Un fin de semana en Viena: Del Innere Stadt al Parque Prater

Un tranvía para frente a la Opera de Viena. Los grandes edificios se apelotonan en el Ringstrasse, el boulevard más elegante de la capital vienesa. hpt-photo

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En esta primera entrega de nuestra guía de urgencia de Viena nos quedaremos en el entorno del denominado Anillo Imperial (Ringstrasse -calle del anillo-), un extenso boulevard repleto de grandes edificios públicos, museos, teatros y palacetes. Viena no es una ciudad grande; aún así, te recomendamos sacar la Vienna Pass. Merece la pena aunque no es barato. Para dos días, el precio para los adultos es de 99 euros y de 49,50 para los nenes y nenas mayores de seis años. Pero sirve para ahorrar de verdad. Lo primero es que da acceso gratuito al bus turístico, que conecta los principales puntos turísticos de la ciudad (el ticket para dos días cuesta 31 euros); el número de atracciones turísticas incluidas es bastante amplio y al final del día ahorras dinero de verdad); te permite el acceso preferencial a las atracciones y, lo que nos parece hasta revolucionario, puedes planificar la visita desde casa cuando la compras. De verdad que merece la pena.

Si eres de los que se levantan muy temprano y no te importa dejar pasar el desayuno del hotel, una buena idea es empezar la jornada en el Café Central (Herrengasse, 14; Tel: (+43) 1 5333763) un clásico que lleva ahí desde finales del siglo XIX (abrió en 1876) y que sólo por lo bonito que es ya se merece una visita. Este lugar es uno de los cafés tradicionales con más solera de la capital austriaca y entre sus clientes históricos se cuentan personalidades de la talla de Freud, Trotsky, Klimt o Zweig, uno de nuestros escritores preferidos. Otro grande de las letras, Berthold Brecht, dijo con su característico sentido del humor que Viena es esa ciudad que los vieneses construyeron entre café y café. Y es verdad. Los viejos locales con aire romántico (y hasta decadente) son una de las señas de identidad más importante de la ciudad. Y el Central es, sobre todo, eso mismo que dice su nombre: céntrico. Y desde aquí puede explorarse a pie la mayor parte del centro vienés. Y el lector dirá: aprovechemos el desayuno del hotel y hagamos una parada en el Central a media mañana. Pues no. Poder se puede, pero el Central abre temprano (a las 7.00 horas de lunes a sábado y a las 10.00 los domingos) y hasta eso de las 8.30 prácticamente no hay turistas, por lo que no sólo puedes disfrutar de las míticas delicias de las delicias de la repostería local, sino que, también, disfrutar del interior de esta joya con tranquilidad. Y ahora sí, salimos a la calle.

UNA MAÑANA EN EL INNERE STADT.- El centro histórico de Viena es la porción de ciudad enmarcada por el Boulevard Ringstrasse (Schottenring; Universitatsring; Burgring; Opernring; Kärntner Ring; Schubertring; Parkring y Stubernring), la elegante avenida arbolada que ocupa el lugar de las antiguas murallas medievales de la ciudad. Dicen que el Ring vienes es la avenida más bonita del mundo. Ni afirmamos, ni negamos. Viena es una ciudad bonita. Y en este boulevard, en la que la capital vienesa quiso equipararse a las grandes capitales del oeste europeo, se apelotonan varias de las maravillas arquitectónicas de la ciudad como la Ópera, varios museos, el Parlamento o el magnífico Ayuntamiento, un edificio neogótico firmado por Friedrich Schmidt y que es el ejemplo paradigmático de ese afán vienés por convertirse en la capital del centro del viejo continente. Aquí también construyeron sus palacetes las familias más ricas del país y los algo más de cinco kilómetros del anillo vienés se pobló de arquitectura noble firmada por los más afamados arquitectos de la segunda mitad del siglo XIX (las murallas se empezaron a derribar a mediados del siglo por orden del emperador Francisco José I). Nos encontraremos varias veces con el anillo imperial en nuestras idas y venidas. Y conviene hacerlo en distintas horas del día.

Y precisamente te recomendamos empezar por una pequeña incursión por el anillo imperial antes de meterte de lleno por el viejo casco histórico vienés. Callejea hasta el Burgtheater y cruza el anillo hasta el Rathauspark. Aquí te vas a encontrar con tres joyas del anillo imperial. El propio Burgtheater (Teatro de la Ciudad), la sede del Parlamento y el imponente Ayuntamiento. Es una muy buena manera de encontrarte con la ciudad. Después habrá tiempo de volver, pero pasa junto a los museos de Historia Natural y el de Historia del Arte con sus soberbias fachadas mirándose frente a frente en Maria-Theresien-Platz (corazón del Barrio de los Museos). Apenas has caminado un kilómetro y ya te has topado con media docena de edificios que envidiarían la mayor parte de las ciudades del mundo. Pero es que no te vas a detener aquí. Vas a seguir un poco más hasta la mítica Ópera de Viena antes de meterte en la antigua ciudad a intramuros por la Kärntner Strasse, una bellísima calle peatonal llena de viejos edificios neoclásicos y modernistas en la que se apelotonan los comercios de grandes marcas internacionales. Y es que la ciudad es así. Como te decíamos con anterioridad, Viena es pequeña y se puede recorrer, más o menos, en dos días. Pero verla por fuera y por dentro te llevaría mucho más tiempo.

Hacemos la primera parada en la Stephansplatz. Justo al final de Kärntner Strasse la calle se abre en un enorme hueco que deja a la vista la imponente Catedral de San Stephan (Stephansplatz, 3; Tel: +43 1 515523530), uno de los grandes iconos de la Viena histórica. Esta maravilla gótica se empezó a edificar en el siglo XIII (sobre una anterior de estilo románico) y su imponente campanario fue, durante varios siglos, el edificio más alto del mundo. Por fuera es linda (con su famosa torre y los tejados puntiagudos cubiertos de azulejos) pero por dentro es brutal. Si no te dan miedo sus casi 350 escalones, permítete el gusto de subir a lo alto de la torre sur. Las vistas sobre los tejados de la propia catedral y la ciudad son brutales. Aprovecha la ocasión para bajar hasta el barrio judío y visita la Stadttempel (Seitenstettengasse, 4; Tel: (+43) 153 104) antes de perderte por las callejuelas anexas. Aquí se encuentran las piedras más antiguas de la ciudad. Como las de San Ruperto (Ruprechtsplatz, 1; Tel: (+43) 1535 6003), que están ahí desde el siglo VIII. Aprovecha para comer algo en la zona antes o en el camino de vuelta al Ring. Otro punto que hay que ver si o sí en esta zona es la Plaza del Hohermarkt, la más antigua de la ciudad. En una esquina de este bonito lugar se encuentra el Reloj Anker, una maravilla artdecó que cada anuncia cada hora mediante curiosos autómatas que representan a figuras destacadas de la historia de la ciudad. De camino a la Ringstrasse pasa junto a la Iglesia de San Pedro (Petersplatz, 1) y detente un momento junto a la Columna de la Peste (Graben, 28), una imponente escultura barroca dedicada a la Santísima Trinidad como acción de gracias tras la epidemia que asoló la ciudad en 1679.

DEL PALACIO HOFBURG DE AL PARQUE PRATER .- El Palacio Hofburg (Michaelerkuppel, sn; Tel: (+43) 1533 7570) fue, durante más de seis siglos, una de las residencias oficiales de la dinastía de los Habsburgo, emperadores de Austria y emparentados de manera directa con España hasta la llegada de los borbones a finales del siglo XVIII. Este imponente complejo palaciego aún sigue siendo sede de gobierno y residencia del presidente austriaco pero aún se pueden ver los salones, las estancias privadas, una muy buena colección de arte, un museo dedicado a la figura de la famosa emperatriz Sisi y anexos tan famosos como la Escuela de Caballería (una de las más famosas del mundo) o la excepcional Biblioteca Nacional. La visita te va a demandar unas dos horas o dos horas y media. Si tienes ganas puedes aprovechar el resto de la tarde para ver por dentro la espectacular Ópera de Viena. Antes date la vuelta en la famosa Josefplatz para ver la fachada de la Biblioteca, uno de los coliseos más famosos y fastuosos del mundo. La Ópera Estatal de Viena (Opernring, 2; Tel (+43) 1 5144 42250) es uno de los símbolos de identidad de la ciudad (fue el primero de los grandes edificios públicos del Ring) y se ofrecen visitas guiadas. Nosotros te recomendamos verla desde fuera y cruzar la Ringstrasse para visitar la imponente sede de la Secesión de Viena (Friedrichstraße, 12; Tel: (+43) 1587 5307), una asociación fundada por artistas vinculados a las vanguardias artísticas del llamado Fin de Siglo (transición del XIX al XX). El propio pabellón, coronado por una cúpula de hojas de bronce a la que los vieneses llaman ‘el repollo’, es uno de los grandes iconos arquitectónicos de la ciudad; pero dentro guarda verdaderas joyas artísticas. La más brutal es el Friso de Beethoven, una de las grandes obras maestras de Gustav Klimt. Para nosotros es una de las diez visitas imprescindibles en Viena.

Una buena manera de acabar la primera jornada es una visita al Prater, uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo (cierra a las doce de la noche). Para ahorrar tiempo usa el transporte público. La línea U1 del metro vienés (Roja) te comunica con el parque de atracciones desde la parada Karlsplatz. La estrella indiscutible del Prater es la famosa Viener Riesenrad (Riesenradplatz, 1; Tel: (+43) 17 2954 3019), quizás la noria más famosa del mundo. Esta enorme noria se construyó, por primera vez, en 1897 y reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial. La entrada al parque es gratuita y se paga entrada para cada una de las atracciones. Si cuentas con la Viena Pass, tendrás entrada gratuita a la noria y a otras muchas atracciones del que es el parque de atracciones más antiguo de Europa. El lugar está lleno de puestos de comida rápida, por lo que puedes cenar ahí.

¿MUSEOS SÍ O NO? En una visita de dos días ir de museos te limita muchísimo. La Plaza de María Teresa (Maria-Theresien-Platz) es el corazón del llamado Barrio de los Museos y se encuentra en pleno anillo imperial. En la misma plaza se encuentran el Museo de Historia Natural y el de Historia del Arte. En ambos casos no te vas a encontrar nada demasiado fuera de lo normal. Eso sí, hay verdaderas joyas. Un ejemplo claro es la famosa Venus de Willendorf (una escultura femenina del Paleolítico que representa a la fecundidad) que se guarda en el Museo de Historia Natural o la colección de cuadros, grandes murales y dibujos de Klimt que se atesoran en el de Historia del Arte. Si tuviéramos que elegir un museo en el entorno del Ringstrasse te recomendamos el Museo Leopoldo Museo Leopoldo (Museumsplatz, 1; Tel: (+43) 1 525 700), que atesora una impresionante colección artística centrada en la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XXC, justo la edad de oro de la capital vienesa y el momento en el que explotaron las vanguardias artísticas que marcaron ese esplendor cultural. Aquí, por ejemplo, te vas a topar con algunas de las obras maestras de Gustav Klimt y muy buenos exponentes del potente Expresionismo Alemán. Para el segundo día dejaremos el Palacio Belvedere.

Fotos bajo Licencia CC: hpt-photo; John Lord; Dennis Jarvis; Aapo Haapanen; Sandor Somkuti; Marcus Rahm; Andrew Nash

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