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Una pequeña guía de la Isla de Man: vikingos, castillos y motos en el Canal de San Jorge

Vieja cruz celta en un cementerio de la Isla de Man. Las piedras rúnicas son una de sus señas de identidad cultural.

Viajar Ahora

3 de diciembre de 2021 14:34 h

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Aunque la isla tiene un pequeño aeropuerto con conexiones directas con Gran Bretaña (Londres, Birmingham, Bristol, Edimburgo, Manchester y Liverpool) y Belfast (en Irlanda) –operados por las compañías Easy JetLogan Air- la mejor manera de llegar hasta la Isla de Man es a través de los ferris que la conectan con las dos orillas del Canal de San Jorge. El puerto de Douglas, capital de la isla, se comunica de manera directa con sus homólogos de Dublín, Belfast, Liverpool y Heysham con líneas regulares operadas por la compañía Steam Packet. El mar es siempre el mejor de los caminos para llegar a las islas: y la cercanía de Man con las costas británicas e irlandesas son un buen pretexto para lanzarse al mar y sentirse como los exploradores vikingos. Los nórdicos se instalaron aquí a principios del siglo IX y que mantuvieron la soberanía noruega sobre este pequeño territorio hasta 1266, cuando Man se vinculó a Escocia mediante el Tratado de Perth, que puso final a una guerra entre los dos países. Estamos hablando de casi 400 años de dominio vikingo. Y cuatro siglos dan para mucho.

La sede del Tynwald en Douglas (Finch Road, 6; Tel: (+44) 1624 685 500), pese a sus aires georgianos y sus anexos de ladrillo rojo, es una de las herencias más duraderas de ese periodo de pertenencia a la cultura nórdica. Este parlamento se fundó a finales del siglo X (979) y es el más antiguo del mundo aún en activo. Su nombre, de origen vikingo, significa asamblea de los hombres libres (el Thin) y sigue rigiendo los destinos de este pequeño rincón del mundo como cuando se reunió por primera vez. Esta asamblea tenía la triple función legislativa, ejecutiva y judicial y se emparenta de manera directa con instituciones semejantes en otros territorios vikingos, como el famoso parlamento islandés que se reunía en Thingvellir. Pero las huellas históricas de Man son mucho más profundas: a la isla se la conoce por sus grandes monumentos megalíticos, sus runas célticas, sus impresionantes castillos (que se cuentan entre los mejor conservados de toda Europa) o la extensa red de ferrocarriles victorianos que aún hoy atesoran verdaderas joyas de la época del tren a vapor. Otro atractivo de Man son sus sinuosas y preciosas carreteras panorámicas, que son el escenario de una de las carreras de motos más famosas del mundo (el Tourist Trophy). Y por eso en Man también se encuentra uno de los museos de motos más míticos que se pueden visitar en Europa (el Murray's Motorcycle Museum) que es una especie de meca para los miles de moteros que visitan la isla todos los años.

Douglas es la capital de la isla y, también, su puerta de entrada por vía marítima (el aeropuerto está hacia al sur a escasos 15 kilómetros). La ciudad es pequeña y se localiza en una amplia bahía que se encuentra con el mar a través de una playa de arenas casi blancas y aguas transparentes. Una pena la temperatura del agua. Como te decíamos, aquí está la sede del Parlamento y también muchas atracciones de carácter histórico y cultural. Algunas curiosas como sus tranvías tirados por caballos; otras más convencionales como el Museo Manx (Kingswood Grove, 1; Tel: (+44) 1624 648 000) que explora más de 10.000 años de historia a través de magníficas colecciones artísticas, arqueológicas e históricas. Y algunas son más impactantes como la Torre del Refugio, un pequeño castillete erigido en un peñasco en plena bahía que servía para dar refugio a los que tenían la desgracia de naufragar en las inmediaciones de la bocana del coqueto puerto de la ciudad. Douglas se ve en un ratito de paseo agradable entre casitas victorianas y algunos edificios notables como la medieval San Jorge (Hope Street, 10) o la Woodbourne House (Woodbourne Square; Tel: (+44) 1624 675 365), una imponente mansión de inicios del siglo XIX que ha funcionado como residencia familiar, colegio, templo masón y, en la actualidad, centro de eventos. Antes te hablábamos del patrimonio ferroviario de la isla. Desde Douglas salen dos de las tres rutas históricas que se mantienen en funcionamiento. Desde Douglas Station (Peel Road, 7) sale el tren a vapor que llega hasta Port Erin, en el extremo sur. Y desde Derbi Castle (Strathallan Cres, 11) parte el tranvía eléctrico histórico que conduce a Ramsey, muy cerca del extremo norte.

A medio camino, en Laxey, se encuentra la salida del The Snaefell Mountain Railway que escala hasta el Monte Snaefell que con sus escasos 621 metros de altitud sobre el nivel del mar es la cima del país. Laxey es importante por varios motivos. El primero porque su puertecillo de pescadores es precioso y merece una visita. Pero aquí también se apelotonan dos de los hitos patrimoniales más destacados de la isla. El más antiguo es la Tumba del Rey Orry (Ballaragh Rd) que es el monumento megalítico más grande de Man. La tradición dice que aquí se hizo enterrar el gobernante vikingo Godred Crovan, que reinó sobre Dublín y las islas a finales del siglo XI. Pero en realidad es una tumba neolítica con unos 5.000 años de antigüedad (hay grandes monumentos megalíticos por toda la isla; los más importantes son Cashtal yn Ard –Glen Mona-, Meayll Hill – Cregneash- y Cronk ny Merriu - Port Grenaugh-). Mucho más moderna es Laxey Wheel, una enorme noria de trabajo construida a mediados del XIX –ya en plena era del vapor- que servía para mover las maquinas de una antigua mina de plata y zinc.

La minería fue una de las razones del interés de los vikingos en la isla. Las monedas de plata acuñadas en Man estaban entre las más codiciadas y fueron la base de la economía local y de las riquezas que sirvieron para construir las grandes fortalezas de la isla. Castle Rushen (Castle Street –Castletown-; Tel: (+44) 1624 648 000) en el sur de la isla y el fantástico Peel Castle (West Quay –Peel-; Tel: (+44) 1624 648 090), en la costa oeste, no sólo son dos de los edificios militares más impresionantes y mejor conservados de Europa. También son una huella de aquellos 400 años de presencia vikinga en la isla. También en Pel está House of Manannan (Mill Road; Tel: (+44) 1624 648 090) un museo histórico que recibe su nombre del dios del mar céltico y que explora el pasado de la isla a través de su pasado marítimo. Pero el rastro más impresionante que los nórdicos dejaron en la isla son sus cruces rúnicas, que se reparten en museos y viejas iglesias repartidas por toda la isla y que son una muestra de la unión de las culturas vikinga y celta. Hay cruces y restos de piedras con runas en parroquias como la de Braddan –muy cerca de Douglas-; Andreas; Jurby; Ballaugh, Kirk Michael o Maughold, dónde hay una de las pocas representaciones de un drakar vikingo que existen en el mundo (ver cruces de color amarillo en el mapa). Estas piedras rúnicas formaban parte de viejas cruces y lápidas y son una de las señas de identidad cultural de la isla. Para los amantes de la arqueología, este trozo de tierra con una superficie similar a la de Ibiza es un auténtico paraíso. La mayor riqueza de restos  se concentran en el sur de la isla y son un resumen perfecto de la historia más remota del país. Balladoole , por ejemplo, es un lugar dónde podemos ver restos prehistóricos y vikingos; en The Braaid se encuentran los muros de viejos salones vikingos; en la Isla de San Michael comparten espacio una de las primeras iglesias cristianas de Man, restos de edificios de la Edad del Hierro y hasta una atalaya del siglo XVII. Y todo en apenas cincuenta metros de roca.

Prados y Plantations.- Man es una isla muy antropizada y eso se nota en un paisaje predominante formado por prados, bosques de galería en el cauce de los ríos y grandes líneas de árboles que enmarcan buena parte de las carreteras y los lindes de las distintas propiedades. Los restos de bosque nativo quedan reducidos a algunas pequeñas reservas naturales que se pueden contar con los dedos de la mano (los más importantes y mejor conservados son los de Tholt, Will Glen, Glen Dhoo y Curraghs Wildlife Park). Y después están las Plantations, pequeñas porciones de bosque de origen maderero que aparecen acá y acullá y permiten pasear bajo el dosel de los árboles y tratar de imaginar cómo era la isla en sus buenos tiempos (ecológicamente hablando, claro está). Otro espacio natural propio de estos paisajes británicos es la turbera que en este caso ocupan la zona central del norte de la isla (las tierras altas).

Y después está la costa. Las playas de Man, como sucede con sus vecinas en Inglaterra, Irlanda y Escocia, son un llamado constante a la melancolía. Casi todas son bellísimas. Algunas kilométricas y salvajes como las que culminan en Ayre Point, extremo norte de la isla. Aquí, las arenas interminables se mezclan con el pasto creando un paisaje irreal en la que las dunas se pintan de verde. También hay verdaderos playazos en Ramsey, Douglas, Castletown y la mitad noroccidental de la costa (desde Ayre Point a Peel). El litoral sur está ya más marcado por los acantilados. Algunos considerables y con alturas que rozan los cien metros, como sucede en Spanish Head, que recibe el nombre del naufragio de un galeón español durante el desastre de la Armada Invencible. En estos cantiles anidan varias especies de aves marinas incluido el carismático frailecillo. En esta mitad sur abundan las calas pequeñas y preciosas de arenas muy blancas como Brewery Beach, Port Grenaugh, Nyarbil o Fleshwick Bay, entre otras muchas. Pero son playas para valientes (de ahí lo de la melancolía). La temperatura del agua suele estar bastante por debajo de fresquito y apenas se pueden usar un par de semanas al año.

Very british en Ramsey.- Ramsey es una de las cuatro ciudades de Man. Como sucede con sus homólogas (Douglas, Peel y Castletown), está en un enclave costero espectacular en el que se combinan un buen puerto y acceso al agua dulce. En Ramsey hay algunas cosas interesantes de ver. Para los amantes de las motos, aquí se encuentra el K Tree, uno de los tramos más famosos de la Tourist Trophy. Pero también hay dos atracciones turísticas que ponen de manifiesto que, pese a ser un país soberano que funciona como dependencia británica, el sabor inglés de sus ciudades es indudable. La primera es Milntown Estate and Gardens (Lezayre Road; Tel: (+44) 1624 818 091), una antigua casona solariega rodeada de jardines, y el Museo Grove (Andreas Road; Tel: (+44) 1624 648 000), instalado en la residencia de veraneo de una familia de Liverpool que se ha convertido en un museo sobre la época victoriana.

Fotos bajo Licencia CC: John Ward; Jim Linwood; Laura Ormiston-Chant; Graham; David Jones; James Daw; Culture Vannin; NH53; Tee Cee

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