Los institutos avisan de la “complejidad” de organizar la nueva evaluación final obligatoria de Bachillerato, que se realizará desde el curso próximo, un “galimatías” que, según entienden, puede suponer desventajas como examinarse, en esa prueba, de alguna asignatura de primero un año después de haberla cursado.
En declaraciones a Efe, el presidente de la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos (Fedadi), Alberto Arriazu, considera que el “problema” está en la Lomce, aunque se pudiera incorporar alguna modificación al real decreto que regulará esta evaluación y la final de ESO.
La comisión permanente del Consejo Escolar del Estado estudia hoy el proyecto ministerial de ese real decreto, que mañana debatirán el Ministerio de Educación y las comunidades en conferencia sectorial.
Como ejemplo, Arriazu cita el caso de Filosofía, una asignatura troncal obligatoria en primero de Bachillerato; en segundo no existe como tal, sino Historia de la Filosofía, que es opcional.
Así, los alumnos que hayan cursado Filosofía únicamente en primero no saben cómo será la evaluación a que se someterán al acabar el Bachillerato, según Arriazu, y llegarán a ella un año después de haber estudiado la asignatura, algo que califica de “grotesco”.
El presidente de los directores de instituto hace hincapié en la “gran cantidad” de combinaciones de asignaturas entre troncales obligatorias, troncales opcionales y materias específicas que estudiará cada alumno, así que la evaluación final necesitará, augura, “un montón de exámenes, un montón de días”.
“Al ser tantas materias, la complejidad del examen es brutal, van a tener que contratar muchos más correctores, va acostar mucho más dinero (que la selectividad). Creo que el que hizo la Lomce no tuvo en cuenta nada”, concluye.