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Multinacionales del mundo, uníos

Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, en inglés TTIP.

José A. Alemán

Adam Smith pensaba que lo importante no es la riqueza de una nación sino la del conjunto de todas las naciones y que eso podría lograrse estimulando el libre comercio. Éste, pensaba, haría crecer al mercado indefinidamente y enriquecería a todos los países. Sus ideas predominan en el mundo actual aunque con unas connotaciones en que no se hace la menor concesión a los pueblos del mundo hasta extremos que alejan al liberalismo de las intenciones de Smith. Casi todos los economistas occidentales piensan que las restricciones al comercio entre países entorpecen a las economías nacionales y que levantar barreras al comercio internacional es hoy criticado y calificado de proteccionismo negativo para la “riqueza de las naciones”.

Esta es, más o menos, la descripción que hacen Blanca Azcárate y Ferrán Montesa de la situación en el mundo de hoy en la introducción a un dossier que ofrece el número 8 de Punto de Vista, editado por el mensuario Le Monde Diplomatique bajo el título “Una OTAN de la economía”. Se trata de una serie de trabajos en los que diversos especialistas reflexionan sobre la sopa de letras que son hoy día los acrónimos de organizaciones, asociaciones, tratados comerciales, áreas económicas y demás que apuntan a un mundo cada vez más deshumanizado. Ellos no lo dicen pero, qué quieren, leyendo los artículos de este dossier barrunto que la crisis que padecemos la han provocado quienes desean hacer borrón y cuenta nueva, acabar con los derechos ciudadanos, con el poder político que defienda esos derechos, con las organizaciones sindicales, con el estado de bienestar, en definitiva con todos los logros sociales para despejar el camino a las multinacionales que detestan la redistribución de la riqueza. Lo que van consiguiendo a juzgar por informes como el que Oxfam Intermon presentó en la última reunión anual del Foro de Davos.

Según este informe, 85 personas acumulan un capital equivalente al que dispone la mitad más pobre de la población del planeta. Añade que ahora mismo el 1% de las familias más poderosas acaparan el 46% de la riqueza mundial y en lo que España se refiere, 20 personas poseen una fortuna similar a los ingresos del 20% de la población más pobre. Es el resultado de la aplicación de políticas que nos son muy familiares: la desregulación y la opacidad financieras, los paraísos fiscales, la reducción de tipos impositivos a las rentas más altas y los recortes en la inversión y la protección social. Dado que se ha convertido en mantra de la política española en materia fiscal que más paguen quienes más tienen, los autores del informe recuerdan que desde fines de 1970 los tipos impositivos sobre las rentas más altas se han reducido en 29 de los 30 países de los que hay datos, lo que significa que los ricos no sólo ganan más sino que pagan menos impuestos. Son datos, hechos, políticas que están ante nuestros ojos y debería preocuparnos que toda esa información no movilice a los gobiernos para cambiar las cosas. Lo que indica en cuanta medida están ya controlados.

España no escapa a esta dinámica pues son frecuentes los casos en que los intereses de una minoría se han impuesto a la mayoría con unas políticas perniciosas que tienen que ver con el origen de la crisis. Salvo en muy cortos espacios de tiempo se ha gobernado siempre en España no sólo a favor de los poderosos sino abiertamente contra el pueblo llano. Los mercados financieros, tan alejados del común, han impulsado drásticas medidas de austeridad que han golpeado a las clases baja y media, mientras los grandes inversores se han aprovechado de planes de rescate público. Eso es lo que hay y lo que seguirá habiendo, mucho me temo, después de las próximas elecciones, si las hay.

Los objetivos de las transnacionales o multinacionales, que son los grandes inversores que manejan el planeta y los gobiernos cada vez más a su gusto, no son nuevos sino que ya los prefiguraban en la década de 1970 la Organización Mundial del Comercio (OMC) que los ha ido ajustando, mediante avances rápidos o menos rápidos, según las circunstancias, hasta llegar al punto en que ya está cerrado el TPP (siglas inglesas del Tratado Transpacífico de Cooperación Económica) y se continúa con el TTIP (Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversión en siglas inglesas) entre Estados Unidos y la UE.

El TTIP se sigue negociando a escondidas, en el mayor de los secretos, con la expresa prohibición de darle juego a periodistas y ciudadanos. Quienes participan en las negociaciones han sido juramentados para no filtrar nada, si bien ha trascendido que su propósito principal es consagrar y apuntalar el poder de las grandes compañías que actúan a escala mundial por encima del de los gobiernos nacionales. Se han servido de la crisis para desmontar las defensas de las sociedades y ahora van a “perfeccionar” su control sobre los gobiernos. Así, en virtud de ese tratado, se podría llevar a los tribunales a los gobiernos que tomen medidas que perjudiquen las expectativas de beneficios; como una reforma laboral, una legislación de protección medioambiental o los controles sanitarios de los productos, las exigencias de etiquetado, del que desaparecería indicaciones acerca, por ejemplo, de si se trata o no de productos genéticamente modificados. Esas normas y otras por el estilo las exigen los grandes consorcios europeos y estadounidenses y tendrían rango de ley por lo que los gobiernos tendrán que aceptarlas. En caso de incumplimiento, serían denunciados y juzgados por tribunales especiales dedicados a estas materias. Han logrado salvar el secreto de las reuniones pero no impedir que se sepa por donde van los tiros.

Parece claro que los gobiernos están dispuestos a aceptar lo que salga y amoldarse a las normas que establezcan los grandes consorcios europeos y estadounidenses que tendrían rango de ley. Los tribunales que entiendan de las denuncias contra los gobiernos serán especiales y con capacidad para imponer fuertes sanciones por perjudicar los beneficios de la empresa denunciante. Los gobernantes quedarían sin capacidad de maniobra ni más opción que negociar con los ejecutivos empresariales en aquellas materias que se les autoricen.

En el terreno de las finanzas no correrán los mejores tiempos para la inversión productiva al tiempo que se levantarán todas las barreras a las inversiones de riesgo y se impedirá el control gubernamental sobre el volumen, la naturaleza o el origen de los productos financieros. Particularmente activo se muestra en este campo el Deutsche Bank con actuaciones y actividades que están dando mucho que hablar y no bien. No hace mucho un articulista lo calificó de “fétido”, nada menos. Es el mundo feliz que nos tienen prometido.

Lo que honra a Soria

Varios dirigentes del PP se lanzaron días atrás a proclamar cuanto honra a Soria su renuncia al ministerio, a la presidencia del PP canario y a su marcha de la política. El último ha sido Rajoy. Se les nota a los peperos cuando funcionan por consignas y en cuanta medida se les ha empobrecido la función de elogiar que tan engrasadita tenían los padres fundadores del partido para los que no había honra sin prez. En Soria, por lo visto, no hay prez. Todos han repetido el mismo palabro, honra, con olvido de sinónimos como dignidad, autoestima, prestigio, crédito, reputación, honorabilidad, decencia, honestidad, integridad, etcétera, favor por el que les quedo tan agradecidos que me olvidaré de los antónimos, no en contrapartida sino para no acabar en el Juzgado, que Soria se pone de lo más pesados con esto de las querellas.

La insistencia en la honra soriana tuvo la virtud de acabar de persuadir a los que pasan por plumillas agudos del ascendiente de Soraya Sáenz de Santamaría, que suena para suceder a Rajoy. Dijo ella lo de la honra de Soria y pegaron todos a honrarlo sin que nadie aclarara qué prefiere, si honra sin barcos o barcos sin honra aunque sospeche que en este caso manda lo segundo.

Hubo quienes trataron de colocarle al ex ministro alguna medalla al mérito. Para lo que le atribuyen el incremento de la afluencia turística. Sin caer en la cuenta de que es tanto como responsabilizar a Soria de los desastres de Túnez, Egipto, Turquía y Siria, por citar a los que Exceltur atribuye una pérdida de casi 900.000 visitantes que han recalado sobre todo en Canarias, Cataluña y Andalucía. También destacan los inasequibles al desaliento su gestión energética, cosa que no tiene menos coña pues en los años en que estuvo de ministro España pasó de liderar el desarrollo de las renovables a boicotear el futuro de estas energías dejando al país en los últimos puestos.

Por lo demás, ya saben que Cospedal ha tenido que intervenir para que no se le desmadre el PP canario entre los aspirantes a suceder al ministro honrado. Diz que Asier Antona quiso aprovechar el desconcierto inicial y hacerse con el mando, cosa que no debería reprochársele. Al fin y al cabo, para llegar lo más alto posible están la mayoría de los políticos y Antona es el lógico sucesor al menos durante el tiempo que le lleve a los peperos preparar su congreso y elegir a quien suceda a Soria. Era lógico, asimismo, que se procurara apoyos en Génova para hacerle ahora frente a los hermanos Hernández Bueno, huérfanos de Soria, y a Juan José Cardona, que es adoptado y que en su nueva etapa de concejal está confundiendo la oposición con dar el coñazo auxiliado desde la banda por el concejal Sabroso. La tesis fundamental en contra del palmero es que hará perder peso político a Gran Canaria, cosa que el hombre niega y califica esa manera de ver el asunto como de “vieja política”: ya sólo le queda llamar “casta” a los Bento y dejarse la coleta.

Tenía que cerrar esta colaboración semanal antes de que se reunieran los peperos y eligieran a Antona por orden directa de Madrid. Así que no sé cómo habrá ido la reunión. Me negué a esperar porque ya tuve bastante trastorno la semana pasada con lo de Soria y no tengo interés alguno en el asunto. Aunque supongo que la marcha de Soria hará más tolerable el mundo de la política en Canarias.

Y nada les digo de la actitud de Fernando Clavijo ante la marcha de Soria. Ya Carlos Sosa se encargó de dar alguna de las razones de su “humanitaria” comprensión que le dio, incluso, para creerse la sucesión de mentiras que determinó su dimisión. Se olvidó de que no estaba en el entorno canario y no calculó que fuera de las islas es bastante más complicado imponerse a los responsables de los medios. Pensó que con las mentiras habituales pasaría todo y se encontró con que no, con que ya es demasiada la carga de irregularidades y delitos acumulados por el PP en un ambiente de sospechas en el que los políticos no consiguen que la gente los crea. Con la excepción de los interesados en tragarse las bolas que, como Clavijo, olvidó de la ristra de asuntejos raros que orlan la carrera política de Soria que se acostumbró a un tratamiento judicial diferenciado. “¡Estás bonito tú!” le espetó Toñi Torres, la ex presidenta del PP de Telde que tuvo un trágico final. Sin embargo, en el propio PP hay gente que ha tenido la prudencia que le faltó a Clavijo de no hacer el elogio del ex ministro. Por miedo a que cualquier día se descubra algún pastel.

Clavijo, a la vista de que más de uno se le puso serio, aclaró que no pretendía legitimar nada, qué va, sino tener eso, un detalle de humanidad para quien no debe estar pasándolo bien; aunque, digo yo, seguro que no se sentirá tan mal como los que han padecido sus vengativas persecuciones simplemente por no compartir sus ideas políticas y la forma de llevarlas a la práctica. Sin embargo, Clavijo se esforzó desde que llegó a la presidencia por rehabilitar la imagen de Soria y según las lenguas de doble filo acariciaba la posibilidad de sustituir su apaño con el PSOE por otro con el PP que debía parecerle más gratificante.

Otro sí Noemí Santana, de Podemos, que se está estrenando ahora mismo como diputada y se le nota. No puede exigírsele ya una madurez imposible antes de que acabe el rodaje. De tenerlo hecho no le hubiera dado tanta importancia al derroche de humanidad con Soria de Fernando Clavijo. Es un asunto que solo vale para ironizar de pasada y como alimento al trabajo diario de los plumillas a los que les ha caído la maldición de la información política en plan de ¡hay que ver las cosas que dice este hombre! No es ninguna novedad la inclinación derechosa del presidente canario, que no es nueva, con la que sintoniza muy en su derecho. Afeárselo, como acaba de hacer Noemí Santana, no sirve sino para entretenernos en medios días habiendo días enteros. Como esa ley del Suelo que andan trajinando que no ha tenido las críticas que merece. No creo que quienes preparan el TTIP que mencioné en el primer epígrafe de esta entrega tengan que hacer demasiados esfuerzos imponerle su autoritas al Gobierno canario. Más certeros estuvieron sus compañeros concejales en el Ayuntamiento de Telde que presentaron una moción al pleno solicitando que lo declaren, al ex ministro, persona non grata en la ciudad. Digo que aciertan no tanto por el castigo que solicitan, en el que no entro ni salgo, sino porque la moción es en sí una relación del trato que ha dado Soria a la isla. Que ahí está por mucho que se esfuerce el PP en negarlo.

Tenía pensado rematar con lo de Rita Barberá para la que el juez ha solicitado al Senado que sea investigada por blanqueo de dinero. Era un tanto extraño que empapelaran a todo su equipo de gobierno en el ayuntamiento de Valencia menos a ella, un personaje de peso del PP y la jefa de cuanto movía el partido en la ciudad del Turia y con peso en la organización estatal pepera. Pero hablar de estos personajes me deprime. Ya no sé si son centenares o miles los peperos implicados en feos asuntos y no les cuento si, encima, añadimos los que no pertenecen al PP. O sea, que dejo a Barberá para otra ocasión.

 

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