Qué ver en Brasov: la ciudad más bonita de la Transilvania rumana

La Iglesia Negra emerge sobre los tejados de Brasov.

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La ciudad más bonita de Rumanía con diferencia: y eso que Bucarest es la bomba. La Transilvania es una región mítica del Este de Europa marcada por las leyendas y los seres fantásticos. Es la tierra del Conde Drácula, que reina en un panteón de criaturas sobrenaturales y personajes mágicos entre los que se encuentran duendes, brujas y hasta el flautista de Hamelin que, según parece, se trajo hasta estas tierras a los 130 niños de la ciudad alemana tras no recibir el pago por liberarla de las ratas. Por aquí deben andar sus descendientes. En torno a la cordillera se encuentran algunas de las ciudades más bonitas de todo el país. Pero de entre todas ellas destaca Brasov que se enclava justo en mitad de la cordillera en un lugar mágico.

La historia de Brasov está íntimamente ligada a su condición de lugar de frontera. Su nombre mismo ‘Fortaleza’ es una muestra del papel de esta plaza fuerte que sirvió de muro del reino de Hungría ante el avance de los Tártaros y, posteriormente, los Otomanos. Y esa condición de frontera se pone de manifiesto cuando nos acercamos a su casco histórico que conserva algunos tramos de muros fuertes protegidos por una docena de torres y bastiones que recuerdan, en su mayoría, a los antiguos gremios profesionales medievales: Torre del Injerto; Torre de los Cazadores; Bastión de los Pañeros; Bastión de los Enterradores; Puerta de los esquiadores; Bastión de los Herreros… No dejes de pasear por la calle Dupa Ziduri y visitar las torres blanca y negra.

Puerta Catherina, una de las entradas históricas en las murallas de Brasov.

La más bonita de las antiguas puertas de Brasov es la Puerta Catherina (Centrul Vechi) que da acceso a uno de los tramos urbanos medievales mejor conservados de Brasov. Aquí te recomendamos ir por la Calle Cerbului para ver varios edificios históricos (destacan los de los números 34 y 24), pasar por la Calle Sforii, una de las más estrechas del mundo, y plantarte en otra de las arterias medievales de la vieja Brasov: la Calle Poarta Schei. Aquí te vas a encontrar los dos primeros grandes monumentos que hay que visitar sí o sí: la Sinagoga Beth Israel (Poarta Schei, 31), una preciosa construcción de principios del siglo XX que nos recordó a su homónima de Sofía (en Bulgaria) y la Casa Zeidner (Poarta Schei, 5).

Calle Sforii, una de las más estrechas de Europa.

El segundo punto de interés en la ciudad histórica es el eje que forman la Plaza del Ayuntamiento y la Curtea -Corte- Johannes Honterus. Aquí te vas a encontrar el conjunto de casas, palacetes y grandes monumentos que más importantes de toda la ciudad. Reina sobre todos ellos la Iglesia Negra (Curtea Johannes Honterus, 2). Esta gran mole gótica data del XIV y es el epicentro de la vida espiritual y política ya no de Brasov, sino de gran parte de la Transilvania. Si de su exterior destaca por el tono oscuro de sus muros, el tono que reina en el interior es el blanco. Entre sus tesoros destacan su pila bautismal de bronce, los asientos gremiales (donde se sentaban los máximos representantes de cada una de las ‘escuelas’ profesionales de la ciudad y uno de los mayores órganos de Europa. Y alrededor de la ‘Biserica’ puedes encontrar algunas de las casas nobles más antiguas y bonitas del casco.

Antiguo Ayuntamiento de  Brasov.

En la Plaza del Viejo Ayuntamiento nos vamos a encontrar con el gran espacio abierto del burgo medieval (sede del mercado) y un gran conjunto monumental en el que destaca, como no podía ser de otra manera, con la sede del Ayuntamiento antiguo, un precioso edificio del siglo XV que domina con su Torre del Reloj, el centro de esta gran plaza. Si miras a tu alrededor verás fachadas que repasan la historia en un lapso que va desde el siglo XVI al XIX. Es un conjunto de gran belleza en el que se apelotonan otros grandes hitos urbanos como la Iglesia de la Madre de Dios (Piața Sfatului, 3); la gran casona del siglo XVI que alberga el Museo de la Civilización Urbana (Piața Sfatului, 15) o la Casa Mureșenilor (Piața Sfatului, 25), palacete del XIX que perteneció a una de las grandes familias que posibilitaron el salto de Rumanía hacia la modernidad (hoy es un museo).

Calle del centro histórico de Brasov.

Del Boulevard Eroilor al Castillo de la Torre.- El ensanche de Brasov desbordó las murallas de la ciudad hacia el norte creando una pequeña ciudad donde se erigieron los nuevos ‘templos’ de la mentalidad burguesa. El eje de esta nueva Brasov es el Boulevard Erolior, donde puedes ver grandes edificios públicos y culturales como el actual Ayuntamiento (Bulevardul Eroilor 8), el Museo de Bellas Artes (Bulevardul Eroilor, 21) o el Teatro Sică Alexandrescu (Piața Teatrului, 1). El otro gran símbolo de las ciudades que se deshacen del corsé medieval es el jardín público. Aquí tenemos el Parque Parque Nicolae Titulescu (Centrul Vechi) un gran jardín a la francesa que culmina en la Avenida NIcolae Lorga donde puedes ver una ristra de palacetes y la preciosa Iglesia de Buna Vestire (Nicolae Iorga, 28). Terminamos este paseo por Brasov subiendo desde el entorno de Nicolae lorga al Castillo de la Torre de Vigilancia - (Strada Cetățuia, 7).

Ladrillo y piedra en la Sinagoga de Brasov.

El teléferico de Tampa.- Junto al Bastión de los Enterradores se encuentra el terminal inferior del teleférico que sube hasta la cima del Monte Tampa desde donde se disfrutan unas vistas alucinantes de la ciudad y del entorno montañoso que la rodea. Aquí hay un par de senderos donde puedes experimentar la feracidad de los bosques transilvanos sin salir de Brasov.

A dos pasos de Brasov

Castillo de Bran.

El castillo de Bran (Strada General Traian Moșoiu 24 -Bran-).- Es uno de los ejes de la leyenda de Drácula, pero la realidad es más tozuda que la leyenda y la relación de esta imponente fortaleza medieval es apenas circunstancial (el ‘empalador’ atacó los suburbios de Brasov en 1459 para resolver una disputa de tributos con los gobernantes locales y paso dos días como prisionero posteriormente ya bajo el dominio otomano). El castillo fue levantado en el último tercio del siglo XIII por la Orden Teutónica como fortaleza de ‘frontera’ frente al avance de los tártaros aunque su aspecto actual data de finales del XIV cuando fue totalmente reedificado como frontera entre el Sacro Imperio y Valaquia (el país de Vlad).

Patio de armas del Castillo de Bran.

La fortaleza es de una belleza apabullante. Literalmente un castillo de cuento que es uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar centroeuropea de los tiempos del gótico. Pero también es un museo de artes decorativas rumanas gracias al afán coleccionista de una de las reinas de Rumanía (María de Sajonia) que usó Bran como residencia de verano y lo convirtió en un museo de artes y artesanías del país. Más allá de la historia, Bran también tiene espacio para el ‘folclore’ con salas dedicadas a Drácula o a los instrumentos de tortura medievales.

Oso pardo en la reserva de Zarnesti.

La reserva de osos de Zarnesti.- A pocos kilómetros del centro de Brasov nos encontramos con esta reserva natural donde podemos ver osos en semi libertad y hacernos una idea de la vida de estos animales imponentes que en Rumanía todavía abundan (se calcula que en los bosques del país hay unos 10.000 osos pardos en libertad). En Zarnesti vamos a ver unos cien animales que han sido rescatados de zoológicos, circos o casas particulares. En las más de cien hectáreas de este santuario no sólo vas a poder ver a los osos. También introducirte en un ambiente boscoso típicamente trasilvano que sirve de carta de presentación de la apabullante naturaleza de Los Cárpatos.

Piatra Craiului, un paraíso para las cabras montesas.

El Parque Nacional de Piatra Craiului.- Si te has quedado con ganas de más naturaleza (y de ver a los osos en total libertad) date una vuelta por el Parque Nacional de Piatra Craiului, uno de los paisajes de montaña más espectaculares de esta zona de los míticos Cárpatos. El eje que articula este parque de algo más de 15.000 hectáreas es un imponente macizo calcáreo que alcanza los 2.000 metros de altitud sobre el nivel del mar: los ‘muros de Zarnesti’ forman una imponente muralla de piedra gris que emerge sobre un denso bosque donde reina el oso pardo entre un grupo de vecinos entre los que destacan la cabra montés, el ciervo, el zorro o el jabalí. Este parque es un paraíso para los caminantes con medio centenar de rutas señalizadas que cuentan con refugios para observar la fauna.

Fotos bajo Licencia CC: xulescu_g; Julien Lavergne; Erwan Martin; Jorge Franganillo; Pedro; Clay Gilliland; macchi; Emmanuel DYAN

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