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Ricardo Serra: “Si actualizáramos los precios y todo valiera lo que vale, la PAC sería secundaria”

Ricardo Serra, presidente de Asaja-Andalucía

Concha Araújo

Ricardo Serra (Sevilla, 1956) lleva 12 años al frente de Asaja-Andalucía, ha formado parte de la dirección nacional y fue el primer español en la vicepresidencia de la Confederación de Organizaciones Profesionales Agrarias (COPA) de la Unión Europea. No le gusta la PAC, en general, pero creo que el acuerdo final ha sido lo más parecido a las expectativas del campo andaluz.

¿Ha cambiado mucho el sector agrario andaluz?

Por poner un punto significativo, cuando España entra en la Unión Europea se produce gran cambio. Incluso en el sentido humano porque el contexto de trabajadores que hay ha cambiado bastante. Lo más llamativo es que ahora se trata de una población más envejecida y hay un cambio muy radical en la agricultura y una pérdida desde el punto de vista de los márgenes netos de negocio. Hoy día vendemos cereales al mismo precio en pesetas que en 1986. Entonces vendía a 31,5 pesetas el maíz y el año pasado, en un repunte llegó casi a las 40 pesetas. Hemos sido levemente compensados con subvenciones que no compensan. La pérdida de ingresos no ha compensado y solamente se ha podido sobrevivir por la mejora de la competitividad de las explotaciones, que aquilatan más gastos y rendimientos pero menos margen de negocio. Entonces, un agricultor medio vivía más desahogadamente que hoy. Y el ejemplo del maíz es válido para cualquier otro cultivo.

¿Entonces, el campo no puede vivir sin subvenciones?

Hay zonas muy ricas donde el peso de la subvención es menor y otras donde, literalmente, no es que la subvención sea el margen, sino que los gastos se comen el margen. No las subvenciones, la PAC es indispensable.

¿Es esta una buena PAC?

No. La PAC en sucesivas reformas ha ido desacoplando y no hay relación casi entre lo que produce el agricultor y lo que recibe como PAC. Está todo más ligado al cumplimento de normas medioambientales que se olvidan. Que no son vitales para el campo, pero si no las cumples te quedas fuera.

¿Y qué le parece reparto interno de los fondos?

La PAC no es el IRPF. El reparto de las cargas es cuestión de Hacienda. La PAC no debe de entenderse como el reparto de carácter social de las ayudas, porque son ayudas ligadas a la agricultura. La última reforma partía de un primer documento que proponía la tasa plana, el café para todos y después de un largo proceso de negociación se ha conseguido mantener un sistema que se parece razonablemente al anterior y ahí estamos todos de acuerdo. Hay un modelo de reparto que, al final, ha conseguido lo que pedíamos, con ciertas posiciones.

Eso no lo comparten otras organizaciones

Porque son cambiantes en función del viento. Cuando salió la reforma de Ciolos [el comisario de agricultura] dijimos que tratar por igual a los desiguales era un disparate. Con ese sistema Andalucía habría perdido el 70% de ayudas y habría supuesto el abandono de muchas zonas. Por eso hemos aplaudido lo que se ha hecho porque, al final, prácticamente se ha conseguido mantener la ficha financiera, en el primer pilar [las ayudas directas]. La ayuda que reciben los agricultores antes o después del reparto es prácticamente la misma.

Con el envejecimiento de la población agraria ¿es posible el relevo generacional en el campo?

El 50 por ciento de agricultores está en edad de jubilación. Menos del 5 por ciento tiene menos 35 años. Así no es difícil deducir que en 10 años será el 70 por ciento el que esté jubilado o en edad de hacerlo. Esto es una tragedia.

¿Qué se puede hacer?

Una de las grandes oportunidades perdidas es la falta de incentivos a la renovación en la nueva PAC. Lo mismo que dice que el problema es el mercado y no hace nada. Los problemas de fondo, la renovación generacional y el mercado están ligados. Si el agricultor vende a 5 céntimos el kilo de un producto que está 1,30 en el lineal del supermercado, aumenta el desequilibrio.

Y ahuyenta a los jóvenes.

Ahuyenta la incorporación de jóvenes. También los ahuyenta la jubilación, que al agricultor medio no le da ni para comprar caramelos a los nietos. Los viejos no pueden jubilarse y los jóvenes ven el trabajo, la vida, las expectativas… y lo que deciden es irse otro sector. No hay incentivos para quedarse.

¿Cuáles serían las claves para fomentar el relevo?

Que los agricultores se puedan jubilar de una manera digna y que se produzcan incentivos fiscales para que esas explotaciones sean tomadas por los jóvenes, para que haya un relevo.

¿Tampoco hay relevo en las organizaciones?

Las organizaciones no somos más que un reflejo de lo que representamos.

¿Qué opina de esa unidad de acción de COAG y UPA?

No tengo una especial valoración. Si coinciden en sus criterios y objetivos...

¿Por qué en el campo duran tan poco los frentes comunes?

Eso habría que preguntárselo a los otros. Si se analiza el histórico nosotros no hemos variado ni un ápice la posición. Firmamos un documento de objetivos y no nos desdecimos de lo dicho. Nosotros representamos criterios empresariales, creo que el agricultor está de acuerdo con nuestras teorías y somos mucho más representativos que los otros. Nosotros vivimos de nuestros socios.

¿Por dónde pasa el futuro del campo?

El gran problema, en mi opinión, es el tema de los precios. Cuando era niño yo he visto a mi padre negociar venta de naranjas a los mismos precios que yo negocio hoy. Si actualizáramos los precios y todo valiera lo que vale realmente, la PAC sería secundaria. Y probablemente no sería más caro para los ciudadanos. Se decía hace mucho tiempo que con un kilo de trigo se compraba un kilo de pan. Ese era el margen comercial. Un kilo de trigo vale 18 céntimos y no hay más que ir a ver cuánto vale el kilo de pan. Ese es el desequilibrio que se ha producido aquí. El gran problema de los precios es que están colocando a los agricultor4es en el límite. Es un hecho reconocido incluso en la PAC y la ley de cadena alimentaria.

Ante eso ¿qué capacidad de maniobra tienen los agricultores?

Entiendo que muy poca. Algo no habremos hecho bien, frente a una distribución absolutamente concentrada y con una fuerza desproporcionada, sobre todo en los perecederos. La gran distribución ha hecho una logística muy cómoda pero cara y se la permiten porque descuentan hacia atrás. Se han organizado en plataformas, pero apretando para el campo, como se suele decir.

¿La concentración de la oferta es la panacea?

Evidentemente no. Se puede concentrar en no perecederos, en perecederos puede ser peor porque la agilidad de funcionamiento está muy limitada. Por ejemplo, el melocotón. Una plataforma necesita 80 millones de kilos para tener cierta posición frente a distribución. Gestionar un producto con 3 días de validez resulta literalmente imposible. La calidad y las grandes dimensiones tienen sus dificultades.

¿Cuáles serían las herramientas para asegurar el futuro?

Ninguna sola solucionaría el problema y ninguna es simple. Yo creo que es importante el tema de precios y la logística. Y la información al consumidor, que a veces está en la inopia y la valoración de los propio. Aquí como te descuides las cosas buenas las mandamos fuera.

¿Y un cambio de mentalidad?

De mentalidad tenemos que cambiar todos, pero en la logística de distribución poco tiene que hacer el productor. Al final la logística es algo que tiene que decidir la distribución. Podemos hacer algo pero la pelota está en más su tejado.

¿Cómo son las relaciones con la consejería de Agricultura?

Eran mejores, hemos tenido una etapa magnífica con el anterior consejero al que aplaudimos por su extraordinaria gestión al frente de la consejería y en la defensa de la PAC que, sin que nos encante, corrige el despropósito del comisario Ciolos. Ahora no es que sean malas pero no existe la misma sintonía y hemos tenido diferencias por el resultado PAC, como es sabido.

¿Y con el ministro?

Está en Madrid, que es un poco lejos. Igual que al consejero, aplaudimos al ministro, aunque en otras cosas debería hacer un esfuerzo. En el caso de la energía, aunque no sea competencia de su ministerio, debería ser él quien liderara nuestras demandas, porque después del esfuerzo en modernización de regadíos, para ahorrar agua, no puede ser que nos estén asfixiando con las tarifas eléctricas.

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