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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Panorama después de los avales

Gustavo Matos, Patricia Hernández, Sebastián Franquis y Dolores Corujo

Carlos Sosa

Una gran parte de los militantes socialistas de Canarias se ha rebelado contra la quietud. Los nuevos tiempos ya no son del aparato, ni de los medios de comunicación que apoyan al aparato; ni de los poderes salvajes que apoyan a la candidata del aparato y de la quietud, la de la respetable alternancia del bipartidismo. Esos tiempos ya han cambiado: en la política de Canarias ya no existe José Manuel Soria, y aunque a su sucesor se le escapen de vez en cuando algunos ramalazos autoritarios, ya no chirría en absoluto pensar en un Gobierno entre socialistas y populares que acabe con la resignación canaria de Coalición Canaria. La reforma electoral se pone a tiro de piedra y ya empiezan a entrar en la cárcel los corruptos del régimen y los empresarios corruptos del régimen.

La militancia socialista canaria no es ajena a los peligros que acechan al PSOE a escala federal, con una inquietante amenaza de sorpasso torpemente contestada por la vieja guardia con más de lo mismo. Y tampoco es ajena a la orfandad en la que está sumido el partido en Canarias desde que se marchó José Miguel Pérez y dejó en manos de una gestora con escaso punch político los designios del aparato.

La gestora socialista canaria es la gran derrotada en este primer acto de las primarias del PSOE. Fue montada para reforzar a la candidata a la presidencia del Gobierno, por entonces vicepresidenta, y cogida con ella de la mano se están cayendo con todo su equipo. Puede no haber sido de su exclusiva culpa perder el Gobierno, compartido con un socio mentiroso y desleal, pero tras aquella última humillación de diciembre, la dirección del partido y del grupo parlamentario no han conseguido establecer una estrategia clara de combate contra Coalición Canaria: ahí está la vergüenza permanente de La Laguna, con un gobierno municipal en el que el PSOE forma parte de la manera más extravagante posible, tres concejales dentro, dos fuera, incapaces todos ellos de desenmascarar una gestión cargada de más sospechas que aciertos.

En el Parlamento, aparte de algunas escaramuzas dialécticas atractivas, el inmovilismo es desesperante por culpa de los viejos métodos. Que los acuerdos para sacar a Coalición Canaria de las instituciones estén bloqueados por el deseo personal de una vieja gloria, Paco Spínola, de presidir la Audiencia de Cuentas, dice bastante de la falta de inteligencia y de adaptación a los nuevos tiempos de la provisional dirección del PSOE canario.

Hasta el liderazgo de la gran esperanza socialista, Patricia Hernández, elegida en atolondradas primarias en 2015, se tambalea dramáticamente. Es en Tenerife, y particularmente en su feudo de Santa Cruz, donde es secretaria general, donde se estrella espectacularmente el aparato socialista en su defensa de Susana Díaz. Vistos los resultados en la recopilación de avales, resulta hasta grotesco recordar las palabras que pronunció Patricia Hernández en el acto con Susana Díaz cuando dijo aquello de que habían pinchado en la convocatoria porque la militancia se había ido a un bautizo. Probablemente el de un tal Pedro.

Poner tu nombre y tu firma en un documento de aval a un candidato compromete en ocasiones mucho más que tu propio voto. Es más que probable que en determinadas agrupaciones locales haya habido más avales a Susana Díaz que los votos que vaya a obtener en las urnas cuando se celebren las primarias. Y, en consecuencia, es más que probable que Pedro Sánchez obtenga mejores resultados que los que aparecen en los avales.

Ese panorama dibuja en el PSOE de Canarias un escenario bastante curioso. Históricos como Chano Franquis, siempre pegado a la oficialidad, ha adoptado en este proceso un perfil bajo debido a sus simpatías hacia Pedro Sánchez, del que siempre ha sido valedor, en contraposición a su condición de diputado profesionalizado de la abstención. Si ganara Sánchez, su influencia en el futuro PSOE de Canarias será muy importante. Pero si fuera la presidenta andaluza la que se alzara con la secretaría general del PSOE, quien tiene todas las papeletas para ser referencia y, probablemente secretaria general, es la lideresa socialista de Lanzarote, Loli Corujo, que ha conseguido un respaldo indiscutible para Susana Díaz en la isla. Le han seguido en el susanismo Blas Acosta (Fuerteventrura) y Alpidio Armas (El Hierro), quien no perdona los conflictos que padeció con la Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez por la moción de censura en La Frontera.

Frente a los susanistas, se alzan los críticos pedristas en Tenerife derrotando a la gestora y a Patricia Hernández en una isla que puede ser decisiva ante el inminente congreso regional. Como lo puede ser La Palma, donde su secretario general Anselmo Pestana, apostó nuevamente por Pedro Sánchez pese a haber sido expulsado en tiempos de Gaspar Zarríaz junto a los díscolos del Cabildo por no romper su acuerdo con el Partido Popular.

Este primer acto de primarias se salda en Canarias con un panorama muy interesante en el PSOE. Si la militancia elige a Susana Díaz como secretaria general, es más que probable que se pongan tras Loli Corujo no solo los susanistas archipielágicos, sino también los críticos de Tenerife y los chanistas de Gran Canaria. Pero si quien vence las primarias es Pedro Sánchez, pudiera darse una posición distinta y mucho más abierta. Algunas negociaciones ya están oficiosamente abiertas para que el próximo secretario general sea de Tenerife. Y dan el nombre de Gustavo Matos.

Loli Corujo y Gustavo Matos son diputados, lo que habilitaría a cualquiera de los dos (o a ambos a la vez) a negociar y formar parte de un nuevo gobierno autonómico antes de 2019. Con el PP o sin el PP. Hay que esperar a los congresos venideros, pero algo huele a cambio en el PSOE canario.

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