Quito Colonial: la joya hispana de la Cordillera de los Andes

Vista del casco colonial de la ciudad de Quito desde la calle 'Siete Cruces'. VIAJAR AHORA

Viajar Ahora

Desde las alturas del Panecillo, a los pies de la gigantesca virgen que parece proteger el valle, la ciudad vieja se muestra como un mar de tejas rojas del que, acá y allá, surgen imponentes torres y cúpulas. A lo lejos, la ilusión de lo antiguo se rompe con la silueta contundente de los nuevos edificios residenciales y las torres del centro financiero; pero a nuestros pies, Quito se muestra pequeña, recoleta y señorial. Como una vieja dama criolla orgullosa de su pasado y consciente de la riqueza que atesora más allá de los traumas e injusticias de la conquista y la posterior administración hispánica. No es de extrañar que este trozo de urbe haya sido el primero de los grandes conjuntos urbanos declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y que a la capital de Ecuador se la conozca como ‘el relicario de América’. El viajero que se adentre en la red de calles y plazas del antiguo Quito colonial se encontrará con un casco histórico no sólo muy bien conservado, sino con un lugar cuidado, limpio, ordenado y, sobre todo, muy seguro. Lugar ideal, por lo tanto, para el paseo tranquilo y detenido.

Ya a ras de suelo, se abre todo un universo de calles y plazas donde las casas coloniales de fachadas sencillas y los patios umbríos donde reinan fuentes, flores y preciosas galerías de madera, conviven con impresionantes iglesias, conventos y fastuosos palacios que llevan los apellidos más ilustres de la epopeya hispana en tierras americanas. De aquí, por ejemplo, partió Francisco de Orellana para convertirse en el primer europeo en navegar el Río Amazonas, porque lo que es descubrirlo, lo hicieron unos 11.000 años antes los hombres y mujeres que vieron el coloso por primera vez. Lugar con historia que, incluso, se remonta más allá de ese 1534 en el que 204 colonos españoles fundan San Francisco de Quito sobre los escombros de lo que debió ser una imponente metrópolis incaica. Pero estamos hablando de la ciudad colonial; de lo que hoy podemos ver y disfrutar.

Una buena idea para explorar a fondo la ciudad vieja es establecer la ‘base de operaciones’ en la concurrida Plaza de la Independencia o Plaza Grande. Un monolito emplazado en el centro del parque recuerda a los héroes que en 1809 iniciaron los primeros motines contra la corona española y sirvieron de acicate para los levantamientos en otros lugares de la América hispánica y sirve de mirador privilegiado sobre el Palacio de Carondelet (Dirección: C/ García Moreno, 10-43; Horario: L: 15.00 – 19.00, MV 9.00 – 19.00, S 9.00 – 22.00 y D 9.00 – 16.00), antigua sede de la autoridad colonial hoy sede de Gobierno y residencia del Presidente de Ecuador, y la imponente Catedral Primada de Quito (Dirección: C/ Venezuela N3-117; Tel: (+) 2257 03 71; Horario: LS 9.00 – 17.15) una de las más grandes del continente que, además, es uno de los mejores ejemplos de la fusión de los estilos artísticos importados desde España y los indígenas.

Desde ahí uno puede ir hacia cualquier punto cardinal para dejarse sorprender por el rosario de iglesias y viejas casonas que conforman este conjunto urbano único en el continente. Obvio que hay hitos de obligada visita, pero no es mal plan que estos vayan cayendo en el saco del viajero o viajera de manera casual. Bastará con ver las fachadas para animarse a entrar y descubrir joyas imponentes como, por ejemplo, la Iglesia de la Compañía de Jesús (Dirección: C/ García Moreno, 133; Tel: (+593) 2-258 41 75; Horario: LJ 9.30 – 18.30, V 9.30 – 17.30, SyF 9.30 – 16.15, D 12.30 – 16.15; E-mail: ficj@fundacioniglesiadelacompania.org.ec) una de las más imponentes muestras del barroco ya no de América, sino del mundo. Una iglesia que asombra por su fachada y apabulla por su interior que alterna el barroco y el mudéjar y que está casi íntegramente recubierto de pan de oro. Un exceso que maravilla. Algo inaudito que te deja, literalmente, con la boca abierta.

Entrar a enumerar iglesias, conventos o casas notables implicaría un listado interminable. Valgan como ejemplos otros templos como el de San Francisco (Dirección: Plaza de San Francisco sn; Tel: (+593) 2-228 11 24; Horario: LS 9.00 – 17.30 DyF 9.00 – 13.00), cabeza del complejo conventual más grande de la ciudad y verdadera joya arquitectónica y artística o La Merced (Dirección: C/ Mejía, 111; Tel: (+593) 2-258 06 23; Horario: LV 6.30 -11.30 y 15.00 – 18.00), que entre otras curiosidades luce una fuente dedicada al dios pagano Neptuno. Las iglesias y los conventos son tan abundantes que hay casos en los que comparten muro (como sucede en el caso de El Sagrario y la Catedral). Por eso es recomendable visitar por imperativo lo imprescindible y, después, dejarse llevar por el azar. Un método de exploración que no defrauda.

Como sucede en otras partes de América, la colonización europea se impuso aquí a sangre y fuego. Cuentan los locales que los incas quiteños prefirieron arrasar su propia ciudad antes de dejarla a merced de los españoles. Por eso los restos de las anteriores culturas que florecieron en el lugar son esporádicos. Para encontrar los ecos de aquellas civilizaciones hay que bucear en los museos. Como el de la Casa del Alabado (Dirección: C/ Cuenca, 41; Tel: (+593) 2-228 07 72 y (+593) 2-228 09 40; Horario: LD 9.00 – 17.30; E-mail: info@alabado.org), un estupendo centro que explora las diferentes culturas prehispánicas ecuatorianas a través de una de las más completas colecciones arqueológicas de América. Además, este centro de primerísimo nivel, te permite ver por dentro una de las casas coloniales más imponentes de la ciudad.

Si el viajero o la viajera gusta de enterarse de los vericuetos de la historia también puede darse un paseo por el Museo de la Ciudad (Dirección: C/ García Moreno, 47; Tel: (+593) 2-228 36 79; Horario: MD 9.30 – 17.30; E-mail: comunicacionmdc@museociudadquito.gob.ec) que, a parte de ser la mejor cátedra para enterarse que pasaba por estos pagos durante los tiempos de la colonia y el convulso siglo XIX le da a uno la oportunidad de conocer las tripas del edificio más antiguo de la capital ecuatoriana y que fue sede de las instalaciones del Hospital de San Juan de Dios. La sala dedicada a la historia de la medicina en época colonial es una de las mejores.

Para los amantes de las curiosidades queda el Museo de Cera Alberto Mena Camaño (Dirección: C/ García Moreno, 887; Tel: (+593) 2-258 43 63; Horario: MS 9.00 – 17.30 D 10.00 – 16.30) que ocupa el antiguo cuartel de la Real Audiencia colonial y en el que se representan los hechos del motín ciudadano de 1809 sin excluir las imágenes más escabrosas de la brutal represión de las autoridades coloniales. A apenas un par de cuadras se localiza el Museo Casa Sucre (Dirección: C/ Venezuela, 573; Tel: (+´593) 2-295 28 60; Horario: 9.00 – 17.30) que muestra enseres personales y objetos históricos del héroe de la independencia nacional en la que fuera su casa.

Un paseo sin rumbo, como el que te hemos propuesto en Viajar Ahora, debe incluir calles como la García Moreno, que atraviesa el corazón del casco histórico de sur a norte hasta la neogótica y espectacular Basílica del Voto Nacional (Dirección: C/Carchi, 122; Tel: (+953) 2-258 38 91; Horario: LD 9.00 – 17.00). Vía que en tiempos de la colonia llevaba el nombre de ‘Siete Cruces’ en referencia a una de las costumbres más tradicionales de la Semana Santa que se realizaba en las siete iglesias que adornan la calle en todo su recorrido (Santa Bárbara, La Concepción, la Catedral, El Sagrario, la Compañía de Jesús, el Monasterio del Carmen Alto y la Capilla de San Lázaro). Otro de los lugares imprescindibles es la Calle de La Ronda, antiguo mentidero de la capital en tiempos de la colonia y hoy centro dónde se concentra una buena oferta gastronómica y algunos de los talleres artesanales y culturales más interesantes de la ciudad.

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