La portada de mañana
Acceder
Puigdemont estira la cuerda pero no rompe con Sánchez
El impacto del cambio de régimen en Siria respaldado por EEUU, Israel y Turquía
OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

La Motilla del Azuer: el pozo más antiguo de España

Vista general del interior de la Motilla del Azuer.

Viajar Ahora

0

Las motillas son una exclusividad del Bronce manchego que ponen de manifiesto dos realidades que se presentaron en torno al siglo 22 antes de Cristo: la primera es el conocimiento del medio que los hombres y mujeres del Calcolítico ya que estas complejas estructuras se sitúan en lugares dónde el nivel freático de las aguas está tan próximo a la superficie que es fácil acceder al agua. La segunda es la creciente conflictividad entre los grupos humanos que protagonizaron el tránsito del Neolítico a la primera cultura metálica, porque estas motillas (se han localizado una treintena de ellas la mayoría en los entornos de los ríos Azuer y Guadiana y con una separación de unos cinco kilómetros entre sí) son verdaderas fortalezas diseñadas para defender no sólo los pozos, sino al ganado y a los excedentes agrícolas que se almacenaban en su interior. La Motilla del Azuer es la más espectacular y mejor conservada de estas motillas; una de las pocas que no tuvo continuidad en su uso y no se convirtió en uno de los pueblos que forman la llanura manchega.

Las dataciones más antiguas de la Motilla de Azuer son del 2200 antes de Cristo; o sea, tienen, como mínimo, 4.200 años a cuestas, lo que supone ser el pozo más antiguo de España y, también, uno de los conjuntos urbanos más antiguos del país y de Europa; porque la motilla, generalmente, actúa como corazón de una zona de ocupación humana que incluye estructuras de habitación, corrales para ganado y zonas destinadas al cultivo. La motilla, en sí, servía para proteger y distribuir los recursos de la comunidad; el más fundamental, el agua. Según señalan los estudiosos, el primer Bronce (inicio del III milenio Antes de Cristo) coincidió con varios siglos marcados por la escasa pluviosidad y las altas temperaturas que hicieron desaparecer las aguas superficiales. Esto provocó la aparición de las motillas como estrategia de supervivencia y de control social.

En Azuer, el pozo fortificado alcanza una profundidad de 18 metros. Pero esto no es lo que asombra de este yacimiento. Lo que realmente sorprende es la complejidad de un recinto que alcanza los 40 metros de diámetro. El pozo es sólo una parte de un complejo que incluye una torre de vigilancia y tres líneas de muros y paramentos que completan la fortificación. El espacio interior se organiza a través de pasillos, escalinatas y pequeños patios que sirven para comunicar los diferentes espacios. El resultado es un conjunto de una gran complejidad. Los muros conservados alcanzan los ocho metros de altura lo que hace pensar que en sus buenos tiempos, el recinto era, aún, más espectacular.

El agua fue el eje central de la propia existencia de la motilla pero este castillete de 4.200 años de edad también era un eficiente granero y un centro de producción autosuficiente. Se han localizado varios silos con una capacidad superior a los seis metros cúbicos, talleres para la realización de cerámica, establos y hornos destinados a la producción metalífera. La Motilla era mucho más que un pozo. Era un centro urbano de cierta importancia ya que se han localizado numerosas estructuras de habitación en un radio de más de 50 metros de los muros. Pero también fue un lugar de enorme carga simbólica que trascendió más allá de los grupos humanos que habitaron el lugar que se siguieron enterrando cerca del lugar miles de años después de que el lugar fuera abandonado. En torno al 1500 antes de Cristo (Bronce Final) los cambios ambientales hicieron de la actual planicie manchega un lugar más amable. Subió la pluviosidad y los ríos volvieron a correr. Estos cambios hicieron que estructuras como las motillas se convirtieron en innecesarias y poco después se abandonaron.

Yacimiento Arqueológico Motilla del Azuer.- Luis Ruiz Valdepeñas, 8 –Daimiel-; Tel: (+34) 926 260 639 y (+34) 926 853 479; E-mail: info@museocomarcaldaimiel.es. Tiene centro de visitantes. Ofrece visitas guiadas.

Cómo llegar: El pueblo de Daimiel se encuentra muy bien comunicado por carretera. Desde Ciudad Real apenas dista 33 kilómetros y está conectado a través de la autopista A-43. Otro punto importante de conexión por carretera es la A-5, la Autovía de Andalucía, con conexión desde Puerto Lápice (35,4 kilómetros por la CM-420) y desde Manzanares (32 kilómetros por la A-43). Daimiel se encuentra a 174 kilómetros de Madrid, a 168 kilómetros de Jaén y a 220 kilómetros de Córdoba. Por tren, Daimiel está conectada con Ciudad Real (conexión con tren de alta velocidad), Almagro y Manzanares (tren de larga distancia). La empresa Interbus conecta Ciudad Real y Daimiel mediante bus con abundantes frecuencias diarias. El aeropuerto más cercano es el de Madrid-Barajas (183 kilómetros).

Horario: La visita individual a la Motilla del Azuer se limita a los sábados y a los domingos, en este caso sólo bajo demanda y disponibilidad. Para visitar este yacimiento hay que comprar la entrada vía web con antelación mínima de 48 horas. Las visitas individuales son los sábados a las 9.30 y a las 11.30. La visita para grupos es a las 10.00 horas. Todas las visitas son guiadas y parten desde el Museo Comarcal de Daimiel. Para visitar el lugar el domingo hay que comprobar disponibilidad. Las visitas grupales son de martes a sábado a las 10.00.

Precio: Adultos, 7 euros; niños de 0 a 3 años, 3 euros. Precio de grupo (13 personas), 60 euros. La entrada incluye acceso al Museo Comarcal de Daimiel y transporte y desde el yacimiento.

Patrimonio Mundial de la UNESCO: No

Fotos bajo Licencia CC: Ángel M. Felicísimo; santiago lopez-pastor

Etiquetas
stats