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La parálisis del sueño americano

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La Historia nos ha enseñado dos cosas a través de los siglos: que quien la desconoce entraña el gran riesgo de repetirla, y que ningún imperio ha durado para siempre.

Los tiempos cambian, y el metabolismo de los procesos geopolíticos se acelera por la inercia de un progreso constante e ininterrumpido. Los hechos valen, a la larga, más que mil palabras, y en los últimos cinco años, el faro de nuestras sacramentales democracias liberales ha combinado palabras mezquinas con hechos egoístas. Dijo Piezas hace algún tiempo que, si dejas la lealtad en manos del hambre, a la hora de la verdad nadie conocerá a nadie. Estados Unidos sufre uno de los períodos de inestabilidad social, económica y política más grandes desde la Guerra de Secesión y ha demostrado que como socio y aliado deja bastante que desear. Un poco al estilo italiano en las dos guerras mundiales, pero con menos partisanos de por medio, y más analfabetos con ametralladoras ligeras en el garaje.

Peter Beinart describió en El Síndrome de Ícaro la historia reciente como un movimiento pendular de acción y reacción, donde toda época de confianza excesiva termina desembocando en la guerra, y alternando con etapas reaccionarias y basadas en el miedo de la población y los gobernantes.

La ilegalización del aborto es un síntoma más del cambio de sentido del péndulo hacia una etapa oscura¸ conservadora, y que nace en el seno de un gobierno progresista, lo cual ayuda a comprender la magnitud de la situación a la que se enfrenta la sociedad estadounidense y el problema que tiene para deshacerse de las ataduras del síndrome de Estocolmo del neoliberalismo para que traten de abrazar, al menos, el modelo europeo. 

La Historia nos ha enseñado dos cosas a través de los siglos: que quien la desconoce entraña el gran riesgo de repetirla, y que ningún imperio ha durado para siempre.

Los tiempos cambian, y el metabolismo de los procesos geopolíticos se acelera por la inercia de un progreso constante e ininterrumpido. Los hechos valen, a la larga, más que mil palabras, y en los últimos cinco años, el faro de nuestras sacramentales democracias liberales ha combinado palabras mezquinas con hechos egoístas. Dijo Piezas hace algún tiempo que, si dejas la lealtad en manos del hambre, a la hora de la verdad nadie conocerá a nadie. Estados Unidos sufre uno de los períodos de inestabilidad social, económica y política más grandes desde la Guerra de Secesión y ha demostrado que como socio y aliado deja bastante que desear. Un poco al estilo italiano en las dos guerras mundiales, pero con menos partisanos de por medio, y más analfabetos con ametralladoras ligeras en el garaje.