Las cifras de los grandes coleccionistas crecen año tras año y mueven un volumen de dinero que supera al de algunas inversiones tradicionales. El valor de las cartas de Pokémon o de las ediciones deportivas de Topps alcanza cantidades millonarias y consolida un fenómeno que abarca generaciones. El coleccionismo, tanto físico como digital, se apoya en la búsqueda de piezas únicas y en la emoción de poseer algo irrepetible.
Cada transacción demuestra cómo un simple trozo de cartón puede adquirir un valor extraordinario dentro del mercado global y atraer la atención de coleccionistas en todo el mundo. Este contexto comercial ha impulsado también nuevas iniciativas en el baloncesto profesional estadounidense.
La NBA convierte los debuts de sus jugadores en piezas únicas de colección
Los jugadores que debutaron en la NBA esta temporada lucieron un distintivo especial en sus camisetas como parte de un programa desarrollado por la liga junto a Fanatics y Topps. Ese parche, que aparece solo durante su primer partido y consiste en una pequeña imagen del logotipo de la NBA con la palabra Debut al lado, se retiró después para integrarse en una carta de coleccionista única.
Estas cartas tan especiales se pondrán a la venta en algún momento de 2026. La gracia está en que nadie sabrá si le ha tocado, ya que irán dentro de un sobre con varias más. Por lo tanto, será la suerte la encargada de determinar quién consiga una de esas piezas exclusivas
El sistema replica la estrategia usada en otras ligas norteamericanas, y cada una de estas tarjetas incluirá además la firma del jugador. El proyecto marca la primera colaboración directa entre Topps y la NBA desde el regreso de la marca al baloncesto y abre una nueva etapa en el comercio de memorabilia deportiva.
Los logotipos dorados distinguen a las estrellas más destacadas de la temporada NBA
El programa se amplía con un sello dorado que distingue a los ganadores de los premios individuales de la temporada. Los jugadores reconocidos como MVP, Novato del Año y Mejor Defensor vestirán camisetas con el Gold Logoman, un logotipo dorado que posteriormente se incluirá en cartas exclusivas.
En esta edición participan Shai Gilgeous-Alexander, Evan Mobley y Stephon Castle, que se convierten así en los únicos tres jugadores que lucirán el emblema especial durante el curso 2025-26. Durante las próximas temporada puede que sean ellos mismos u otros jugadores.
El vicepresidente ejecutivo de la NBA, Matt Holt, explicó que la colaboración con Fanatics Collectibles y el regreso de Topps al mercado de cartas deportivas representa “una evolución en la forma en que la liga se relaciona con los aficionados y el mercado de objetos de colección”. Según añadió, el objetivo es unir la memoria física con el relato deportivo y consolidar nuevas experiencias inmersivas para quienes siguen la competición.
El consejero delegado de Fanatics Collectibles, Mike Mahan, afirmó que “cada paso de este acuerdo nace de la pasión por el coleccionismo y de un compromiso constante con la mejora de la experiencia del aficionado”. Mahan destacó que las cartas que incorporan los parches de debut o los logotipos dorados ofrecen “formatos nuevos que conectan al público con sus jugadores de una manera más tangible”. Tal y como explicó, la intención es fomentar el interés de las nuevas generaciones mediante objetos exclusivos vinculados a momentos concretos del juego.
El modelo sigue el ejemplo de otras competiciones. En el béisbol, los jugadores de la MLB que ganaron los premios más destacados en 2025 también llevaron logotipos dorados en sus camisetas, y algunos de esos parches pasaron a formar parte de cartas Topps con versiones autografiadas. En el fútbol americano y en la lucha libre, iniciativas similares generaron un alto nivel de ventas y atrajeron a inversores especializados.
La NBA quiere mantener un sistema que ha demostrado ser muy lucrativo
La relación entre deporte y coleccionismo no es nueva, pero el mercado actual ha alcanzado cifras inéditas. Una carta de Mickey Mantle de 1952 se vendió por 12,6 millones de dólares y una del lanzador Paul Skenes alcanzó 1,1 millones tras incluir su parche de debut.
En el ámbito de Pokémon, el ejemplar Pikachu Illustrator adquirió un valor récord cuando Logan Paul pagó más de 4 millones por una copia en estado impecable. Cada operación, de esta manera, alimenta un ciclo que mantiene en alza el precio de estos objetos y refuerza la percepción de que el coleccionismo es también una inversión.
La NBA planea mantener este sistema en próximas temporadas y aplicarlo a futuras generaciones de jugadores. Con el ejemplo del joven Cooper Flagg, número uno del draft de Dallas Mavericks, el lanzamiento de las primeras cartas con parches Debut servirá como termómetro del interés del mercado. Si el entusiasmo de los coleccionistas mantiene su ritmo, la alianza entre la liga, Fanatics y Topps consolidará un modelo que convierte la primera camiseta de un jugador en una pieza de alto valor.