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El curioso parásito de 480 millones de años que todavía afecta a los mariscos actuales

Un grupo de científicos ha descubierto inesperadamente un parásito común que parece trascender a todas las épocas y condiciones posibles. Se trata de un gusano marino de cuerpo blando, aún común en los océanos actuales, que comenzó a infectar a los bivalvos hace al menos 480 millones de años, según detallan en un estudio publicado en la revista iScience. Toda una sorpresa, reconocen sus autores en su trabajo. 

Para llegar a esa conclusión el equipo utilizó escaneos 3D de alta resolución para examinar el interior de conchas de 480 millones de años de antigüedad procedentes de un importante yacimiento de fósiles en Marruecos, conocido por la excepcional conservación de su fauna marina.

Los investigadores querían aclarar si las marcas detectadas en las conchas en forma de interrogación eran casualidad o el patrón observado en todas ellas respondía a otro motivo. Para ello, utilizaron un método similar a una tomografía computarizada médica, pero mucho más detallado: la microtomografía computarizada (micro-TC). 

Así, este grupo de científicos de la Universidad de California en Riverside determinaron que las marcas eran obra de un gusano marino de cuerpo blando, aún común en los océanos actuales. Se trataba de un gusano perteneciente al grupo de los espiónidos, que viven y se alimentan de mejillones y ostras sin matarlos, aunque resultan paradójicamente corrosivos. 

“Parasitan las conchas de bivalvos como las ostras, no la carne de los animales en sí”, explica Karma Nanglu, paleobióloga de la Universidad de California en Riverside. Aunque no se alimenten de ello, pueden resultar igualmente dañinas para las conchas, lo que “puede aumentar las tasas de mortalidad de las ostras”.

Del Ordovícico a la actualidad 

Las conchas examinadas en el estudio pertenecían a un pariente primitivo de las almejas modernas que prosperó durante el Ordovícico, segundo período geológico de la era Paleozoica. El hallazgo no deja de ser curioso, sostienen, porque se trata de un período de rápidos cambios ecológicos. Sin embargo, este gusano ha prosperado hasta la actualidad. 

“Tendemos a pensar en la evolución como un cambio constante, pero este es un ejemplo de un comportamiento que funcionó tan bien que se mantuvo igual a través de múltiples extinciones masivas”, destaca la paleobióloga, que subraya que este “grupo de gusanos no ha cambiado su estilo de vida en casi quinientos millones de años”. Algo poco habitual y que ofrece a la ciencia una perspectiva evolutiva excepcional