El centro de reunión de refugiados en Röszke, en el sur de Hungría, se vació hoy gracias a una agilización del transporte de los inmigrantes hacia otros puntos del país, informa hoy la prensa local.
Ese lugar, situado a pocos metros de la frontera con Serbia, había sido escenario de tensiones en los últimos días por el malestar de miles de refugiados ante la lentitud de las autoridades húngaras.
Desde la madrugada de hoy, decenas de autobuses esperan en Röszke a los refugiados para trasladarlos a los centros de registro más cercanos o a Vámosszabadi, una ciudad al norte del país, a unos 50 kilómetros de la frontera con Austria.
Las autoridades magiares interceptaron ayer nuevamente a más de 3.300 refugiados que cruzaron la frontera de forma ilegal, un nuevo récord para un solo día.
En Röszke, muchos refugiados se vieron en las pasadas semanas obligados a esperar varios días y a dormir al aire libre, antes de poder seguir hacia los centros de registro, lo que causó tensiones entre los inmigrantes y la policía local.
Por esas razones, y también por no querer ser identificados con huellas dactilares en Hungría, muchos refugiados intentaron huir hacia Budapest, para subirse allí a trenes con destino a Austria o Alemania.
Organizaciones humanitarias húngaras y extranjeras, así como muchos voluntarios locales, tratan de aliviar la espera de los refugiados con comida, agua, mantas y tiendas.