El PP elige a un ex afiliado para dirigir la radiotelevisión pública balear con los votos de Vox

El Parlament ha elegido este martes como director general de IB3 a un ex afiliado del Partido Popular. Un “gestor”, según el Govern de Marga Prohens, que ya estuvo al frente de la radiotelevisión pública durante los últimos coletazos del mandato único de José Ramón Bauzá. Con los votos de Vox, los populares han conseguido que Josep Maria Codony Oliver vuelva a encabezar el ente público diez años después.

En total, 32 votos a favor por 20 en blanco y 4 nulos (alguien escribió en esas papeletas: per una IB3 independent i de qualitat). La votación, como dicta el reglamento, fue analógica y secreta (aunque las cartas de cada grupo se habían descubierto hace semanas). No estuvieron presentes dos diputados populares por causa de fuerza mayor: la muerte de Pere Palau Torres en un trágico accidente que ocurrió durante la sesión. Sandra Palau Boned, su hija, abandonó el escaño durante el pleno y volvió de inmediato a Eivissa acompañada del presidente del Consell ibicenco y también diputado Vicent Marí. El socialista Iago Negueruela, como cortesía parlamentaria ante el suceso, salió de la sala y no votó. Tras conocer el resultado se guardó un minuto de silencio en memoria de Palau, presidente de Eivissa (2003-2007) y parlamentario balear entre 1987 y 2015.

El nombramiento de Codony, ya sólo pendiente de su publicación en el BOIB, es un viaje al pasado que rima con el presente y, también, con el futuro inmediato. Este acuerdo podría ser el paso previo para que las dos fuerzas desencallen, próximamente, los presupuestos autonómicos. Tres meses y una semana después de haber empezado 2025, la propuesta de gasto público para de las cuatro islas para este ejercicio todavía no se ha aprobado. 

El fontanero

La intrahistoria de este nombramiento de Codony (marzo de 2025) tiene ciertos paralelismos con la intrahistoria de aquel nombramiento de Codony (noviembre de 2014). De nuevo, actúa de salvavidas. O, tirando de jerga política, de fontanero: ese personaje, fiel a un partido, que, discreto, emerge en los momentos complicados para taponar goteras y arreglar fugas en las cañerías de la Administración. Hay una diferencia: entonces, este experto en marketing guardaba en la cartera un carné de afiliado al PP. En 2014, llevaba ocho años, desde 2008, como militante. Ahora, según explican fuentes populares, Codony no es miembro del partido. No especifican, sin embargo, cuándo dejó de pagar la cuota.

Hace una década, Codony se convirtió en el tercer director general de IB3 que escogía, en apenas tres años, un Parlament balear controlado por mayoría absoluta por el PP. Al no disponer, en esta legislatura, de la mitad más uno de los escaños, los conservadores han necesitado los votos de la ultraderecha para encontrar sustituto a Albert Salas Domínguez, antiguo responsable del ente público.

Al antecesor de Codony lo eligieron hace apenas un año y medio. Su perfil generó un consenso mucho mayor: aunque el PSIB se abstuvo, además de los votos de VOX, el PP logró el apoyo de Més per Mallorca y de Més per Menorca. El compromiso, expresado explícitamente por el candidato, de mantener el catalán como lengua de trabajo en la radiotelevisión contentó a los ecosoberanistas de ambas islas.

Buenos datos de audiencia con Salas

El mandato de Salas debía alargarse hasta 2027, pero su renuncia lo finiquitó cuando sólo había cumplido una cuarta parte. El gran reto, al asumir el cargo, era “revitalizar” el ente. Los datos dicen que este comunicador (periodista de licenciatura, licenciado por la Universidad de Sevilla, y de carrera profesional, con más de doce temporadas de experiencia en IB3, donde fue redactor de la sección deportiva) ha conseguido el reto. 

IB3 Televisió cerró 2024 con un 5,2 de cuota media de pantalla anual, dos décimas por encima del registro del año anterior. Las mejores cifras en una década. El nicho, reforzado con pódcast y contenidos digitales, estaba claro: según datos de la FORTA, la cadena balear fue la autonómica que más creció entre el público joven –de trece a veinticuatro años–, con un aumento del 90 por cien. IB3 Ràdio, por su parte, se mantuvo como la cuarta emisora más escuchada del archipiélago. Por detrás de SER, Cope y Onda Cero, pero reduciendo diferencias con las generalistas privadas.

Marga Prohens y la consellera  Antònia Maria Estarellas sacaron pecho del incremento en la audiencia durante la sesión parlamentaria: “La gente de Balears vuelve a ver la radiotelevisión como suya”. Sin embargo, la información, el debate y el análisis político, en la mayoría de los programas de actualidad realizados por productoras externas, perdió importancia desde que gobierna el PP. Al menos, respecto a la época de Andreu Manresa como director general (2015-2023). 

La internacionalización de la plantilla

Salas, curiosamente, fue cargo de confianza con el antiguo corresponsal de El País, que le nombró jefe de Deportes en IB3. En ese puesto Salas también duró poco, apenas una temporada, porque aceptó la oferta para dirigir la comunicación del Real Mallorca. Desde el club de fútbol volvió a IB3 y al club de fútbol regresa. En su despedida, paradójicamente, Salas explicó que se marcha del ente “para asumir nuevos retos profesionales” y alegó también “agotamiento”. Su asignatura pendiente, culminar la internalización de la plantilla. 

Esa internalización lleva dos años coleando. La anunció oficialmente Francina Armengol a principios de 2023. Como reclamo electoral y para conseguir que se retirara contra el Govern una demanda de los afectados por cesión ilegal de trabajadores y dos años más tarde sigue sin terminar. Es una situación kafkiana: trescientos profesionales fueron internalizados, formalmente, pero, de forma oficial, no son funcionarios. ¿Consecuencia? Sus sueldos no han mejorado. La firma definitiva no llega.

Cascada de dimisiones

Las contradicciones continúan con el nombramiento de Codony. Antònia Maria Estarellas, consellera de Presidència, ha repetido en el Parlament el mantra del PP durante las últimas semanas: que Codony “representa un perfil continuista”. El ex director general de IB3 parece que no ha perdido el tiempo. A finales de febrero, dos días después de que Salas confirmara una renuncia que había avanzado en diciembre de 2024, los populares y la ultraderecha ya lo anunciaron como su favorito. El 4 de marzo se votó su nombramiento, pero al ser la primera tentativa, el reglamento de la radiotelevisión exigía tres quintas partes de votos a favor (y no mayoría absoluta, como hoy) y no lo alcanzaron

Ha pasado un mes, y, “pese al continuismo”, las cabezas ruedan: Vanessa Cursach, la gerente designada por Salas, ha anunciado su dimisión y Mar Comín, otra antigua periodista de los servicios informativos, que volvió desde el sector de la comunicación corporativa para comandar la televisión, explicó este martes a la plantilla que se marchará cuando Codony aterrice en los estudios.

Juan Mestre, según se barrunta en los pasillos, será su sustituto. Se consumaría otro regreso: redactor de política de Última Hora en los noventa y los 2000, director en dos períodos de Periódico de Ibiza y Formentera y de la revista Preferente (noticias de hoteles, aerolíneas o agencias de viaje), Mestre se responsabilizó de la información de IB3 Televisió en tiempos de Bauzá. Con Codony no coincidió. El periodista dirigió la redacción entre septiembre de 2011 y junio de 2014. El experto en marketing llegó en otoño de aquel año. A Mestre, antes, le habían dado confianza tres jefes distintos. Dos de ellos, también, miembros del PP.

El primero, Jacobo Palazón, que venía de encargarse de la explotación de IB3, dimitió como director general “por motivos personales”. El trasfondo, presiones a la hora de elegir o mantener sus cargos de confianza. Empezaba 2012. Le sucedió, de forma interina, Antonio Gómez. El mismo conseller de Presidència cogió las riendas. Una situación anómala en medio de años salvajes para las radiotelevisiones autonómicas: cierre de Canal Nou, ERE de Telemadrid… Las productoras privadas que, vía concurso público a causa del modelo que impuso Jaume Matas y mantuvo el socialista Xisco Antich, contrataban a la mayoría de trabajadores del ente público también realizaron despidos. Entonces, acababa 2012, el director general de la televisión no sólo estaba afiliado al PP. Venía de ser senador. 

En el 2000, el partido lo designó, a través del Parlament, y luego lo colocó en un puesto de salida a la Cámara Alta. Estuvo cuatro años en Madrid y volvió a la política municipal… en el municipio donde iban a ubicarse las instalaciones de IB3. Su nombre, José Manuel Ruiz Rivero. Delfín de Carlos Delgado, fue su teniente de alcalde, dejó precisamente la gestión del ente para presentarse a la alcaldía de Calvià. No se marchó muy lejos: el polígono de son Bugadelles, donde están los estudios, la redacción y los despachos de IB3, está a cuatro kilómetros y medio del salón de plenos del ayuntamiento. La jugada no tuvo éxito. Ruiz se sentó en la bancada de la oposición. 

El ex senador perdió los comicios contra Alfonso Rodríguez, el actual delegado del Gobierno, y cerca estuvo de no poder presentarse. Canal 4 se querelló contra él y el resto de la cúpula directiva de IB3 –en febrero de 2015– acusándoles de prevaricar en el reparto publicitario del Govern. Una semana después, la emisora privada retiró la demanda y Ruiz llegó a la campaña electoral. Tras su derrota, Biel Company lo ascendería a vicepresidente del PP autonómico.

Para entonces, Josep Codony ya llevaba unos meses al mando de la radiotelevisión balear. Su experiencia como director de Televisió d’Inca, la ciudad en la que nació en 1956 (es veinticinco años mayor que Albert Salas, sólo uno más joven que Andreu Manresa), y como coordinador de Atlas, la productora que servía de noticias a Mediaset en las Illes Balears, le convirtió en el profesional indicado para dirigir el ente según el criterio de Bauzá. Diez años después vuelve a serlo, según el criterio de Prohens.

Un diputado de Vox, contra una periodista de IB3

El retorno de Codony viene, además, envuelto en crispación. La que generó, en IB3 Ràdio, con sus bulos racistas, el diputado Sergio Rodríguez –uno de los díscolos de VOX– en el programa Al Dia. Literalmente, el ultraderechista mandó callar a la moderadora del debate. Le acusó de parcial por contradecirle a micro abierto: Rodríguez acusó a los migrantes (“señoras con velo y señores vestidos de hindú”) de copar la cola del Institut Balear De La Vivienda (IBAVI). La periodista le dijo que era falso: las oficinas del organismo que gestiona la vivienda pública en Balears está junto a los estudios, los periodistas, técnicos y productores que trabajan en la radio pasan por delante todos los días. 

Esta mañana, Rodríguez ha ido un poco más allá, haciéndole una peineta al diputado del PSIB, Ares Fernández. Sacó el dedo, pegándolo a la cabeza, cuando preguntó a Antònia Maria Estarellas, consellera de Presidència, por la actitud irrespetuosa del diputado ultraderechista en la tertulia de la emisora autonómica. “Me gustaría mostrar nuestra solidaridad y apoyo a los periodistas y profesionales de IB3 Ràdio que, queriendo hacer su trabajo con profesionalidad, fueron atacados por un representante de la extrema derecha. El ataque fue por corregir una mentira xenófoba, que es lo que tienen que hacer los periodistas”, empezó diciendo Fernández, y luego preguntó si la “cascada de dimisiones en IB3” contribuían a garantizar su independencia: “Van a convertirla en la máquina de mentiras que pretendía Matas que fuera IB3”.

“Señor Rodríguez, le tengo que llamar al orden. Por favor, compórtese”. Así reprendió el presidente de la cámara autonómica, Gabriel Le Senne, también de la formación ultraderechista, al autor de la peineta. Pese a la falta de respeto hacia el diputado socialista, Rodríguez no fue expulsado. Nunca lo ha sido pese a que son varias las peinetas que ha repartido en los últimos años dentro de la cámara. 

El presidente del Parlament tampoco lo invitó a salir, hace una semana, cuando celebró “el Día de la Victoria” desde el escaño. Es decir, el triunfo del bando franquista en la Guerra Civil, aprovechando que era 1 de abril, fecha en que acabó el conflicto bélico. Hoy, sacar del puño el dedo corazón de su mano derecha a otro representante electo no sería la última provocación del diputado de la corbata verde.

Los hechos alternativos que ayer esgrimió Rodríguez en la radio seguirían comiéndose minutos del pleno. “¿Desautoriza lo que ocurrió en IB3 Ràdio donde un ultra intimidó a una periodista? (...) Si no lo hace será cómplice. Ahora me puede leer lo que lleva escrito y tan bien ha leído antes a mi compañero Ares Fernández”, preguntó Pilar Costa, la segunda socialista que interpeló sobre el asunto a Antònia Maria Estarellas. La consellera de Presidència se hizo la sueca: “Yo no lo he visto… ni sé lo que pasó. (...) Estamos con la libertad de prensa, de opinión de todos los medios de comunicación, nos gusten más o menos (...) Cuando les conviene, ustedes sacan el rodillo de la moral: la suya”.

“¿Me dice que usted no sabe qué ha pasado veinticuatro horas después de que hablen todos los medios? Es cómplice de la ultraderecha. Lo grave es su silencio”, se lamentó Costa. Este lunes, cuando Rodríguez mandó callar a los presentadores de Al dia, los representantes de Més per Mallorca, Més per Menorca y el PSIB que estaban en directo reprendieron al tertuliano de VOX. El diputado del PP, Pedro Álvarez, se quedó callado.

Lluís Apesteguía, portavoz de los mallorquinistas, que estuvo en el debate, también intervino en el pleno: “El trabajo de un periodista no es repartir turnos de palabra, pero el señor Rodríguez considera que las periodistas, mejor calladitas. Se pidió callar a una periodista, yo estaba y eso es lo que se hizo”. Después de calificar la escena de “racismo y xenofobia”, Apesteguía añadió: “Nadie nos ha explicado qué quieren hacer en IB3 ni pedirnos el voto”. Y, directamente, a Marga Prohens le preguntó: “¿Considera que este es el camino correcto?”, poniendo en evidencia que, a diferencia de lo que ocurrió al empezar la legislatura, en esta oportunidad el Govern no ha buscado un acuerdo amplio. La presidenta negó tener “una agenda oculta”, pero podría haber mar de fondo. Pilar Costa expresó, en su interpelación a Estarellas, que el acuerdo de PP y VOX convierte a IB3 “en pieza de caza menor para aprobar los presupuestos”. “¿Está de acuerdo con que IB3 es un pseudomedio?” .

“¿Cómo podemos valorar una etapa que todavía no ha empezado? Por supuesto, usted ya la ha juzgado y prejuzgado. No hay nada más que decir”, replicó Estarellas. La consellera atacó a Costa, que también estuvo al frente de Presidència, por no haber internalizado a los trabajadores de la radiotelevisión a lo largo de ocho años de gobierno: “Usted fue la consellera de los viernes negros”, la forma de protesta que eligió el comité de empresa para exigir que terminaran las subcontratas que puso en marcha Jaume Matas allá por 2005.

“Por reiteradas alusiones”, Rodríguez pidió la palabra. “Tiene un minuto”, le concedió Le Senne. Al diputado ultraderechista le sobró para encender la mecha de nuevo. Lo hizo con cinismo: “Reitero mi compromiso con la libertad de expresión. No amenacé, discrepé. Me gustaría que el partido que ha asaltado la Televisión Española defendiera con el mismo ahínco la libertad de los periodistas de OK Diario o de Vito Quiles que son agredidos por ustedes constantemente”. “¡No son agresiones!”, le interrumpió, a viva voz, la socialista Mercedes Garrido. El presidente del Parlament también la llamó al orden. La misma reprimenda que recibió Rodríguez por la peineta. “No sé si estamos en una sesión del Gobierno de las Islas Baleares o en una sesión de control a VOX”, concluyó el diputado, antes de terminar preguntando a Jaume Bauzà, conseller de Cultura, por la subvención del Govern al Acampallengua, “organizado por el sindicato de estudiantes de los países catalans, un sindicato de estudiantes que no estudian”. Fue un tema menor ante el gran tema del martes.