Jabones hipoalergénicos: qué ingredientes deben estar ausentes en la etiqueta

Martín Frías

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A veces decimos bromeando de un niño (o un adulto) que se resiste a ducharse a diario que tiene “alergia al jabón”. Sin embargo, hay personas para quienes esta afirmación es una incómoda realidad. La dermatitis de contacto es una reacción inflamatoria de la piel que se produce cuando tocamos una sustancia irritante, y la causada por jabones y cosméticos se calcula que afecta entre al 2 y el 4% de la población.  

Los ingredientes que provocan estas reacciones con más frecuencia son las fragancias, conservantes, antioxidantes, excipientes, surfactantes, humectantes y emulsificantes, además de algunos ingredientes naturales, que no por serlo dejan de ser irritantes.

Además, la dermatitis atópica y otras reacciones alérgicas son las enfermedades crónicas más prevalentes en la infancia en todo el mundo. Especialmente durante los primeros años de vida de los bebés.

Por este motivo no es de extrañar que aparezcan en el mercado opciones de detergentes y cosméticos que evitan los ingredientes que producen estas reacciones con mayor frecuencia. Sin embargo, como en la mayoría de los cosméticos, leer e interpretar la etiqueta puede ser un desafío, ya que estos ingredientes se mencionan por sus nombres químicos y es necesario saber cuáles son sus funciones y posibles riesgos.

Qué hay en un jabón

El jabón ha acompañado a la humanidad durante siglos. Todos los jabones, incluso los naturales e hipoalergénicos se fabrican mezclando una grasa con sosa caústica. Estos son los ingredientes clave de la mayoría de las pastillas de jabón, jabones corporales, champús y detergentes. En el proceso de saponificación la sosa se combina con la grasa y otras sustancias para formar el jabón, que en principio es inocuo. Sin embargo, cualquier jabón tiene la capacidad de eliminar la capa de sebo que protege nuestra piel de forma natural y dejarla reseca y expuesta a irritaciones.

Desde el descubrimiento de los detergentes sintéticos a mediados de los años 50 del siglo pasado, estos han pasado a ser los ingredientes más comunes en los jabones, especialmente los llamados surfactantes. Son compuestos que reducen la tensión superficial de un líquido, lo hacen resbaladizo, hacen espuma y permiten arrastrar la suciedad. Por eso los jabones y detergentes pueden limpiar. Pero muchas de estas sustancias también son tóxicas para la vida en ríos y mares, y pueden generar reacciones alérgicas en algunas personas.  

Qué ingredientes evitar en un jabón hipoalergénico

Las reacciones adversas debidas al uso de jabones y sus ingredientes pueden variar ampliamente, dependiendo de los componentes específicos del producto y la sensibilidad individual de la piel de cada persona. Aquí detallamos algunos de los ingredientes comunes en los jabones que pueden causar reacciones adversas y los tipos de reacciones que podrían provocar:

  • Lauril sulfato sódico (SLS): la espuma de los productos de limpieza más comunes se crea añadiendo al jabón tensioactivos como el SLS. Los tensioactivos tienen una doble función, ya que actúan como agentes espumantes y como detergentes que eliminan la grasa y el aceite. El lauril sulfato sódico se ha relacionado con reacciones alérgicas y dermatitis, aunque no debe confundirse con el lauril sulfoacetato de sodio, mucho más suave e inocuo.
  • Parabenos: los parabenos en el jabón sirven como conservantes que prolongan la vida útil del producto. Son comunes en jabones, champús, cosméticos y productos de afeitado, así como en una serie de alimentos procesados y productos farmacéuticos. El propilparabeno, el butilparabeno y el metilparabeno son las formas más comunes. Diferentes estudios sugieren que los parabenos podrían actuar como disruptores endocrinos, alterando las hormonas y afectando negativamente a la fertilidad. Los parabenos son también una causa común de irritación cutánea. Muchos jabones hipoalergénicos tienen la etiqueta “sin parabenos”. 
  • Triclosán: el triclosán es un pesticida con propiedades antibacterianas y antifúngicas. Se ha relacionado con cambios en las concentraciones de hormonas tiroideas y alteraciones del sistema endocrino. También está clasificado como irritante cutáneo, ocular y pulmonar.
  • Ureas y otros liberadores de formaldehído: las ureas como la diazolidinil urea y productos químicos como el cuaternio-15 se utilizan como conservantes. El problema es que pueden liberar el formaldehído, un compuesto altamente tóxico, por lo que según la regulación europea deben estar en cantidades mínimas y aparecer en la etiqueta.
  • Fragancias sintéticas: esta denominación se refiere a cualquier cosa que se añada a un producto para alterar su olor, y puede haber docenas de estas sustancias en la etiqueta de un solo producto. Hay fragancias sintéticas en todo tipo de productos, desde productos de limpieza y ambientadores hasta cremas de manos, velas, incienso e incluso rotuladores. Muchos de estos ingredientes son derivados del petróleo e incluyen los ftalatos y el DEHP, así como los conocidos disruptores endocrinos como la benzofenona y el estireno. Las personas con piel sensible, incluidos los niños, corren un mayor riesgo de desarrollar reacciones alérgicas a las fragancias sintéticas.

Muchos jabones denominados naturales o hipoalergénicos eliminan los sulfatos, parabenos, y fragancias, con lo que evitan una gran cantidad de las posibles causas de irritaciones. En otros casos, se pueden encontrar jabones fabricados con aceites de la forma tradicional. Estos jabones, de nuevo, evitan muchos de los compuestos anteriormente mencionados, y por tanto el riesgo de irritaciones es menor, pero hay que tener en cuenta que siguen siendo jabón, y siempre pueden irritar la piel si se abusa de ellos. Una solución es lavarse con menos frecuencia o evitar el champú a diario.