Un anticuerpo monoclonal retrasa el deterioro del párkinson en los pacientes de progresión rápida

Un anticuerpo monoclonal llamado prasinezumab disminuye el empeoramiento de los síntomas motores en personas con párkinson que presentan una rápida progresión de la enfermedad, según concluye el análisis de un ensayo clínico en fase 2 que se publica este lunes en la revista Nature Medicine

Estos hallazgos sugieren que la eficacia clínica de este anticuerpo, que actúa uniéndose a los agregados de la proteína alfa-sinucleína, se observa transcurrido un año del tratamiento en este tipo de pacientes. Según los autores, se necesita más investigación para determinar si el anticuerpo puede ser efectivo en personas con una progresión más lenta de la enfermedad tras períodos más largos del tratamiento.

Actualmente no existen tratamientos modificadores de la enfermedad para el párkinson, un trastorno neurodegenerativo caracterizado por el empeoramiento de los síntomas motores y no motores con el tiempo. La agregación de alfa-sinucleína en el cerebro es una característica distintiva de la enfermedad de Parkinson y varios estudios preclínicos han sugerido que esta patología es un factor clave en la progresión de la enfermedad. 

Prasinezumab es el primer anticuerpo monoclonal terapéutico experimental diseñado para unirse a la alfa-sinucleína agregada, permitiendo su degradación. El anticuerpo se investigó recientemente en 316 pacientes con párkinson en etapa temprana en el ensayo clínico de fase 2 PASADENA, pero se encontró que no tenía ningún efecto significativo sobre la progresión de la enfermedad en esta cohorte. Sin embargo, los participantes en el ensayo tuvieron una progresión de la enfermedad muy variable.

Lo que han hecho Gennaro Pagano y su equipo ha sido analizar los efectos potenciales del prasinezumab sobre la progresión motora en cuatro subpoblaciones preespecificadas que tenían síntomas motores que progresaban rápidamente en el ensayo. Y vieron que, después de 52 semanas, en los subgrupos de progresión rápida el tratamiento con prasinezumab redujo el empeoramiento de los síntomas motores, en comparación con los síntomas motores de los tratados con un placebo. Sin embargo, este efecto no se observó en las subpoblaciones tratadas caracterizadas como de progreso lento.  

Estos hallazgos sugieren que la eficacia clínica de prasinezumab se observa sólo al año en pacientes tratados con párkinson que progresa rápidamente, y los autores advierten de que se necesitan más ensayos para confirmar estos efectos en pacientes con EP que progresa rápidamente, y esto se está investigando actualmente en un gran ensayo de fase 2 (el estudio PADOVA). 

También se necesita más investigación para determinar si prasinezumab puede ser eficaz en pacientes con una progresión más lenta de la enfermedad después de períodos de tratamiento más prolongados, lo que se está explorando en una fase abierta ampliada del ensayo PASEDENA.  

Muy caro y mejoría escasa

Raúl Martínez Fernández, neurólogo e investigador clínico en el HM CINAC-Hospital Puerta del Sur, destaca que el estudio previo ya se veía que los pacientes que recibían prasinezumab ya se había visto que tenían una mejor situación motora al año de iniciarlo que aquellos que no lo recibían y no se presentaban efectos adversos relevantes. La principal limitación, a su juicio, es que el estudio no demuestra mejoría en cuando a los niveles de neurodegeneración. “Esto es explicable por múltiples razones pero, si hubiera sido positivo, junto a la evidencia clínica, hubiera representado un auténtico hito en el campo”, explica en declaraciones a SMC España.

José Luis Lanciego, investigador del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), de la Universidad de Navarra, recuerda que el estudio está patrocinado por la compañía farmacéutica F. Hoffmann-La Roche Ltd. y que, aunque no han informado de efectos adversos, “es evidente que de momento la mejoría obtenida es muy escasa con un tiempo de seguimiento de únicamente un año”. 

En concreto, subraya el especialista en declaraciones a SMC, únicamente se ha observado una ligera mejoría en la escala MDS-UPDRS tipo III en el grupo de pacientes en los que la enfermedad progresaba de una manera más acelerada, con una mejoría de aproximadamente 5 puntos en dicha escala (se consideraba como resultado positivo una mejoría superior a 4,63 puntos). “Es realmente difícil prever el resultado de este tipo de tratamientos a mayor plazo temporal, ya que se desconoce por completo”, asegura. 

“Otro aspecto que tener en cuenta antes de considerar la indicación de estos nuevos fármacos a los pacientes parkinsonianos es el de su elevado precio”, apunta. En el caso de los anticuerpos monoclonales, recuerda, su precio en Estados Unidos es de aproximadamente 26.500 dólares, coste cubierto por Medicare en un 80 %, de manera que para el paciente supone un coste anual de algo más de 5.000 dólares, lo que presenta implicaciones sociales importantes para el acceso a dicha medicación por parte de minorías raciales tales como las comunidades afroamericanas e hispanas. “A nivel de la Unión Europea, dicho coste es elevado y deberá ser cubierto por los sistemas nacionales de salud”, concluye.