Malasaña es demasiado mainstream y los nuevos hipsters se están marchando a Puerta del Ángel. Este es el argumento con el que El País de las Tentaciones monta un escueto artículo para renombrar a este barrio de Madrid como BruclinBruclin (en alusión al Brooklin neoyorquino) y situarlo en el centro de los buscadores de lo cool.
El texto, que no cita ejemplos concretos más allá de las “naves industriales que albergan talleres de artistas”, sin ubicar, afirma que esta zona de Madrid “va camino de consolidarse como barrio bohemio”. Y ofrece una cita sin señalar al autor: “Aquí hay gente con verdaderos intereses, con ganas de hacer grandes cosas”.
Lo mejor del artículo es el vídeo que lo ilustra, con vines de jóvenes con pelos de diferentes colores y mucho postureo, adornado con un plano del puente de Segovia y otro del bloque de viviendas situado justo enfrente, y frases que no tienen desperdicio, como la de “preferimos que la gente crea que las calles están llenas de mierda, a que esto acabe como Malasaña”.
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