La Generalitat perdió 39 millones con la venta de doce edificios en 2014

La Sindicatura de Comptes de Catalunya –el equivalente autonómico al Tribunal de Cuentas– ha concluido que la Generalitat perdió 38,58 millones de euros con la venta de doce edificios en 2014. El ente fiscalizador señala que doce de los dieciocho inmuebles se vendieron por debajo de su coste de adquisición, es decir, que el importe de la venta en el ejercicio 2014 fue inferior al importe de compra que en su día efectuó la Generalitat.

En conjunto, estas malas ventas generaron pérdidas por valor de 38,58 millones, que la propia Intervención de la Generalitat ha reconocido. Durante ese año, la Generalitat tuvo que destinar 152,06 millones de euros a cancelar censos enfitéuticos (derechos reales de censo) que gravaban a 14 fincas.

Entre las operaciones de ese año figura un icono del modernismo arquitectónico, la Casa Burés del barrio del Eixample de Barcelona: el Govern tripartit compró el inmueble al Ayuntamiento por 26 millones de euros y la Generalitat lo vendió en diciembre de 2014 a un fondo inmobiliario por 18,8 millones. A día de hoy en el emblemático edificio, largamente reivindicado por los vecinos como equipamiento para el barrio, se hacen obras para convertirlo en pisos de lujo para turistas. En el mismo ejercicio la Generalitat vendió por 52 millones la sede del departamento de Territori –que el tripartit había adquirido por 60 millones.

Por otro lado, el ente fiscalizador concluye que cuatro de las operaciones supusieron pérdidas financieras adicionales inicialmente no contabilizadas de 41,77 millones, pero que en un ejercicio posterior sí fueron reconocidas por la intervención. Fuentes de la Sindicatura han explicado que esta cifra se ha obtenido mediante la diferencia entre el valor de venta del inmueble y su valor neto contable (el coste menos las amortizaciones que tenía acumuladas el edificio).

Recortes, privatizaciones y ventas de patrimonio

Para atajar el desfase en las cuentas públicas del 4,2% que se encontró cuando llegó a la Generalitat en 2010, Mas aplicó una receta consistente en reducir gastos e incrementar ingresos. Así, efectuó un tijeretazo del 15% del gasto social y quitó pagas a los funcionarios. Para obtener ingresos extraordinarios, privatizó empresas públicas y se desprendió de buena parte del patrimonio público –incluidas todas las sedes de las conselleries de Barcelona, salvo el Palau de la Generalitat.

Mientras los recortes se aplicaron a rajatabla, la búsqueda de ingresos cosechó fracasos cuya futura repercusión en las arcas de la Generalitat todavía está por ver, como las operaciones de ATLL o los túneles del Cadí. Además, el Govern no cumplió ninguna previsión respecto a las operaciones para desprenderse de sus edificios. Y es que la Generalitat, muy necesitada de ingresos para cuadras las cuentas, optó por vender su patrimonio en uno de los peores momentos del mercado inmobiliario.

Por ejemplo, en el ejercicio 2014 analizado por la Sindicatura, la Generalitat previó obtener 1.033 millones por la venta de inmuebles, pero terminó ingresando 330. El lote más importante que se puso a la venta fueron 13 edificios gubernamentales, adquiridos por el grupo asegurador Zúrich por 201 millones de euros, un 7% más baratos que su precio de venta inicial.

Lo mismo había ocurrido en el ejercicio anterior, que junto a 2014 fue el que concentró la mayoría de las ventas de edificios de los gobiernos de Mas. La Generalitat quería ingresar 854 millones desprendiéndose de edificios públicos, pero termino recaudando 212.

Vendidos y de alquiler

En conjunto, la venta de inmuebles a lo largo de los cinco años de Mas en la Generalitat supuso ingresos de alrededor de 600 millones, no exentos de polémica: una firma israelí dejó plantada a la Generalitat en la última operación sobre el patrimonio público en noviembre de 2015. Además, en la mayoría de casos la Generalitat paga un alquiler al comprador del inmueble para que los funcionarios se queden en las sedes de los departamentos hasta el traslado de la administración a un nuevo centro en la Zona Franca.

El informe de las cuentas de 2014 también constata una situación de dependencia financiera de la Generalitat respecto al ministerio de Hacienda, que poco ha cambiado tres años años después. “Hay necesidades de financiación importantes. Los ingresos de la Generalitat solo pueden entrar por los tributos que gestiona y los mecanismos que establece el Estado: el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) y el crédito de proveedores”, ha subrayado el Síndic Major, Jaume Amat, que ha advertido ha advertido de la situación económica “peligrosa” de la Generalitat.