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Agosto 1936

Rafael González Morera / Rafael González Morera

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Si escribo estas cosas de julio y agosto de 1936 es por dos cuestiones que están de plena actualidad en el verano de 2008: la ley de Memoria Histórica y la asignatura Educación para la Ciudadanía. Durante los 40 años de dictadura fascista del General Franco, nos dieron la asignatura de Formación del Espíritu Nacional, y la única memoria histórica que nos contaron fueron los asesinatos de los rojos, mientras que de los asesinatos de los fascistas y la colaboración con Franco de la Iglesia Católica no nos contaban nada. Nos contaban: mentiras. A principios de agosto de 1936 el pánico, el terror en el campo de prisioneros de La Isleta se palpaba en la playa de Las Canteras, en las Alcaravaneras, Triana y Vegueta, en Telde, Arucas, Gáldar, Guía, en toda la isla de Gran Canaria.

El 5 de Agosto de 1936 fueron asesinatos en el campo de tiro de La Isleta los diputados del Frente Popular, Eduardo Suárez Morales y Fernando Egea Ramírez, ganadores de las elecciones de febrero de ese año con la coalición de izquierdas. Eduardo Suárez era un contable que trabajaba en los Betancores, y Fernando Egea farmacéutico de Agaete. A las seis de la mañana de ese día de agosto los presos políticos del campo oyeron las descargas fatídicas que acababan con las vidas de estos dos políticos de izquierda. Una gran indignación recorrió los barracones de los presos, y muchos de ellos fueron apaleados por protestar por los fusilamentos, por los cabos de vara, los militares, los falangistas. Suárez y Egea fueron procesados en juicio sumarísimo en tiempo record, sin ningún tipo de defensa, y a la esposa de Fernando Egea, que estaba embarazada, le impusieron 26 años y ocho meses de prisión, igual que al concejal y consejero del Cabildo, Pedro Delgado Quesada. El Tribunal Militar estuvo formado por el teniente coronel fascista, Luis Mateos Alvarez Rivera, y el capitán faccioso, José Nieto Ventura. Por esos días las torturas, las purgas con aceite de ricino, las palizas casi hasta la muerte, empezaron a recrudecer.

Por entonces las Brigadas del Amanecer, dirigidas por Eufemiano Fuentes, empezaban con las terribles “sacas” y “paseos” que condujeron a la muerte a cientos de demócratas canarios. Una vez más hay que recordar que en las islas no hubo frente de guerra, como ocurrió en el resto de España, que nuestra tierra quedó en manos de Franco desde el 17 de julio de 1936 por la tarde/noche, y que en esa situación de dominio absoluto los fascistas/franquistas/falangistas cometieron en toda Canarias más de 5.000 asesinatos. En Agosto de 1936 el terror no sólo se extendía por Las Palmas de Gran Canaria, en Telde, Arucas, Gáldar, Agaete, Agüimes, y otros pueblos de la isla, los asesinatos eran el pan nuestro de cada día, líbranos Señor de los fascistas, que decía una vecina de Arucas a cuyo marido lo tiraron vivo a un pozo de Tenoya. En Arucas y Telde se cebaron los falangistas cometiendo cientos de asesinatos. En San Lorenzo, hasta ese momento municipio independiente, la represión fue feroz, con el objetivo de que alcalde y concejales no protestaran para ser anexionados por el Ayuntamiento de Las Palmas por intereses económicos, por supuesto de solares y tierras y para aumentar el censo de la capital.

Desde los primeros momentos del golpe de estado militar faccioso comenzaron a detener en San Lorenzo a republicanos de todas las tendencias, liberales, federales, socialdemócratas, socialistas, comunistas. El pueblo de San Lorenzo, hoy distrito de Las Palmas de Gran Canaria, fue ejemplo de dignidad frente a los facciosos rebeldes, y por eso meses vivieron días de autmás tarde serían fusilados el alcalde Juan Santana Vega, conocido como Juan Machado, y los concejales Antonio Ramírez Graña, Manuel Hernández Toledo Francisco González Santana y Matías López Morales. La represión en San Lorenzo fue feroz, indescriptible.

A principios de agosto de 1936 Canarias se viste de luto, y las viudas son cada vez más numerosas, En el barrio de San Pedro, en Agaete, en San Isidro de Gáldar, en los Altos de Guía, las desapariciones de madrugada son cada vez más numerosas. Las viudas de San Pedro fueron la mayor expresión de la represión franquista, incluso con violaciones por parte de los falangistas. San Pedro, los Berrazales, sufrieron los desmanes de los fascistas cuyo pánico llega incluso hasta el 2008, en donde hace algunas semanas saqué el tema con mucha prudencia y un señor octogenario me dijo que por favor no hablara de esas cosas “porque puede otra vez venir un militar”. Manda huevos.

En Gran Canaria, fueron incluso asesinados vivos muchos republicanos desde los altos de la Mar Fea hasta el mar. En Ingenio, en la playa de El Burrero se cuenta que algunos republicanos fueron ahogados cuando intentaban escapar con un barquito hacia Africa. Pánico, terror, terrorismo contra el pueblo, algo indescriptible, espeluznante. En San Pedro, Agaete, cuando quieres hablar de la guerra civil española, todavía hay miedo, ahora, en el siglo XXI. Allí, al lado del hotel Los Berrazales, en donde también en esa zona hay miedo.

Mientras, en las otras islas Canarias la represión no era poca. Era mucho demasiado. Tenerife, con el campo de concentración de Fyffes, donde fueron asesinatos también cientos de demócratas canarios, algunos enviados desde Gran Canaria, otro proceso horripilante del horror del franquismo, hechos de los cuales no se sabía nada cuando eramos unos jóvenes estudiantes en la Escuela de Comercio, y la asignatura política obligatoria era la Formación del Espíritu Nacional en donde sólo nos hablaban del malvado Carrillo, de la Pasionaria, de Juan Negrín, un canario mal nacido según la propaganda oficial franquista, que robó el dinero de España para entregarlo a la Unión Soviética. El oro de Moscú, y dos piedras.

Agosto de 1936, terror, pánico, muerte. En la playa de Las Canteras dos amigas suspiraban por sus novios, recluidos, prisioneros políticos. Dos madres, en la profunda Isleta, sufrían por sus hijos y sus maridos torturados en el campo de concentración, con el miedo que fueran “sacados” y “paseados” por las Brigadas del Amanecer de Eufemiano Fuentes, y otros falangistas asesinos. Terror, miedo, pánico. Angustia de familias, terror, terrorismo. Mucho terrorismo. Fueron unos auténticos terroristas.Terror, torturas, muerte. No se pueden imaginar que pasó en La Isleta, en toda Gran Canaria, en Canarias, en 1936. Terror, pánico, muerte.

Reflexión: en Partido Popular, en la derecha española, no quieren que hablen de las barbaridades de la guerra civil. Sólo de los excesos de los republicanos, que los hubo por supuesto, pero a mi generación a través de la asignatura de Formación de Espíritu Nacional sólo nos contaron los desmanes de los rojos, no nos hablaban sino de Santiago Carrillo y Paracuellos del Jarama. De los asesinatos monstruosos de los fascistas/falangistas/franquistas, no nos decían nada. Nada de lo que hicieron en España los fascistas, en la plaza de Toros de Badajoz con los fusilamientos en masa ordenados por Queipo de Llano, ni tampoco de las barbaridades en Euskadi, con el bombardeo de Guernica, ni en Málaga, con Carlos Arias “el Chacal” mandando a republicanos al paredón a mansalva. Tampoco nos contaron nada de los masivos fusilamientos una vez terminada la guerra en Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla, Valencia. En toda la geografía española. Ni por supuesto lo que pasó en La Isleta, Gando, Fyffe en Tenerife, nada de eso, todo fue una patraña de los comunistas/judeo/masónicos. Es más, en las Iglesias Católicas nos decían que los rojos se comían a los niños crudos, y que los falangistas eran unos héroes. Recuerdo que allá por 1956, tenía doce años, un cura de la Iglesia de La Luz me dijo que los rojos republicanos habían matado a cientos de niños en Canarias. Y un profesor de Formación del Espíritu Nacional, Augusto Esparza, nos decía en la Escuela de Comercio que Franco había matado a muy pocos rojos, que tenía que haber hecho una auténtica escabechina. Eso a jóvenes de catorce, quince años. Pero pronto supe que Francisco Franco fue primero un traidor al Gobierno legal republicano que le había dado un cargo militar en Canarias y en contra el cual se reveló, y después de traidor se convirtió en un asesino en serie que asesinó a miles de españoles y al final fue un auténtico terrorista. Por eso considero que la Memoria Histórica y la Educación Ciudadana es imprescindible, Sin ánimos de revancha, pero sí con el interés general de conocer la verdad, la historia, la cultura democrática. Todo lo demás después de 72 años es una pena que todavía esté en la nebulosa y el oscurantismo, en la gran mentira de la historia contada por los vencedores. Hace falta mucha Memoria Histórica y toneladas de Educación Ciudadana.

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