El carnaval de Las Palmas corona a una provocadora y crucificada virgen Drag

'Drag Sethlas', con la fantasía '¡Mi cielo yo no hago milagros. Que sea lo que Dios quiera'. EFE/Elvira Urquijo

Efe/Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

Drag Sethlas se ha coronado en el Carnaval de La eterna primavera de Las Palmas de Gran Canaria. Con la fantasía ¡Mi cielo! Yo no hago milagros, que sea lo que Dios quiera, del diseñador Nelson Rodríguez Moreno, y una provocadora puesta en escena, se ha convertido en el favorito del público, de la mesa de periodistas y de la de los especialistas.

Llegó literalmente como una virgen -vestido como una imagen del Pino, Patrona de la Diócesis de Canarias, y a ritmo de Like a prayer de Madonna-, pero no fue ningún milagro que Sethlas se coronase Drag Queen del carnaval de la capital grancanaria.

Habitual en el podio en ediciones anteriores, Sethlas logró por fin la banda de reinona de las fiestas de la ciudad con un repertorio de acrobacias imposibles sobre unas plataformas infinitas, pero sobre todo, con la estética rompedora de un drag crucificado, con su corona de espinas y su lanzada en el costado.

La reacción de las más de 6.000 personas que presenciaron en directo su actuación en el parque de Santa Catalina ya hacía presagiar dos cosas: el segundo puesto que obtuvo en 2016 podía quedársele corto y era muy probable que su provocación trajera cola.

De hecho, de inmediato pudieron leerse todo tipo de mensajes al respecto en Twitter -donde la gala drag fue tendencia mundial-, desde quienes proclamaban que Sethlas acababa de regalar al público el mejor número en dos décadas de certamen, hasta quien se preguntaba si hubiera atrevido a lo mismo con el Islam o quien se tomaba su performance como una suerte contestación a la doctrina de la Iglesia católica sobre la homosexualidad.

El primer finalista fue Drag La Tullida, con un diseño de Nelson Rodríguez y Rafael Déniz titulado Aunque la bella se vista de seda, marica se queda.

Los otros tres finalistas fueron, por este orden, Drag Orion, con la fantasía El diario de Orión. Tema del día: ¿Que por qué en España no se nos toma en serio? Yo se lo explico; Drag Ikaro, con el diseño Reina del Desierto, y Drag Vulcano, con la fantasía Me tienes negra.

Como salida de un cuento, La Bella Tullida bailó con una bestia muy peculiar, que incluyó todo el atrezzo de la tradicional historia de Beaumont. La Tullida se dejó elevar por su equipo de baile, que abandonó pronto sus personajes para lanzar a la protagonista al palmarés de las drag, en medio de volteretas de vértigo, que culminaron con un beso de película.

Por su parte, Drag Orión presentó una España diferente en su sátira-espectáculo por el que desfilaron Beyoncé, Whitney Houston, Belén Esteban y Julio Iglesias. Las pezoneras de su comitiva de acompañantes tampoco pasaron desapercibidas y dejaron para el balance de la gala el baile más atrevido de la noche.

Con un lleno a rebosar, el parque de Santa Catalina volvió a vibrar con la ceremonia más esperada de la fiesta de las máscaras.

Ni el frío ni la amenaza de lluvia pudieron reprimir los ánimos del público que abarrotaba el recinto, en un evento que arrancó con una obertura de más de 300 personas. Música, color, energía y el ritmo de una multitudinaria coreografía sirvieron de inauguración a una de las noches más esperadas del Carnaval.

El gran espectáculo musical encendía la mecha de una velada mágica, que recibió a las comparsas ganadoras, la Reina del Carnaval, Esther Pérez, y a Grimassira Maeva, reinona saliente.

Como un auténtico huracán, Grimassira -ganadora del certamen en 2014 y 2016- se volvió a hacer con el escenario del parque Santa Catalina con Competissira, la versión más bailonga y canalla del personaje que ha creado Rayco Santana.

Su exhibición de baile arrasó con todos los estilos e hizo volver a pisar fuerte a las plataformas rosas más famosas de las redes sociales, donde los seguidores de Grimassira son legión.

La vigésima gala Drag Queen del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria ha sido presentada por las actrices Yanely Hernández y Anabel Alonso y por el periodista Roberto Herrera.

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