“Nadie deja de buscar empleo porque le suban la ayuda social 50 euros”

A Joseba Zalakain, director del Centro de Documentación y Estudios de la Fundación Eguía Careaga, la polémica suscitada en torno a si debe fijarse la cuantía de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) en función del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) le preocupa, pero advierte de que el verdadero objetivo debe ser acometer una reforma en profundidad de la prestación que la haga sostenible y perdurable en el tiempo. “La subida de la cuantía es un punto de muchos más y todo se tiene que discutir a la vez. Ya está en marcha ese debate. Y por eso, la decisión sobre qué se utiliza de referencia para fijar la cuantía se debe tomar a la vez que otras medidas”.

Por primera vez desde que la RGI se empezó a abonar en 2009, las cuantías anuales no van a estar vinculadas al SMI, como dicta la ley. Este año que el SMI ha subido un 8% el Ejecutivo ha optado por limitar la mejora al 1,5%, el equivalente a la subida del IPC. Si el Gobierno vasco hubiera seguido con el SMI el coste de la revaloración de la RGI hubiera ascendido a más de 40 millones de euros. La subida por cada uno de los 64.000 beneficiarios actuales de la RGI superaría los 50 euros al mes. Entre los argumentos esgrimidos por el Gobierno vasco para desligar la cuantía de la RGI de la subida del SMI figura la sostenibilidad del sistema y la posibilidad de que al final la cuantía percibida por un perceptor de las ayudas sociales le pudiera desmotivar a la hora de buscar un empleo.

¿Subir 50 euros la cuantía puede desincentivar a un perceptor de la RGI para buscar un empleo?

Nadie deja de buscar empleo porque le suban la ayuda social 50 euros. Pero cuando se haga el debate sobre la reforma de la RGI es importante tener en cuenta cómo de cerca queda la prestación respecto a los salarios más bajos y, sobre todo, tener políticas que protejan esos salarios.

¿En 2008, cuando se aprobó la Ley, fue acertado elegir como indicador de referencia el SMI para fijar la cuantía de la RGI?

No se planteó el problema y en aquel momento no se pensó que no era un indicador adecuado. Lo que creo es que hoy en día no es el mejor indicador. Habría que pensar en otros indicadores.

¿Cuáles?

Hay varias cuestiones a tener en cuenta. En función de qué se actualiza, del salario medio y un análisis de cuánto cuesta mantener un estándar de vida básico en Euskadi. Se trata de tener en cuenta estos tres elementos. La cuantía de la RGI es importante, pero es más importante adaptar la cuantía al tamaño de la familia. No tiene sentido hacer grandes cambios ahora cuando estás a las puertas de una gran reforma en su conjunto.

El debate de la cuantía ha pillado a contrapié al Gobierno vasco.

Sí, es evidente. Adelantarte al debate general y poner ahora encima de la mesa 40 millones de euros es una decisión muy complicada. Es como hacer una obra cara cuando en unos meses vas a reconstruir toda la casa. Lo lógico es esperar a ver cómo queda todo el sistema. Me hubiera gustado que se hiciera la subida, pero no lo veo imprescindible. Lo que sí es imprescindible es el debate, que se estudie todo con profundidad.

¿Enturbia la imagen de la RGI este tipo de polémicas?

La RGI está sometida ahora a una presión política y por parte de los medios muy importante. Esta presión no permite adoptar decisiones relevantes con la suficiente calma y tranquilidad. Las decisiones en torno a la RGI cada vez son más difíciles. El entorno presupuestario también es más complicado.

¿Corre peligro la RGI?

No. Pero hay dos elementos que le pueden hacer peligrar: que se aproveche cualquier resquicio para polemizar políticamente y que en algún momento la cuantía pueda coger un volumen de gasto muy elevado. No dejan de ser muchos millones de euros, cada vez más…. Si cada uno lo coge como una cuestión de enfrentamiento partidista y no moderamos el debate las cosas se pueden poner muy difíciles. Hace falta un debate sosegado y lo más técnico posible.