Dos días en Nom Pen. Una escala en la desconocida capital de Camboya

Monjes budistas en las inmediaciones de la Pagoda de Plata, en la capital de Camboya.

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Para la inmensa mayoría de los viajeros que llegan al país asiático, Nom Pen no es más que una escala de aeropuerto camino a Siem Reap, la ciudad que sirve de base para visitar los famosos templos de Angkor Wat. O un lugar de paso hacia los arrozales del Delta del Mekong o la costa del país, que poco a poco va ganando adeptos del turismo playero con enclaves de moda como las islas de Koh Ta Kiev y Koh Rong (dónde se encuentra la famosa Lazy Beach –literalmente la playa de la pereza-). Pero la capital de Camboya también merece una parada de al menos dos días. No es una ciudad grande, con lo que se deja ver con facilidad. Y aunque no tiene la monumentalidad de otras urbes del sudeste asiático, cuenta con una docena de lugares que bien merecen una visita. Otro de sus atractivos es que es un punto imprescindible para conocer el pasado más reciente del país. Aquí se encuentra el Tuol Sleng (Calle 113; Tel: (+855) 23 665 5395), el museo del holocausto que rinde homenaje a las víctimas del sanguinario régimen de los Jemeres Rojos. En este antiguo instituto de enseñanza secundaria se instaló una de los más activos centros de detención e interrogatorio de la dictadura Jemer y hoy se ha convertido en un museo que impresiona y hasta duele (lo llamaban el lugar dónde la gente entra y nunca sale). Pero que hay que ver.

Porque el país es mucho más que sus templos, sus paisajes hermosos o sus islas paradisiacas. Una de las cosas que más sorprende de este lugar es como un pueblo formado por gentes tan amables y hospitalarias pudo generar un horror de ese calibre. El Memorial Choeung Ek (Choeung Ek Road) situado a las afueras de la capital, es otro de los lugares vinculados al terror de los Jemeres Rojos que hay que visitar. Hoy es un lugar apacible y hasta bonito rodeado de bosques, un lago y tierras de cultivo. Pero aquí desaparecieron unas 200.000 personas en lo que fue uno de los campos de la muerte más grandes y sombríos del país (había más de 300 en toda Camboya) dónde se ejecutaron a familias enteras incluidos niños y bebés –literalmente los reventaban contra un árbol-. En los dos centros hay audioguías en español. Es duro visitar estos sitios. Pero es imprescindible hacerlo para entender la historia reciente del país.

Nom Pen es una metrópolis de 2,3 millones de habitantes: una enana en comparación con sus vecinas de Vietnam y Tailandia. La ciudad no fue más que una aldea hasta que las invasiones desde el antiguo Reino de Siam (Tailandia) amenazaron la independencia del país. Tres saqueos sobre la mítica Angkor precipitaron los acontecimientos. Entonces, la dinastía de los Jemeres decidió mudar la corte hacia el sur hasta que llegaran tiempos mejores y Phnom Penh empezó a asentarse como capital del país con el paso de los siglos. Durante los tiempos del protectorado francés (solicitado por la propia monarquía camboyana en 1867 para evitar la constante amenaza tailandesa) la administración colonial se concentró en la ciudad y terminó por confirmarla como centro político y cultural del país. El corazón de la urbe es el complejo formado por el Palacio Real (Samdach Sothearos Blvd, 3) y la llamada Pagoda de Plata (Oknha Chhun, 240). Estos dos enormes monumentos se encuentran justo en el lugar en el que el Río Tonle Sap desemboca en el Mekong y resumen a la perfección los dos pilares sobre los que se asentó la cultura camboyana durante siglos: la monarquía y un budismo fuertemente influenciado por el pasado hinduista del país. El Palacio Real se parece mucho al de Bangkok aunque es más chiquito y sufrió algunos daños durante la dictadura de los Jemeres. Pero aún así tiene lugares realmente bonitos como la Sala del Trono sus jardines o el Pabellón de la Luna. Junto al palacio se yergue la Pagoda de Plata (Wat Preah Keo Morakot) uno de los templos budistas más importantes del sudeste asiático. Su nombre proviene de las miles de baldosas de plata que recubren su suelo. No es más que la más importante de las extravagancias del templo, en el que se encuentra un Buda de dos metros de alto elaborado con cristal verde en el que se dice hay más de 9.000 diamantes incrustados.

Como te decíamos antes, la ciudad es pequeña en comparación con sus vecinas y el centro histórico se limita a un par de hectáreas situadas junto al río. Junto al palacio se encuentra el Museo Nacional de Camboya (Preah Ang Eng, 13; Tel: (+855) 23 217 643) una verdadera joya que guarda tesoros artísticos e históricos invaluables entre los que destacan preciosos conjuntos escultóricos trasladados desde Angkor Wat. Aún si no te gustan los museos, este hay que verlo. Las colecciones son impresionantes y e dan una idea muy precisa de la historia del país. Otra visita cultural que merece la pena es la sede de la ONG Cambodian Living Arts (Blvd Samdach; Tel: (+855) 23 986 032). Una de las obsesiones del régimen de los Jemeres Rojos fue crear una nueva cultura marxista en el país despojada de cualquier relación con la tradición. Los artistas y folcloristas fueron duramente perseguidos y muchos fueron asesinados. Esta ONG centra sus esfuerzos en recuperar la cultura tradicional y programa interesantes veladas de música, danza y teatro tradicional. Ideal para una noche.

Templos, mercados y paseos.- Una de las cosas que sorprenden de Nom Pen es su ambiente tranquilo que contrasta con otras capitales y ciudades de la zona. Aún así, la cultura del mercado callejero también es una de las señas de identidad de la ciudad. El Psar Thmei –Mercado Central- (Sangkat Phsar Thmei Ti Muoy) ocupa un enorme edificio moderno y es el abasto más importante de la ciudad. Aquí vas a encontrar de todo pero si buscas mercados más tradicionales tienes que visitar el Orussey (Oknha Tep Phan, 182) lleno de tiendas de todo tipo y las olorosas parrillas camboyanas o el Meracdo Ruso (Calles 163 y 440), especializado en ropa e imitaciones de marcas internacionales. Nom Pen también tiene su propio Mercado Nocturno que se celebra en el ‘Riverside’ norte del Tonle Sap. Aquí vas a disfrutar de numerosos puestos de comida callejera, lugares para comprar casi cualquier cosa y música tradicional. Aprovecha que estás por aquí para ver el Monasterio Wat Ounalom (Samdach Sothearos Blvd) y su bonita pagoda a orillas del río.

Otra de las señas de identidad de la capital camboyana son sus templos. Ya te hablamos de la Pagoda de Plata, un lugar muy importante para la ciudad por las reliquias que guarda y su vinculación directa al palacio real. Pero el templo más importante de Nom Pen es el Wat Phnom (Memorial Park), un lugar con una gran carga simbólica para los locales ya que, según la leyenda, fue en esta pequeña colina donde se generó la población. Dicen que aquí había un pequeño templo al que una tal señora Phen donó cuatro bonitas estatuas de Buda. Y de ahí el nombre de Nhom Phen o ‘colina de Pen’. El templo original se construyó en el siglo XIV pero ha sido reformado y restaurado varias veces, por lo que casi todo lo que puedes ver data de finales del XIX y principios del XX. Wat Phom se encuentra en el extremo norte del casco histórico de la ciudad. Y justo en el extremo sur (marcado por el Boulevard Preah Sihanouk) se encuentra un pequeño centro de interés presidido por el Monumento a la Independencia y un paseo arbolado (que alcanza hasta la rivera del Mekong) que recuerda la memoria del rey Norodom Sihanouk artífice del fin del protectorado francés. En las inmediaciones de este paseo hay otros templos de interés: La Pagoda Botumvatey al norte (Oknha Suor Srun, 7) y Wat Langka justo en el boulevard. Este templo es importante por varias razones. La primera es porque es precioso y la segunda es que a sus espaldas (en la calle Samdach) se apelotonan los talleres de canteros, escultores y tallistas que elaboran objetos litúrgicos e imágenes religiosas. Durante la dictadura Jemer se destruyeron muchísimos de estos objetos religiosos por lo que los artistas siguen trabajando a destajo para satisfacer las demandas de los templos y monasterios. Ver estos talleres es todo un espectáculo.

Four Faces y la orilla este del Mekong.- El Puente de la amistad japonesa camboyana sirve para cruzar el Tonle Sap al norte de Wat Phnom. Es el principal acceso al distrito de Chrou Changva. Aquí tienes dos puntos de interés ideales para un tercer día en la ciudad: el mirador de Four Faces River en su extremo sur (el lugar dónde el río se une al Mekong con bonitas vistas sobre el casco histórico) y la Pagoda Mongkol Serei Kien Khleang (National Highway 6A) al norte. A medio camino entre estos dos puntos puedes tomar el transbordador que une las dos orillas del gran Mekong para darte un paseo por los campos de cultivo de la orilla este. Ahí mismo se encuentra el pequeño pueblo de Svaychroum, una delicia que cuenta con su propia pagoda, varios templos, un monasterio y grandes extensiones de tierras agrícolas. No es mala idea llegar aquí desde Chrou Changva y volver a la capital por el embarcadero de Akreiy Ksatr. El paseo es de apenas 4,4 kilómetros y merece la pena.

Fotos con Licencia CC: Seba Della y Sole Bossio; Brandon; Yellow.Cat; reibai; Brad Greenlee; Kazuhiro Nakamura; Pithawat Vachiramon

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