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Cuanta más represión, más rebeldía

La música es el primer elemento que necesita un movimiento. Es probablemente la primera razón para acabar rompiendo las cadenas. Y los enemigos de la libertad, también enemigos de la cultura, lo saben bien. Siempre lo han sabido. Muchas canciones han generado revueltas. Vivimos tiempos de justicia corrupta y olor posfranquista. Muchas voces se ven amenazadas. Un caso flagrante es el del rapero mallorquín Valtonyc, procesado por la Audiencia Nacional española por el simple hecho de expresar unas ideas a través de sus canciones. Sin olvidar las recientes condenas a Cassandra Vera y César Strawberry para hacer tuits y canciones que contradicen los derechos fundamentales pactados en la Constitución de 1978 y en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.

Valtonyc, Albert Pla, Lágrimas de Sangre, KOP, Che Sudaka, Nico Roig... son sólo una relación de artistas que han tenido que presentarse en algún momento de su carrera en la Audiencia Nacional. Su periplo judicial ha originado, en parte, el concierto que se celebrará el 21 de mayo en el parque del Gran Sol de Badalona en protesta contra “las agresiones políticas, legales y públicas a la libertad de expresión”. Detrás de este acto está la plataforma No Callarem, que aglutina entidades y asociaciones como el Sindicato de Músicos Activistas de Cataluña, el Ateneu Popular Nou Barris, el Ateneu La Torna y las plataformas Defensem els Drets Humans y Defender a Quien Defiende, entre otros. También, Llibertat Valtonyc, el grupo de apoyo creado a raíz del juicio al rapero mallorquín.

Voces sentenciadas

La sentencia a Valtonyc, dictada en febrero pasado, ha encendido al colectivo musical. Una sentencia que se suma al año de prisión a que fue condenado en enero César Strawberry, cantante de Def Con Dos. Ambas sentencias judiciales están pendientes de recurso, con los costes económicos que ello implica, pero después de estos dos juicios, otros raperos esperan turno. Es el caso del dúo Ayax y Prokem o del colectivo La Insurgencia. El rapero leridano Pablo Hasél enfrenta a una petición de siete años de prisión. Ante la gravedad del caso Valtonyc, con la condena más alta que haya recibido nunca un rapero, los beneficios del concierto se destinarán a sufragar los costes legales de su defensa. Asimismo se ha iniciado una campaña de recaudación de fondos a la plataforma Goteo para costear los gastos que implica organizar el concierto.

Albert Pla, Green Valley, Lágrimas de Sangre, Mishima, Fermín Muguruza con Ovidi3, María Arnal y Marcel Bagés, Valtonyc, Che Sudaka, KOP, Chundarata, Tori Sparks, Xebi SF, A Contra Blues, Elgio, EINA, Maika Makovski, Raynald Colom, Za!, Nico Roig, Isabel Vinardell & Isabelle Laudenbach o Seward se han unido al cartel y al proyecto. Un escudo de defensa ante las agresiones políticas, legales y públicas a la libertad de expresión. Una plataforma, aseguran, estable de denuncia de la censura a la crítica política a través del arte, el periodismo o de la expresión libre en las redes sociales. “La crítica que no ataca ni vulnera los Derechos Humanos no puede considerarse delito”, expresan en un manifiesto. Las condenas a prisión a artistas o twitters van dirigidas a un sector muy particular, aquel que ataca el status quo y, concretamente, la derecha política española. “Mi guitarra no dispara pero sé donde apunto aunque no veas la bala”, cantaba Kortatu denunciando la censura. En fin, vivimos en la democracia marca España, donde protestar es delito. Hay un dicho que por más años que pasen parece que no deja de ser actual: Cuanta más represión, más rebeldía.

La música es el primer elemento que necesita un movimiento. Es probablemente la primera razón para acabar rompiendo las cadenas. Y los enemigos de la libertad, también enemigos de la cultura, lo saben bien. Siempre lo han sabido. Muchas canciones han generado revueltas. Vivimos tiempos de justicia corrupta y olor posfranquista. Muchas voces se ven amenazadas. Un caso flagrante es el del rapero mallorquín Valtonyc, procesado por la Audiencia Nacional española por el simple hecho de expresar unas ideas a través de sus canciones. Sin olvidar las recientes condenas a Cassandra Vera y César Strawberry para hacer tuits y canciones que contradicen los derechos fundamentales pactados en la Constitución de 1978 y en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.