Una solución para que tus plantas no mueran mientras estás de vacaciones: regar con el móvil

Martín Frías

19 de julio de 2025 21:34 h

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Todo el mundo sabe que las plantas necesitan agua y, aunque es posible matarlas por exceso de riego, en los meses de verano el riesgo es el contrario. Las altas temperaturas provocan una deshidratación acelerada, lo que puede manifestarse como hojas quemadas, brotes marchitos e incluso la muerte de la planta por estrés hídrico.

El peligro se puede conjurar si estamos en casa para regar las plantas con una manguera o regadera. Pero un descuido, o un par de días fuera, pueden acabar con nuestras plantas de balcón o terraza muy rápidamente, especialmente en macetas pequeñas donde el sustrato se seca en cuestión de minutos.

Por si fuera poco, regar las plantas a chorros con una manguera o regadera es muy poco eficiente. Una gran parte del agua se pierde porque empapa la maceta, o se evapora rápidamente. Los sistemas de riego por goteo son la solución. El agua se suministra directamente a las raíces de cada planta, minimizando la evaporación, la escorrentía y el desperdicio que ocurre al mojar áreas no productivas como las hojas. Se calcula que podemos ahorrar hasta el 50% de agua.

Además, los sistemas de riego por goteo permiten mantener una humedad constante en la tierra de las plantas, evitando la sequedad o el encharcamiento, que puede ser igual de dañino y propicia la aparición de malas hierbas e infecciones por hongos.

La tecnología es una aliada en estos casos: los sistemas de riego por goteo, además de todas sus ventajas, se pueden controlar con aplicaciones desde nuestro teléfono móvil.

Sistemas de riego en la palma de tu mano

Con la ayuda de sensores, conexiones a Internet y aplicaciones en teléfonos inteligentes, es más fácil que nunca gestionar un sistema de riego por goteo. Los más sencillos funcionan como un control remoto: podemos abrir el flujo de agua desde el teléfono o programarlo para que riegue a determinados horarios o intervalos.

Algunos de estos modelos sencillos se pueden encontrar por menos de 20 euros y son poco más que una bomba de agua programable. El más habitual tiene una entrada de agua que bombea desde un depósito, y una salida a la que se acopla una manguera con conectores de plástico para que el agua gotee sobre las macetas o terrarios. La programación es muy sencilla, sea a horas fijas o a intervalos, y por lo general se alimentan con baterías que incluso pueden recargarse con la placa solar incluida.

Los controladores de riego inteligentes van un paso más allá. En general se colocan en una toma de manguera, por lo que no necesitan un depósito de agua. Pueden incluir un sensor que se coloca en el exterior, y hace un seguimiento de la luz solar, las temperaturas y el nivel de humedad, que son los factores más importantes que determinan las necesidades de riego de las plantas.

El dispositivo principal es el controlador de riego. Este aparato dispone de válvulas que abren y cierran el paso del agua. Los que están pensados para interiores tienen una entrada de agua con una bomba para absorberla de un depósito. Los de mayor capacidad también pueden usarse con aspersores para el riego de jardines, e Incluyen una boca de entrada que se ajusta a un grifo estándar de manguera, y una, dos, tres o más bocas de salida.

Si el controlador dispone de varias salidas, cada una de ellas se puede emplear para una “zona” diferente. Por ejemplo, en una terraza puede haber una zona más soleada, que necesite más riego, y otra en la sombra que haya que regar con menos frecuencia.

La instalación de las mangueras de riego es muy sencilla, con un sistema de juntas que permiten extender el riego varios metros, piquetas para fijarlas a la tierra y salidas para el agua situadas en los puntos necesarios.

Cómo instalar el controlador de riego WiFi

El controlador se alimenta con baterías, y en algunos modelos con un pequeño panel solar. El siguiente paso después de asegurarse de que las mangueras no tienen fugas ni están obstruidas es ponerlo en marcha.

Los controladores más económicos tienen botones y una pantalla sencilla para programar el riego. Por el contrario, los sistemas basados en WiFi se programan mediante una aplicación en el móvil. Basta con descarga la aplicación en el móvil y conectar la centralita a la red WiFi de casa, de forma parecida a como se conectan las bombillas inteligentes.

La ventaja de controlar el riego con la aplicación es que se puede gestionar de forma mucho más flexible e inteligente. Por ejemplo, muchas de las apps disponen de actualizaciones de previsiones meteorológicas, por lo que el sistema 'sabe' cuándo llueve y es necesario suspender el riego. Además, por supuesto, están disponibles las funciones para programar el riego a determinadas horas, días o intervalos, así como activar una función de riego manual si es necesario. Muchos fabricantes incorporan la posibilidad de controlar la aplicación con asistentes de voz, como el de Google o Alexa, añadiendo la posibilidad de regar con comandos de viva voz.

Los controladores más avanzados (y más caros, superando los 100 euros) ofrecen la opción de agregar al sistema un sensor de humedad. Este dispositivo tiene unas piquetas que se hunden en la tierra y miden la humedad en tiempo real, lo que permite que el riego se adapte a las condiciones reales del sustrato y las plantas siempre reciban la cantidad de agua precisa.

Un programador de riego es una pequeña inversión que nos puede ahorrar muchos disgustos en verano, ya que mantendrá vivas y bien irrigadas a nuestras plantas. Incluso si nos marchamos varios días o semanas de vacaciones, podremos tener control desde nuestro teléfono móvil del riego y, además, estaremos ahorrando agua.