La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y representantes de todos los sectores políticos reiteraron hoy su condena al saqueo de una iglesia y la destrucción de un crucifijo de tamaño natural perpetrado por encapuchados este jueves durante una marcha estudiantil.
“Los hechos de violencia son inaceptables, no vamos a aceptar que se ofenda la creencia de los demás porque se rompen las reglas de convivencia básica”, afirmó en La Moneda la mandataria chilena, que ya había condenado el ataque el mismo jueves.
El ataque afectó a la Iglesia de la Gratitus Nacional, una de las más tradicionales de Santiago, en plena Alameda Bernardo O'Higgins, la principal avenida de la capital chilena, en la que los encapuchados destrozaron diversos objetos y robaron otros.
La imagen de Cristo en la cruz fue sacada a la calle, donde la destruyeron a golpes.
Bachelet dijo hoy que “no tiene nada que ver manifestarse por la educación con los hechos de violencia que vimos ayer, eso lo repudiamos completamente”, mientras las autoridades de Santiago anunciaron un a querella contra quienes resulten responsables, de la que se harán parte los salesianos, propietarios del templo.
Alberto Lorenzelli, provincial de la orden, dijo que tras varios ataques anteriores se pidió protección a las autoridades de la ciudad, especialmente durante las manifestaciones callejeras, pero no fueron escuchados.