Cáncer de testículo: cómo detectar precozmente un tumor

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Se trata de un tumor poco frecuente en términos relativos, ya que supone solo el 1% de los tumores malignos. En primer lugar porque se da solo en la mitad, la masculina, de la población, pero también porque se da mayoritariamente entre los 15 y los 35 años y fuera de estas edades es sumamente raro.

Además, actualmente tiene cura incluso en los estadios más avanzados del tumor, gracias a un tratamiento por quimioterapia basado en un fármaco llamado 'cisplatino' que se comenzó a desarrollar en los años 70 del siglo pasado, si bien previamente a su desarrollo el cáncer testicular no tenía curación más allá de la extirpación del testículo. Ahora bien, desde los noventa del siglo pasado la incidencia de este tumor está creciendo en España por causas que se desconocen.

Qué es el cáncer de testículo

El cáncer de testículo es una formación inicialmente tumoral que se da en las células germinales del testículo, es decir, aquellas encargadas de producir los espermatozoides así como las hormonas sexuales responsables de la conformación física masculina de la persona. Aunque puede haber caso de tumores en otros tipos de células testiculares, son muy raros.

Según un documento de la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom) el cáncer, que generalmente se da en edades relativamente jóvenes del desarrollo, tiene una sintomatología poco evidente, ya que no se produce presencia de dolor, a no ser que se infecte el tumor.

En raras ocasiones paralelamente al tumor se produce un desarrollo anormal de los pechos masculinos debido al aumento de secreción de una hormona conocida como beta-gonadotropina coriónica (β-HCG).

Precisamente la falta de sintomatología clara hace que si bien es un tipo de cáncer curable, aumente el peligro de metástasis en otros órganos en el caso de no detección y de que el tumor alcance estadios avanzados, por lo que se hace recomendable un autodiagnóstico.

Factores de riesgo

Adicionalmente, también por causas que se desconocen, la incidencia es mayor en algunos países que en otros. Tampoco se conoce demasiado bien el mecanismo por el que se desarrolla el tumor, si bien sí se sabe algunos factores previos que lo favorecen.

Por ejemplo, afirma la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom) que existe un peso genético ponderado, de modo que si un familiar directo ha padecido cáncer de testículo, la probabilidad de que un sujeto en cuestión lo padezca respecto a otros varones es diez veces mayor.

Así, la Seom especifica en su página web que descendientes de hombres con cáncer testicular tienen entre un 1% y un 3% de probabilidad de sufrirlo respecto del resto de los varones, para los cuales el riesgo es mucho más bajo.

Otro posible factor de riesgo, aduce la Seom, es haber sufrido criptoorquidia en la niñez. Esta enfermedad consiste en la no bajada de un testículo al escroto durante la formación del feto, con lo que en los niños puede quedar alojado en el abdomen y hay que llevarlo a la bolsa escrotal mediante cirugía.

El haber sufrido paperas con una consiguiente atrofia testicular también se considera un factor de riesgo, así como el haber sufrido un tumor previo en uno de los testículos aumenta el riesgo de sufrirlo en el otro, detalla la Seom.

Importancia del autodiagnóstico

“Aunque no está recomendada realización de exploraciones o pruebas rutinarias para diagnosticarlo de forma precoz en la población general, dado que es un tumor poco frecuente, de fácil diagnóstico en estadios iniciales y de buen pronóstico, sí es importante que la población diana de esta enfermedad (varones entre 15-35 años) esté familiarizada con los signos y síntomas de alarma más comunes”, explica la Seom.

Es decir, que realizar autoexploraciones regulares puede llevar a detectar un posible tumor en estadios iniciales y así evitar la metástasis. “La gran mayoría de los tumores germinales del varón se diagnostican porque el paciente se palpa un bulto en el testículo, que con frecuencia no duele”, explica la Sociedad Española de Oncología Médica.

El organismo también expone que “en general los pacientes describen más una sensación de peso en el área genital o simplemente un aumento de tamaño del testículo”. Por su parte la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos de América da las siguientes pautas para realizar una autoexploración testicular:

  • Hacer el examen durante o después de una ducha. De esta manera, la piel del escroto está caliente y relajada.
  • Es mejor realizar el examen estando de pie, para que los testículos cuelguen bien.
  • Palpar el saco escrotal suavemente para localizar un testículo.
  • Usar una mano para estabilizar el testículo. Usar los dedos y el pulgar de la otra mano para palparlo de manera firme pero suave, palpando toda la superficie.
  • Revisar el otro testículo de la misma manera.

Se recomienda pedir una consulta con el médico si se encuentra un bulto u otro cambio durante una autoexploración testicular. Según las circunstancias, el médico puede hacer un examen testicular seguido de un análisis de sangre, una ecografía o una biopsia.

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