Un juez de la localidad de Elk (noreste de Polonia) decretó hoy prisión preventiva para el cocinero tunecino acusado de acuchillar hasta la muerte a un joven polaco durante la pasada Nochevieja, un asesinato que provocó importantes protestas xenófobas en esta ciudad de 60.000 habitantes.
El joven, de 21 años, murió desangrado frente a un restaurante de kebabs en el que trabajaba el presunto autor del apuñalamiento.
El pasado 1 de enero, tras conocerse la noticia del asesinato, cientos de vecinos de la localidad se concentraron frente al restaurante para protestar por la presencia musulmana en Elk.
Varios manifestantes causaron destrozos en el local, lo que provocó la intervención de la policía, que empleó gases lacrimógenos y detuvo a veintiocho personas.
Junto con el ciudadano tunecino fueron detenidos los otros dos trabajadores del establecimiento, un marroquí y un argelino, que ya han sido puestos en libertad.
Según explicó la policía, los hechos tuvieron lugar cuando el ahora fallecido y un amigo sustrajeron dos botellas de refresco del restaurante, momento en el que fueron increpados por los empleados y se produjo un forcejeo que finalmente se saldó con la muerte del joven polaco.