El papa Francisco hizo hoy una pausa antes de oficiar una misa con migrantes y víctimas de la violencia para orar unos momentos frente al Río Bravo, que divide a México de Estados Unidos, a los pies de una cruz blanca erigida en el lugar.
El papamóvil entró zigzagueando a la explanada de la antigua feria de Ciudad Juárez, y el sonido local pidió a los cientos de miles de asistentes un momento de silencio para acompañar las oraciones del papa en la cruz de la frontera.
El pontífice subió a paso vigoroso la rampa que conduce hasta la cruz y depositó una ofrenda floral al pie de la misma, y desde allí bendijo a los cientos de fieles congregados al otro lado del río.
Asimismo, bendijo tres cruces que irán a las diócesis de Ciudad Juárez, Tres Cruces y El Paso.
Después de instantes de oración por los migrantes que cruzan a diario esta frontera arriesgando su vida, Francisco regresó al papamóvil para completar el trayecto hasta el altar donde oficiará misa.
“Los inmigrantes traen una energía, una ética en el trabajo y un espíritu de aventura que han hecho América una gran nación. La visita del papa aquí es un gran signo aquí y un signo de esperanza para las familias separadas y que sufren”, dijo el cardenal Sean O'Malley, arzobispo de Boston, quien acompaña al líder católico.