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Almeida, Villacís y su barra libre para contaminar en el centro de Madrid

“Pensamos diferente, respiramos igual”. El lema en una de las pancartas de la manifestación de este sábado, con dos personas -una roja, otra azul- hablando mientras ambas respiran el humo de un coche daba de lleno en la razón principal por la que salieron miles de personas a la calle: la defensa de la salud en la ciudad, por encima de ideologías y de intereses particulares.

Madrid Central es una medida que -más allá de la discusión de si es mejorable o no- ha servido para conseguir un aire más limpio en la capital, de norte a sur. Los datos lo demuestran sin espacio para la duda. Y lo ha conseguido después de décadas de incumplimiento en los niveles de dióxido de nitrógeno que pueden llegar a soportar sus ciudadanos, siguiendo una lógica que entendería hasta un niño de tres años: si hay menos coches, habrá menos contaminación.

En este escenario, los dos políticos que dirigen el Ayuntamiento de Madrid han tomado una medida irresponsable: desde este lunes, los coches más contaminantes pueden volver a circular libremente por todo el centro de Madrid. Martínez-Almeida y Begoña Villacís han decidido desmontar Madrid Central y que los ciudadanos a los que gobiernan respiren peor de lo que lo hacían antes durante -al menos- todo el verano.

Para hacerlo, el nuevo Ayuntamiento pone como excusa la revisión del sistema de multas, algo que podría hacer sin suspender la medida: ningún conductor contaminador ha sido sancionado hasta ahora de más. Como mucho, habrá recibido menos multas de las que merecía. Ese es el único fallo del sistema: que se ha ido ajustando para no perjudicar a ningún conductor que cumpliera la norma.

Por los pulmones de los votantes de izquierdas y de derechas entra el mismo aire contaminado de Madrid. La polución mata y dado que el sistema respiratorio de Villacís y de Martínez-Almeida funciona igual que el de sus gobernados, la decisión que han tomado no solo es irresponsable: también es suicida.