“La reforma de la ley del aborto no tiene apoyo social; es una imposición de la derecha más rancia”

La lucha de las mujeres por el derecho a decidir sobre sus cuerpos y por el aborto libre y gratuito sigue en pie. Este martes 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos, la Plataforma Galega Pola Defensa do Dereito ao Aborto saldrá a las calles de Compostela para rechazar la nueva ley presentada por el PP y para continuar con las protestas que culminarán el próximo 16 de junio en una gran manifestación también en la capital gallega.

Será otro grito fuerte y rotundo contra una ley del aborto que devuelve a las mujeres a más atrás de 1985, al recuperar un sistema de supuestos que se pliega a los deseos de la derecha más extrema y de la Iglesia católica. También por eso, la plataforma convoca este marte a los ciudadanos a “una procesión feminista” que recorrerá Compostela desde la Plaza de Galicia a las 19.30 horas y en la que habrá mucho color lila, panderetas, cazos y disfraces eclesiásticos para señalar con claridad a los que consideran instigadores de una reforma legislativa que es el núcleo de esta movilización que promete continuar. “La gente debe movilizarse y no debe ser pasiva ante un problema que nos afecta a todos porque es un nuevo recorte de derechos”, reivindica Pilar Estévez, una de las portavoces de la plataforma.

El ministro de Justicia, Ruiz-Gallardón, se dispuso a acabar con la ley de plazos. Y pretende terminar con una norma adoptada por la mayoría de Estados del entorno y que permite que la mujer embarazada, dentro de un plazo determinado (que en España es de 14 semanas), pueda interrumpir el embarazo en el sistema público, gratuitamente y sin depender de la opinión o dictamen de personas ajenas. Y esto es lo que puede acabar si el PP no se echa atrás, algo que es lo que se intenta con todas estas movilizaciones. “Es nuestra intención porque la modificación de esta ley no tiene apoyo social alguno”, insiste Estévez, que recuerda que “en ninguna encuesta del CIS ha aparecido el cambio en la ley del aborto como una preocupación entre los españoles”. No obstante, la derecha va a por todas.

¿Por que? “Es una presión de los grupos de poder que hay dentro de las propias filas del PP, así como de la Iglesia y de la Conferencia Episcopal, que supongo que estará exigiendo todo aquello que el partido les había prometido antes”, dice la portavoz de la plataforma por el derecho al aborto, que cree también que es “la actual coyuntura” lo que lleva la derecha a intentar imponer sus tesis más retrógradas. “Quieren aprovechar su contexto favorable; no harían esto si no tuvieran mayoría absoluta y tuvieran que pactar, pero tienen el poder en el Estado y en casi todas las autonomías y además emplean los medios públicos para crear de manera descarada una opinión favorable a sus tesis”, explica.

Se volverá, por tanto, al derecho limitado y condicionado de la norma de 1985, un sistema de supuestos en el que las mujeres deberán alegar razones para justificar su decisión y donde incluso se medita una revisión del supuesto que recogía las malformaciones graves del feto como razón para abortar. En esa ley de hace case treinta años, se despenalizaba la interrupción voluntaria del embarazo sólo en tres supuestos: si hay riesgo grave para la salud física o psíquica de la mujer, en los casos de violación o en los de malformaciones o taras del feto.

Para la plataforma, integrada por todos los partidos políticos excepto el PP y una gran cantidad de colectivos sociales y ciudadanas, sería volver a un tiempo en que “las mujeres que podían, viajaban al extranjero para abortar o lo hacían clandestinamente”. Diferentes derechos en función del poder adquisitivo de cada mujer por lo tanto y una norma que devuelve “a la minoría de edad” a las mujeres pues supone “que miles de ellas necesiten el permiso de un o de una profesional o del tutor o tutora legal (en el caso de las menores de edad) para poder interrumpir su gestación”. Y también una “caza de brujas” que llevará a que profesionales y mujeres se vean implicadas e imputadas en múltiples juicios, muchos de ellos con resultado condenatorio“.

Contra esta posibilidad luchan las movilizaciones, que “deben seguir todo el tiempo posible” para evitar que Gallardón “cambie el calendario e intente confirmar la reforma legislativa en verano”. “La estrategia parece clara: ir dando pinceladas de la ley, intentar moderarse algo diciendo que no se va a penalizar a ninguna mujer y aprovechar el verano y la desmovilización de la ciudadanía para modificar la norma cuando la presión sea menor”, advierte Pilar Estévez, que sabe que hay sectores dentro del PP que no están en la de acuerdo con la reforma. “La propia Celia Villalobos se escandalizó al oír los argumentos de algunas de sus compañeras”, recuerda, tras lamentarse de que sean “los más próximos al Opus o a otras corrientes radicales” las que estén ganando la batalla. “Es la derecha más clasista, rancia, retrógrada y machista”, denuncia.

Porque para la plataforma, y para los colectivos contrarios a esta reforma legislativa, la reforma de la ley del aborto es una decisión más “dentro de una estrategia más amplia, clasista y machista, que está intentando imponer el PP”. “La política de gasto público que está llevando a cabo el Gobierno es un ataque claro a la mujer; sólo hay que fijarse en los recortes en mamografías, en revisiones ginecológicas, en los centros de orientación familiar o en las campañas entre la juventud para una vida sexual sana y segura”, cuenta Estévez.

Y mientras, en las calles aparecen carteles contra el derecho al aborto y los colectivos feministas y contrarios a la reforma legislativa soportan insultos de los que dicen defender la vida. “Los feminismos somos pro-vida porque ser pro-vida es luchar por tener una buena vida y no condenar a las personas a situaciones que hagan que esta no merezca la pena ser vivida”, responde la plataforma, que vuelve a recordar que el PP “arrasa con la inversión en políticas relacionadas con la dependencia”. “El Gobierno del PP habla de proteger la vida durante las semanas de gestación, mas abandona a su suerte a las personas una vez que han llegado al mundo”, concluye. “La libertad de ser madre pasa por la libertad de no serlo”, recuerdan para finalizar.