El consejo de administración de Pescanova propone a los principales bancos acreedores que los actuales accionistas pasen de tener el control de un 5% a un 20% del capital de Nueva Pescanova, a la que segregará todo su negocio.
Asimismo, solicita para los actuales accionistas un derecho de suscripción preferente de las acciones que los bancos que conforman el conocido como G-7 (Abanca, Caixabank, Sabadell, Bankia, BBVA, Popular y UBI Banca) pudieran vender en el futuro.
En la junta general de accionistas celebrada hoy en la sede de la pesquera, el consejero Fernando Herce ha señalado que, “por lógica de negocio”, la presencia y continuidad del G-7 en el accionariado y control de Nueva Pecanova “no es previsible que sea eterna”.
“Lo previsible”, ha abundado, es que una vez que la sociedad esté estabilizada y se consolide su recuperación, las entidades financieras tiendan a rentabilizar su inversión mediante la colocación de sus acciones en el mercado.
De ahí que el consejo haya lanzado esta propuesta para evitar el desmembramiento, la deslocalización o la toma de control de Nueva Pescanova por parte de grupos competidores extranjeros.
La filosofía de esta propuesta es mantener y atraer progresivamente a “accionistas estables, algunos cercanos al territorio”, y dar liquidez mediante ampliaciones de capital tanto a los accionistas actuales de Pescanova como a los acreedores socios de Nueva Pescanova que en futuro quieran desinvertir.