Subiendo al Circo de Gredos: un espacio natural que da para mucho

la Cabra Montesa es la reina de las alturas de Gredos.

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El sendero que sube hasta el Circo de Gredos, en la provincia española de Ávila, es uno de las travesías de montaña más populares del país. El camino no es demasiado exigente, ni tampoco largo. Desde la Plataforma de Tormes hasta la Laguna Grande hay 6,4 kilómetros (unas dos o tres horas) por un camino que alterna ascensos y descensos. Si uno está medianamente bien preparado y no tiene prisas es un camino relativamente asequible. Sólo se requieren un buen calzado, una gorra, protector solar, abundante agua, un bocadillo y sentido común. Pero subir hasta aquí arriba es, también, una oportunidad para acercarse a otros lugares fantásticos que quedan a tiro de piedra. Entre el cruce de la N-502 y El Barco de Ávila hay 52,8 kilómetros que recorren buena parte del flanco norte de la cordillera. Desde aquí se puede acceder a otros puntos de gran belleza natural, pero también a sitios históricos y monumentales de primer orden. Un verdadero paraíso natural a la altura de cualquiera de los grandes parques nacionales del país.

El Puerto del Pico es una de las pocas vías de comunicación natural que permiten el contacto ‘sencillo’ entre las dos mitades de la gran Meseta castellana. Es un paso de montaña a casi 1.400 metros de altitud que ha sido punto fundamental en la historia del país durante siglos. Poco antes de llegar al alto hacemos la primera de las paradas propuestas. La Calzada Romana del Puerto del Pico es uno de los tramos de este tipo de vías mejor conservados de toda Europa. Formaba parte del sistema de comunicación que se iniciaba en Andalucía (Cádiz-Sevilla) y culminaba en Astorga. Esta calzada servía para comunicar la fortificación de Abula (actual Ávila) con la conocida como Vía de La Plata (por la que se trasladaban mercancías y ganados). Hoy, la calzada presenta un tramo de enlosado perfectamente conservado de tres kilómetros con una inclinación casi milimétrica del 15%. Esta vía sigue el esquema clásico de las carreteras romanas: cuatro capas de material que incluyen cimientos, grandes piedras. Grava y un enlosado perfecto que tiene un perfil abombado para evitar el depósito de agua. La lluvia se canalizaba a ambos lados del camino a través de pequeñas acequias y los torrentes naturales se encauzaban bajo la calzada a través de arcos. Una maravilla.

El Mirador del Puerto del Pico permite observar desde arriba el enorme alarde de ingeniería que los romanos hicieron en este lugar. Siguiendo hacia adelante, la N-502 se interna en un valle de alta montaña cubierto de bosques que nos adelanta lo que vamos a encontrarnos en la cara norte de la sierra. La Carretera AV-941 recorre de Este a Oeste este flanco siguiendo el valle que forma el Río Tormes y sus pequeños afluentes y pasando por un rosario de pequeñas aldeas de montaña como San Martín del Pimpollar, dónde hay una bonita ermita románica, un puente medieval, un viejo molino y mucha naturaleza en los alrededores. A pocos kilómetros de este pueblo está el desvío que sirve para acercarnos al modesto Nacimiento del Río Tormes, que emerge de la montaña como hilillo de agua bajo un montón de pedruscos de gran tamaño. Un poquito más allá nos topamos con el Parador Nacional de Gredos, un lugar ideal para quedarse un par de noches por estos lares a cuerpo de rey.

El Circo de Gredos; la joya de la corona.- El Circo de Gredos es uno de los rastros más importantes de la era glacial en toda España. Se encuentra justo en la cúspide de la sierra ya que el Pico Almanzor (2.591 metros) se localiza en el flanco oeste de este gran arco de piedra que encierra 33 hectáreas de terreno. El paisaje en este rincón del Sistema Central es, sencillamente brutal. Un espectáculo que está al alcance de prácticamente todo el mundo gracias a la relativa sencillez del sendero. En sus tiempos, este sistema de hielos perpetuos (formado por el propio Circo de Gredos y otros dos campos secundarios –Hoya del Gargantón y Hoya de cabeza Nevada-) era el más grande de toda la sierra y uno de los más importantes de la Península Ibérica. Hoy sólo podemos ver las cicatrices que dejaron los hielos, pero aún así impresiona. La caminata principal (casi 13 kilómetros ida y vuelta) culmina en la Laguna Grande, un espejo de agua que se encuentra al fondo del circo, pero hay numerosos senderos que van y vienen. Algunos con interés histórico como el que llega hasta el Refugio Real, apostadero de caza del rey. Un paseo por los alrededores te sirve para explicar la existencia de este refugio, ya que el lugar está plagado de cabras montesas. También se pueden ver gatos monteses, zorros, corzos, jabalíes y ciervos. Y si tienes mucha suerte, algún lobo que pone de manifiesto que el depredador más formidable de la fauna ibérica va, por fortuna, ganando terreno poco a poco.

Gredos es un paraíso natural. La antropización del espacio ha sido profunda a lo largo de los siglos, pero aún así la cantidad de especies que pueden verse y la calidad de los ecosistemas asombra. Y todo eso a dos horas en coche del centro de Madrid y a una hora de Ávila. Estas peñas son el refugio de importantes especies como el Águila Imperial, la Cigüeña Negra, el Buitre Leonado o el Águila Real, la auténtica reina de los cielos españoles. Pero es que hay mucho más. En el sistema fluvial asociado al Tormes puedes ver truchas, nutrias y joyas endémicas del lugar como la salamandra de Gredos o el sapo de Gredos. En la Iglesia de Navacepeda de Tormes puede verse una mano de oso que data del siglo XVI. La leyenda dice que un agricultor fue atacado y tras encomendarse al santo local logró cercenar la garra de un golpe de guadaña. Pero según parece es un recordatorio del exterminio de la especie en la zona hace ya más de cuatro siglos.

El Barco de Ávila y el Cañón de Los Caballeros.- La ruta propuesta culmina en el pueblo de El Barco de Ávila, un lugar dónde el Tormes se nutre de lo lindo y vira su curso hacia el norte en busca de Salamanca, primero, y las aguas del gran Duero, después. El Barco es un pequeño centro monumental en el que destacan su Puente Medieval (siglo XIV), la Iglesia de la Asunción (un enorme templo gótico); los restos de las antiguas murallas y puertas, algunos palacios de mención, las arquerías de la Plaza Mayor y, sobre todo, su Castillo de Valdecorneja, una sólida fortaleza del siglo XII. Pero El Barco es famoso, también, por la Garganta de Los Caballeros, un cañoncillo fluvial que se interna en la sierra dejando paisajes brutales, pequeñas aldeas rodeadas de grandes prados y algunas playas de río interesantes. Este es uno de los rincones más bonitos y menos conocidos de toda la Sierra de Gredos.

Fotos bajo Licencia CC: Frayle; jacinta lluch valero; Roberto García Ruiz; raul.iquitos; Abel Pardo López

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