ANÁLISIS

Los primeros datos de noviembre siguen sin aclarar cuál será el alcance del impacto del procés sobre la economía

El paro y la afiliación son, junto con la venta de coches, los primeros datos económicos cerrados del mes de noviembre con los que poder hacer ya cábalas sobre el impacto de la incertidumbre catalana. La evolución del empleo en octubre aventuró el daño del procés en el mercado de trabajo pero ya en noviembre los datos no se expresan con la rotundidad que algunos los interpretan.

Dentro de los dos elementos conocidos noviembre, paro y altas en la Seguridad Social, esta segunda es la que ayuda en mejor medida a leer la marcha de la economía. El paro registrado es clave, pero cuenta con muchas distorsiones que llaman a tomar los datos con prudencia y la estadística que sí es referencia es la de la tasa de paro de la EPA, que es trimestral y no conoceremos hasta 2018.

Pero la afiliación nos habla del dinamismo de la economía, española y catalana, y de su afectación por la política. Así, vemos que en noviembre la afiliación bajó algo más que en el resto de España pero tanto el dato medio de todo el país como el de Catalunya son muy livianos: en España las afiliaciones cayeron un 0,07% y en Catalunya un 0,12%. En octubre las tendencia contraria en Catalunya fue mucho más clara, con una subida media (siempre hablando en términos intermensuales) en el conjunto de España del 0,5% mientras que en la autonomía no se creó empleo.

Catalunya sigue siendo la comunidad autónoma con más afiliados de España, así que cualquier fluctuación tiene un impacto para el conjunto total. Sin embargo, ha sido Islas Baleares la que ha lastrado la marcha de los cotizantes en noviembre, ya que la comunidad registró una caída media del 15%, casi 79.000 empleados. El excepcional verano también ha provocado una excepcional pérdida de afiliación en noviembre, mes en el que tradicionalmente acaba la temporada en el Mediterráneo. 

Por provincias, la afiliación tampoco ha ido igual. La que más ha caído es la de Girona, con una pérdida de empleo del 2,32% y Tarragona con una pérdida del 1,4%. Sin embargo, en la provincia de Barcelona se ha creado empleo, un 0,32% con casi 9.200 puestos de trabajo nuevos. La comparación de estos datos por provincias con los de 2016 nos habla de una cifra muy similar. En conjunto la CCAA de Catalunya no creó ni destruyó empleo en noviembre de 2016, pero por el diferente comportamiento de sus provincias. Barcelona fue un poco más dinámica el año pasado creando empleo (con una mejora del 0,52%), pero Lleida destruyó más y el resto prácticamente igual. En definitiva, la ralentización de la creación de empleo en la provincia de Barcelona es lo que explica que el resultado global haya sido este año algo peor que la evolución del anterior.

En Castilla y León, Cantabria y Extremadura los datos de afiliación también han sido peores que en Catalunya, pese a ser comunidades con mucha menor exposición al turismo.

Para el catedrático emérito de Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep Oliver, los datos que dan la medida de la afectación del empleo serían la media del mes de octubre y de noviembre. Oliver cree que aún es pronto para saber las consecuencias de la fuga de empresas de Catalunya, el dato más visible del procés. “No se puede saber si es una catástrofe o lo contrario; además no tenemos datos de una experiencia previa que nos permitan predecir el efecto”, explica este economista. Para Oliver, el impacto, “no es menor y hay una clara evidencia” pero si las elecciones del 21-D despejan varias incógnitas se podrá diluir durante la primavera del próximo ejercicio. Tampoco se puede olvidar que este frenazo en Catalunya tiene lugar en un momento de intensa desaceleración de la economía española.

Por ahora, los datos de comercio minorista y turismo de octubre, nos hablan de que a Catalunya le ha ido peor que a la media pero con una cifras lejos del catastrofismo inicial en el que en el sector se hablaba de caídas de ventas próximas al 30%. El otro dato nuevo que se conoce ya de noviembre, el de matriculaciones, también indica que la influencia del procés no es clara ya que la venta de coches subió más de un 7%.

En general, las previsiones de los analistas, como por ejemplo la Airef (la Autoridad de Vigilancia Independiente), hablan de una economía que languidece pero crece. La Airef prevé que el crecimiento en el último trimestre del año de la región sea del 0,5%, frente al 0,9% estimado antes de ver los efectos del procés. Esto supone una pérdida para la economía catalana de 2.000 millones de euros que podría haber crecido (siempre según estas estimaciones) y que ya no crecerá.