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El movimiento 15-M*

Francisco Morote Costa / Francisco Morote Costa

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La fecha elegida, 15 de mayo, y la masiva movilización, dieron lugar a que se bautizase a los manifestantes y posteriormente ocupantes de numerosas plazas públicas, con el nombre de Movimiento15-M. Pero no tardaron mucho en surgir otras denominaciones. En la prensa internacional, particularmente en la de habla inglesa, se habló de la spanish revolution, por el carácter masivo y las exigencias de una democracia verdadera que el Movimiento 15-M demandaba. Y, finalmente, surgió también para identificarles el término Indignados, del título del libro de S. Hessel ¡ Indignaos!, obra donde, desde la memoria y la experiencia de los más del 90 años del autor, se daba la voz de alarma sobre la pérdida de las conquistas sociales y laborales obtenidas tan duramente por las clases populares y trabajadoras en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Por consiguiente, esta denominación complementaria calificaba el estado de ánimo de las decenas de miles de personas que de este modo expresaban su disgusto no sólo con una situación de carencias democráticas, sino también con la forma en la que se estaba sustanciando en España la salida de una crisis financiera, económica y social en la que, una vez más, las clases populares debían correr con los máximos sacrificios y los responsables de la crisis, la élite financiera y empresarial, y los partidos y gobiernos que por acción u omisión habían consentido la instauración de un modelo desarrollista basado en el monocultivo de la construcción, eludían cualquier responsabilidad y, por lo tanto, la asunción del esfuerzo correspondiente. Y es más, posiblemente, la cuestión iba aún más allá, porque si bien en los años de prosperidad del modelo del ladrillo, no se produjeron protestas de esta naturaleza, lo cierto es que la política del palo y la zanahoria, consistente en ofrecer trabajos precarios y mal retribuidos- el mileurismo y menos-, “ compensados” con la apertura a créditos bancarios aparentemente generosos para el acceso a una vivienda sobrevalorada y a diferentes bienes de consumo, tampoco podía llenar plenamente las expectativas de vivir al menos como sus padres de una juventud que, en su conjunto, era la mejor preparada de la historia del país.

En las manifestaciones del 15-M y en las asambleas ciudadanas que le siguieron, en Madrid - Puerta del Sol-, en Barcelona - Plaza de Cataluña-, y en tantas y en tantas otras ciudades, incluidas las nuestras, hallaron su expresión las ideas y lo sentimientos que se guardaban en el corazón de decenas de miles de personas: “ ”Democracia Real Ya“; ”Lo llaman democracia y no lo es“;” No nos representan“, ”No somos mercancía en manos de políticos y banqueros“, o lemas de las plazas ocupadas como ” Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir“, ” Nuestros sueños no caben en sus urnas“,o ” Pienso, luego estorbo“ y la despedida final de la Puerta del Sol con la invitación a la ciudadanía a comprometerse: ” Nos mudamos a vuestras conciencias“.

En fin, ¿ qué sucedió para que el sábado 15 de mayo de 2011 salieran a la calle decenas de miles de ciudadanos indignados exigiendo más y mejor democracia y reprobando a políticos y banqueros?

Ante todo y como telón de fondo hay que situar un primer factor, la crisis financiera y la recesión económica que había estallado en 2008 y sus devastadores efectos sobre el empleo y el bienestar social. La pérdida de millones de puestos de trabajo, el drama del desempleo, que alcanzó al 45% de los jóvenes en edad de trabajar, el desahucio de miles de familias, la precarización del trabajo?

A esa circunstancia había que añadir un segundo factor: el giro casi copernicano, a partir de mayo de 2010, de las políticas económicas y sociales del gobierno Zapatero, que hasta ese momento habían sido políticas de estímulo del gasto público, con el fin de reactivar, mediante la inversión pública, la actividad económica para la creación de empleo, pero que desde esa fecha, tras recibir intensas presiones desde el Eurogrupo, con la Canciller Merkel a la cabeza y hasta el propio Presidente estadounidense Obama para que contuviera, al precio que fuese el déficit público, con el consiguiente riesgo para el pago de la deuda pública española, adoptó las políticas de austeridad, de ajuste y de recortes sociales, tan del gusto del ultraliberal Fondo Monetario Internacional. Este giro, traducido de inmediato ? 12 de mayo de 2010 -,en medidas de reducción de salarios de los empleados públicos, congelación de pensiones y tijeretazo a la inversión pública, fue seguido en septiembre de ese año ? aprobación el 9 de septiembre en el Congreso de los Diputados -, de una nueva reforma laboral sin efectos positivos sobre la contratación laboral, que provocó, por un lado, el progresivo alejamiento y sentimiento de desencanto de una parte considerable del electorado social socialista y de muchos jóvenes y, por el otro, dio lugar a un endurecimiento de la posición de los sindicatos mayoritarios ? CC OO y UGT-, que en ese mismo mes de septiembre, el día 29, considerando que la reforma “ No taponaría la hemorragia del desempleo” y facilitaría “despedir más y más barato”, escenificaron la octava huelga general de nuestra reciente democracia, con un seguimiento estimable, en el contexto de una recesión muy dura, por parte de los trabajadores.

Sin embargo, la momentánea capitalización de la iniciativa sociopolítica por parte de los sindicatos mayoritarios quebró, y estamos hablando del tercer factor en el origen del Movimiento 15-M, cuando esos sindicatos mayoritarios, defraudando también las expectativas depositadas en ellos por la ciudadanía, acordaron, con el gobierno y los empresarios, en enero-febrero de 2011, una reforma de las pensiones que al retrasar la edad de la jubilación, al ampliar los años de cotización para la obtención de la prestación máxima y al recortar la renta media de los futuros pensionistas, irritó a la opinión pública mayoritaria y les enajenó la relativa confianza popular que hasta ese momento habían detentado.

Así, pues, el desempleo, en particular el de los jóvenes, la precariedad en el empleo, la abusiva situación laboral - jornadas de trabajo interminables y mal pagadas-, la irritación por los desahucios y los privilegios legales de la banca privada - dispensada legalmente de aceptar la dación de las viviendas como pago de los créditos impagados e impagables-, y la desconfianza hacia los partidos políticos, el gobierno y los sindicatos mayoritarios que habían defraudado la confianza depositada en ellos, son el conjunto de factores que explican la, para muchos, repentina y sorprendente irrupción del Movimiento 15-M en el panorama sociopolítico español.

¿ Qué es, entonces, el Movimiento 15-M?

Un movimiento ciudadano formado fundamentalmente por jóvenes, de ambos sexos, sin empleo, con empleos precarios y/o sobreexplotados laboralmente y sin certidumbres tranquilizadoras sobre su futuro laboral y vital. Un movimiento ciudadano con una base social popular, de clases trabajadoras y clases medias y con una minoritaria, pero en el espacio de la plaza pública y de las manifestaciones, visible presencia de personas en situación de exclusión social.

Este Movimiento, en el contexto de la falta de liderazgo partidista y sindical, se gestó en el mundo de la comunicación de las redes sociales, a través de Internet, bajo la iniciativa de personas jóvenes, inquietas, agrupadas en diversas colectivos con nombres tan significativos como “Juventud sin futuro” y otras. Una de ellas, “ Democracia Real Ya”, de inequívoca vocación democratizadora, fue la que en un momento de vacío de iniciativas sociales y políticas puso en marcha la propuesta de la manifestación del 15-M.

Como sabemos el éxito de la convocatoria superó las expectativas de los convocantes y la manifestación del 15-M tuvo un carácter masivo, con predominancia de la representación juvenil y, rompiendo con la imagen esclerotizada y rutinaria de esta clase de movilizaciones, con una participación y un derroche de imaginación creadora de unas generaciones que por primera vez, en muchos casos, irrumpían en el escenario de la vida pública social y política.

Parte de esa nueva forma de concebir la reivindicación social, a la vez que reconocimiento a la lección y el ejemplo dados por los jóvenes de la Primavera árabe, que en Túnez y en Egipto habían ocupado la plaza pública, fue la decisión de ocupar también las plazas públicas en España, la Puerta del Sol, la Plaza de Cataluña, en Las Palmas el Parque de San Telmo, etc.

Todos conocemos lo que sucedió. La mayor o menor oposición y represión inicial de las autoridades de distinto rango a la ocupación; la intensa actividad democrática en el ágora pública, el asamblearismo, la tormenta de ideas, y también, como no, los inevitables conflictos, en algunos casos, en cuanto a tácticas y estrategias entre los integrantes de un mundo tan heterogéneo como el de los acampados en las plazas públicas.

La experiencia del 15 de mayo y de la subsiguiente ocupación de los espacios públicos, como lugares abiertos a la práctica de una democracia directa, participativa, popular, contó con la simpatía y la comprensión, estadísticamente comprobada, de una gran mayoría de la opinión pública ciudadana y también con la reprobación de sectores minoritarios, tanto por los perjuicios económicos declarados, caso de los comerciantes de la Puerta del Sol como, sobre todo, por razones político-ideológicas: el Movimiento 15M por su forma y por su fondo, no era percibido por los sectores sociales, mediáticos y políticos conservadores y reaccionarios de la sociedad española, muy poderosos económicamente hablando en algunos casos, como afín a ellos, sino más bien todo lo contrario.

¿Cuál es, entonces, el color político del Movimiento 15-M?

Para mi no hay la menor duda, se trata de un movimiento social y político de carácter progresista, puesto que no rechaza la democracia, al contrario exige mucha más democracia, porque quién la exige es pueblo y como tal percibe que la democracia, el poder del pueblo, ha sido secuestrado y usurpado por partidos y gobiernos que no están al servicio de la ciudadanía, sino al servicio de los poderes económicos de unos pocos, de una oligarquía financiera, de banqueros con un inusitado poder. Un movimiento progresista que reclama la dignidad de los seres humanos frente a aquellos que consideran a las personas, a ellos, a los jóvenes, simple mercancía. Que defiende activamente a la gente común que pierde sus casas y que cada día es más consciente de que no es ella a quién se puede motejar de antisistema, sino al sistema a quién se puede calificar de antiella. “No somos antisistema, el sistema es antinosotros”, han dicho, y posiblemente llegarán a la conclusión de que porque el sistema, el capitalismo es anti-ellos, ellos, consecuentemente, tendrán que ser antisistema.

¿Fue flor de un día o de unas semanas el Movimiento 15-M?

No, la convocatoria de manifestación del 15 de mayo ha sido seguida por la convocatoria de las manifestaciones del 19 de junio y del 15 de octubre. La segunda aún más masiva que la primera, con cientos de miles de personas participando, y la última con una vocación de universalidad tal que se programó para todo el planeta y obtuvo una respuesta ciudadana en cientos de ciudades de todo el mundo.

El Movimiento 15-M es hoy un movimiento internacional prodemocracia. Es el movimiento de los indignados, puesto que del mismo modo que en el mundo árabe el ejemplo de los jóvenes de Túnez se propagó al resto de los países árabes, en el mundo occidental, el ejemplo de los jóvenes indignados españoles ha sido seguido por los indignados de Europa ( Grecia, Italia, Portugal, Alemania, Reino Unido ) y por los indignados de EE UU ( Ocupa Wall Street y Somos el 99%) que, también, han ocupado las plazas públicas para dirigir sus criticas y su protesta contra los culpables directos de la crisis, los banqueros de Wal Street y de la City, y contra las instituciones financieras y los gobiernos ultraliberales que ponen en marcha planes de austeridad que recortan derechos sociales y amplían el número de las personas que pierden sus puestos de trabajo y se empobrecen.

Luego, tras el 15 de octubre, que se saldó con un nuevo éxito, esta vez de dimensiones internacionales, el Movimiento 15-M en España ha tenido que ajustar su actuación a la convocatoria de elecciones anticipadas el 20 de noviembre. Pero ni siquiera este hecho ha paralizado plenamente su actividad, puesto que en el contexto de la campaña, el Movimiento 15-M ha exigido cada vez con más fuerza una profunda reforma electoral que ponga fin al sistema casi bipartidista que favorece la vigente ley electoral. En la actualidad el Movimiento sigue presente en las asambleas de barrios en muchas ciudades y pueblos, en la lucha contra los desahucios y en la ocupación de edificios deshabitados para dar albergue a las personas sin hogar.

¿Cuál debería ser el futuro del Movimiento 15-M?

La respuesta varía desde quienes creen que debe seguir jugando un papel como movimiento social y ciudadano plural, de presión para la transformación económica, social y política, al menos mientras continúe la actual crisis económica y social, a quienes estiman que de no convertirse en una organización política o en la base social y electoral de una organización política con la que poder identificarse, acabará por diluirse y desaparecer.

Por mi parte estoy convencido de que las nuevas generaciones que han irrumpido en la vida sociopolítica de la mano del Movimiento 15-M se verán obligadas a continuar una lucha que es inevitable, porque el mundo ha entrado en un período de crisis que no es sólo sistémica, capitalista, sino de modelo de civilización. El estilo de vida occidental, consumista y despilfarrador por exigencia del lucro capitalista, que es el patrón del estilo de vida dominante en el mundo, es un lujo que el planeta no puede soportar. Y el capitalismo capaz de mecanizar, automatizar y robotizar la producción y de deslocalizarla siempre hacía áreas poco desarrolladas con trabajadores mal remunerados y sumisos, se ha de encontrar tarde o temprano, con que llega a los límites geográficos de la explotación. Aquellas primeras circunstancias, en ningún caso inocentes, la automatización y la deslocalización, han sido decisivas y lo seguirán siendo en la pérdida de millones de puestos de trabajo en el mundo desarrollado y, por lo tanto, las nuevas generaciones de ese mundo ? Estados Unidos y la Unión Europea, sobre todo -, tendrán que encarar el futuro conscientes de que o construyen un sistema alternativo económicamente sostenible y socialmente más justo, o estarán condenadas a vivir la decadencia de un modelo en crisis en el que ellos, convertidos en un inmenso ejército laboral de reserva de aspirantes a trabajadores, vegetará en el empobrecimiento generalizado.

Pero queda por conocer un aspecto de la cuestión del mayor interés, ¿qué piensan sobre el Movimiento 15-M sus propios actores, aquellas personas que lo han vivido y participado intensamente en él?

He escogido algunos testimonios que provienen del libro: “ Nosotros, los indignados”, de Ediciones Destino, por parecerme particularmente esclarecedores. Me referiré a las opiniones de algunas de las personas que escriben en él: Klaudia Álvarez, Pablo Gallego y Fabio Gándara.

Klaudia Álvarez ( Barcelona 1976 ): “ Tengo 35 años, una gata, un trabajo que me gusta, buenos amigos, una familia y hasta mi propia casa ¿ Por qué estoy indignada? Todo el mundo me dice que tengo motivos de sobra para ser feliz y, sin embargo, hace mucho que estoy indignada. La cuestión es que tengo muchas más cosas. Por ejemplo, un padre que hace demasiado que está en paro y unas cuantas amigas con contratos precarios, un trabajo que sigue siendo temporal después de ocho años y una hipoteca hasta que cumpla los setenta años. Pero sobre todo tengo ojos que me sirven para ver que no se trata de una situación aislada, ni siquiera de una crisis. Hace tiempo que pienso que este modelo de sociedad tiene los días contados ?”

“ Somos los nadie sin miedo y sin futuro, en Barcelona, en Atenas o en Tahrir. Y tenemos la legitimidad de lo irrebatible. Aquello que reclamamos es tan básico y de sentido común que es imposible no estar de acuerdo. Tener una vida digna es prioritario. También lo es una vivienda digna para todas las personas, sin importar donde hayas nacido. Como lo es una atención sanitaria y una educación de calidad. Y más prioritario aún es que todo el mundo deje de vivir en la precariedad. Mientras esos derechos básicos no estén garantizados no hay democracia.”

Pablo Gallego ( Cádiz, 1988 ): “ Soy un joven hastiado de la situación en España y se que no estoy sólo”. Así comencé el 9 de febrero de 2011 un post que se titulaba . Mi intención era redactar y dar a conocer un manifiesto sujeto a las modificaciones de aquellos que leyesen mi blog. Quería plasmar en un texto un listado de propuestas representativas de los jóvenes españoles. Vi en Facebook un grupo que se denominaba Juventud en Acción y les posteé mi blog. Poco después me incorporé a la Plataforma de Coordinación de Grupos Pro-Movilización Ciudadana, de donde surgió Democracia Real Ya. ¿ Quién nos iba a decir que tres meses más tarde seríamos partícipes del mayor movimiento convocado directamente por los ciudadanos en la historia de la democracia española?“

“ La actual crisis nos afectaba a los jóvenes de una manera desmesurada y comenzábamos a vislumbrar un futuro muy incierto cuando no excluyente.”

“ Los ciudadanos no nos reunimos el 15-M para boicotear la democracia, tampoco lo hicimos para formular propuestas milagro que nos sacaran de esta crisis? Nos concentramos porque sabíamos que existían una serie de problemas y que sólo con nuestra implicación podríamos conseguir solucionarlos. Conseguimos despertar la conciencia política y sólo eso ya ha sido una victoria sin precedentes en la historia reciente de nuestro país.”

Fabio Gándara ( Santiago de Compostela, 1984 ): “ Soy un indignado. Soy una de las miles de personas que, en la inolvidable primavera española de 2011, lanzó un grito a los que dicen representarme y gobernarme: . No me mueven oscuros intereses, no respondo a complot alguno: lo único que enciende mi indignación es mi sentido común y mi concepción de la justicia y de la dignidad. Soy un joven gallego de 26 años, licenciado en Derecho y Políticas, con su inevitable máster, dos años de trabajo a sus espaldas y varios meses desesperanzadores en el paro. Es decir, un perfecto representante de la supuesta española.

En efecto, pertenezco a esa generación que hace sólo unos años vivía en una burbuja de irrealidad, mimada por familias que, motivadas por el rechazo a los dogmas autoritarios del franquismo y como reacción frente a la escasez nos proporcionaron de todo en abundancia: bienes materiales, apoyo, libertad, educación ?Sumidos en esa burbuja, muchos pensábamos que todo nos vendría dado, que la vida sería un complaciente discurrir en el que alcanzaríamos metas sin problema alguno. Pero poco a poco vino el despertar y el fin de ese sueño. No fue sólo la crisis. Llevábamos tiempo asistiendo, impotentes, al desmoronamiento de nuestro futuro a través de la generalización de los contratos temporales, de los sueldos de miseria, de viviendas inalcanzables ? Nuestras ilusiones se iban esfumando, pero la reacción era siempre aplazada por el autoconvencimiento de que llegarían tiempos mejores.“

“Paulatinamente comprendí, que a pesar del aparente sueño en el que nos habíamos sumido en España, las ganas de actuar existían, sólo que aletargadas, disgregadas, como consecuencia de la peculiar idiosincrasia de un país en el que la sociedad civil siempre ha sido muy débil.”

“ Nuestra apatía sólo servía para favorecer la institucionalización de una democracia falseada, en la que el juego político se realiza en esferas alejadas del pueblo y de forma complaciente con los intereses empresariales, ignorando a las personas, a las familias y los grupos que componen esta sociedad y hurtándoles la posibilidad de decidir sobre lo que afecta a su vida y a su bienestar.”

Objetivos prioritarios

“Ante todo, hemos de regenerar nuestra maltrecha democracia, que, como la de otros muchos países sufre una deslegitimación producto de la desconexión absoluta entre nuestros representantes y los intereses ciudadanos.”

“? Nosotros, como ciudadanos, tenemos la fuerza suficiente para exigir cambios que vuelvan a poner a las personas en el centro de la política y de la economía. Lo más difícil ya está hecho: somos conscientes de que el sentido común está de nuestro lado y de que tenemos la fuerza y la capacidad para cambiar las cosas. Ahora es el momento de luchar por un mundo más justo.”

Bien, esto es lo que dicen algunos jóvenes indignados del Movimiento ciudadano 15-M y casa perfectamente con la reflexión del periodista francés del diario Le Monde y especialista en temas medioambientales Hervé Kepmf con la que termino:

“ Esta generación debe asumir el desafío más grande que haya conocido la historia humana: impedir que la crisis ecológica, que es el encuentro de la especie con los límites de la biosfera, se agrave y conduzca a la humanidad al caos; salvar la libertad, contra la tentación de la autoridad; inventar una economía en armonía con el planeta; sembrar las plantas del futuro para que las próximas generaciones hagan florecer a su modo las sociedades del tercer milenio. No es el fin de la historia, es el comienzo de una nueva historia. La vida de esta generación no será simple. Pero será densa.”

* Conferencia impartida en la Fundación Canaria Manuel Velázquez Cabrera , en Tiscamanita ( Fuerteventura ), el 13 de diciembre de 2011

Francisco Morote Costa

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