones desde Las Vegas-). De esta manera podrás visitar otros lugares destacados del parque que quedan demasiado lejos de Furnace Creek para ir en un solo día. Quizás el más insólito es Racetrack Playa (133 kilómetros desde Furnace Creek) el lecho de un antiguo lago famoso por un curioso fenómeno: el de las piedras móviles. Llegar hasta aquí te pone a tiro otros lugares de interés como Sccoty’s Castle, una suntuosa mansión construida a principios del siglo XX por un ingeniero de minas en uno de los pocos oasis de la comarca y Ubehebe Crater, un espectacular cráter volcánico que deja al aire las tripas del valle. El camino hasta Racetrack Playa es brutal y te deja estampas insólitas como un cartel lleno de viejas teteras en Teakettles Junction. El último tramo es de ripio y requiere de paciencia y tranquilidad (si ha llovido, sólo se puede llegar con un 4x4) pero no está en malas condiciones. Pero la recompensa es genial. El premio es ver las famosas piedras viajeras; algunas verdaderas moles de hasta varias decenas de kilos que han dejado huellas en sus caminos. Según parece, el fenómeno se produce gracias a la acción conjunta del hielo y el viento, que empujan las piedras por el barro dejando las huellas. Muy pocos llegan hasta aquí.  

Fotos bajo Licencia CC: Ken Lund; Carl Mueller; John Fowler; Allan Der

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