ANÁLISIS

Las encuestas indican que Trump perderá: ¿son fiables?

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Después de la enorme sorpresa que Donald Trump le dio al mundo hace cuatro años, son pocos los que quieren hacer predicciones categóricas para estas elecciones presidenciales. Sin embargo, es innegable que lo que dicen las encuestas es que Joe Biden va muy por delante del presidente. Veamos detalladamente qué nos cuentan esos sondeos y qué quieren decir esas cifras.

Biden lidera a nivel nacional. Como Hillary Clinton, pero más cómodamente

Ahora mismo el candidato demócrata le saca al presidente Trump más de 10 puntos de ventaja a nivel nacional, si nos fijamos en la media de encuestas que realiza la web especializada FiveThirtyEight. Biden siempre ha ido por encima, pero desde abril su ventaja en los sondeos se ha triplicado. Si comparamos su situación con la de Hillary Clinton hace exactamente cuatro años, en octubre de 2016, vemos que la entonces candidata llevaba una ventaja inferior, de unos seis puntos. Además, Clinton nunca llegó a superar el 50% en intención de voto y Biden lleva más de dos meses por encima de ese umbral.

¿Significa eso que Biden lo tiene hecho? En absoluto

Para empezar, quedan tres semanas para las elecciones y pueden pasar muchas cosas. Y para seguir, tengamos siempre en mente que esas encuestas nacionales miden lo que se llama el voto popular, es decir, cuántos estadounidenses van a votar a uno y a otro. En 2016, Hillary Clinton ganó el voto popular con casi tres millones de papeletas de diferencia, pero perdió porque las elecciones en EEUU se deciden por una mayoría de los votos electorales de los estados. No gana el que obtiene más papeletas sino el que se impone en un puñado de estados clave. Si de verdad Biden acaba ganando por 10 puntos es poco probable que pierda la presidencia, pero no es imposible.

En esta pieza Javier Biosca explica cómo funciona el sistema electoral de Estados Unidos y por qué un candidato puede ganar el voto popular y perder las elecciones.

¿Y qué dicen las encuestas en esos estados clave?

Ahora mismo, de los 50 estados de EEUU, los expertos de The Cook Political Report creen que más de la mitad están decididos y que en otra decena hay pocas dudas. Eso nos deja tan solo 13 estados en los que de verdad están disputadas estas elecciones. Para ganar, Trump necesita vencer prácticamente en todos ellos, mientras que a Biden le sobraría con hacerse con aquellos en los que ahora mismo va por delante. 

Sin embargo, si recurrimos a la experiencia de 2016, vemos que en dos estados que fueron fundamentales para la victoria de Trump como Michigan y Wisconsin, las encuestas decían unos días antes de las elecciones que Hillary Clinton tenía alrededor de un 80% de posibilidades de ganar allí. ¿Cómo pudo pasar eso? Pues porque hace cuatro años, en Wisconsin por ejemplo, en la recta final de la campaña se hicieron apenas una decena de encuestas y solo una considerada de buena calidad. Este año, por comparación, cuando todavía quedan tres semanas para votar, tenemos 21 sondeos solamente en los últimos 15 días. Es de esperar que haya menos sorpresas.

Hay algunas malas señales para Trump

Con un panorama tan sombrío, Trump necesita darle un giro a la campaña. Hasta el momento las elecciones se están perfilando como un referéndum sobre la gestión del coronavirus, ya que dos de cada tres estadounidenses se siguen declarando “preocupados” por la pandemia. Aunque Trump ha vuelto a los mítines tras su hospitalización por coronavirus, no parece que su contagio le haya ayudado políticamente y un 57% de los estadounidenses desaprueba su gestión de la crisis de salud. 

El tiempo corre en su contra. Prácticamente en la mitad de los estados ya se ha empezado a votar de forma anticipada y en una semana ya será posible en 7 de cada 10. En algunos lugares clave como Pensilvania no parece que Trump tenga muchos motivos para la alegría: tres cuartas partes de los votantes que han decidido ejercer su derecho de forma anticipada son demócratas. Además, Trump se ha dejado por el camino una de sus mejores herramientas para “cambiar la dinámica” de la campaña porque ha renunciado a uno de los dos debates presidenciales televisados que le quedaban contra Biden. Tras su contagio, la comisión independiente que los organiza decidió que se celebrara virtualmente para evitar el riesgo de contagio, pero el presidente dijo que eso es “perder el tiempo” y el debate fue cancelado.

En resumen: a esperar

Tres semanas son un mundo en política. Es cierto que ningún aspirante a echar a un presidente ha estado mejor que Biden en las encuestas desde el año 1936, pero no por ello deja de ser muy pronto para cantar victoria o para darse por vencido. Como dicen todos los políticos que van perdiendo en los sondeos, la única encuesta que vale es la que se hace en la urna. Y tienen razón.